37. Cumpleaños

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Hemos hablado y hablado y hablado, sentados juntos sobre la cama del cuarto de juegos, yo sobre su regazo y rodeándonos con las piernas mutuamente. La sábana de satén rojo nos envuelve, y no tengo ni idea de cuánto tiempo ha pasado.

- Emi... tengo una pregunta... ¿Qué piensas de la marca de Niko?

Ladea la cabeza confundido.

- Eh... Me alegró por mi hermano, pero...

- ¿Pero...? – cuestiono.

- Yo ya lo sabía – admite y yo abro mucho los ojos.

- ¡¿Qué?! – exclamo sorprendido - ¿Cuándo...? ¿Cómo...?

- Eduardo nos mandó un breve mensaje, pero pidió que no dijéramos nada... Ya sabes, Nikolás quería ser el responsable de contarte sobre eso – dice, encogiéndose de hombros.

- ¿Se los mandó a...?

- A todos los hermanos Marcos – contesta – Fue hace una semana creo, la verdad es lo que había olvidado... Hemos tenido una semana tan intensa que no había pensado sobre eso.

Le sonrío.

- Ahora Niko y yo seremos cuñados – le digo y él me devuelve el gesto – Claro, cuando se case con Edu.

- Eh...

- ¿Qué? – cuestiono – No me digas que ya se comprometieron.

Niega con la cabeza.

- No. A lo que voy es que me parece que para Edu esto ya forma parte de un compromiso... Ya sabes, el lazo.

- Ah. ¿Entonces no crees que se casaría con...? – pregunto, sintiendo una pizca de desilusión.

- No lo sé. No pienso meterme en eso, Joaco – dice de inmediato – En eso Eduardo y yo somos parecidos, ambos analizamos las cosas y las informamos... luego. Bueno, puede que yo me demoré más – añade, poniendo los ojos en blanco.

Ay, él solito se dio cuenta.

- Bueno, será cuándo tenga que ser – concluyo y luego dirijo la vista hacia otro lado, acordándome de algo – Por cierto... Todas las varas han desaparecido.

Él mira en la misma dirección.

- No creí que fueras a querer usarlas – susurra.

- Tienes razón.

- ¿Deseas que me deshaga de algo más? ¿De todo eso? – señala los látigos, las palas y las correas que están alineados en la pared de enfrente.

- De esa fusta no... la marrón. Ni del látigo de tiras de ante.

Él me mira y sonríe.

- Entendido, futuro señor Marcos. De verdad eres una caja de sorpresas, Joaquín. Nunca me imagine que me regalarías estas cosas – confiesa.

- Usted también lo es, señor Marcos... Siempre ha sido una caja de sorpresas, y es algo que adoro y me frustra de ti.

Lo beso con cariño en la comisura de la boca.

- ¿Por qué te frustra? – inquiere.

- Porque soy curioso y me gusta conocer todo lo que sucede – murmuro.

- Interesante... ¿Y qué sí adoras de mí? – pregunta con los ojos muy abiertos.

Wow. No me imaginé que me lo preguntaría. Sé que le cuesta hacerlo y le cuesta aún más aceptarlo.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora