9. En un solo día

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En el ascensor, Emilio me observa.

- ¿Sigues molesto conmigo? – pregunta.

- Sí, mucho.

Asiente.

- De acuerdo – dice, y mira al frente.

Cuando llegamos, Textos nos está esperando en el vestíbulo. ¡Qué rápido! Siempre aparece sin que me de cuenta. Coge mi maleta.

- ¿Welch ha dicho algo? – pregunta Emilio.

- Sí, señor.

- ¿Y?

- Todo está arreglado, señor – le contesta.

- Excelente. ¿Cómo está tu hija, Textos? – inquiere mi Alfa con amabilidad.

- Está muy bien, gracias, señor.

- Qué bueno. Vendrá un peluquero a la una. Se llama Franco De Luca.

Textos asiente con la cabeza.

- Joven Bondoni – me saluda el beta haciendo un gesto con la cabeza.

- Hola, Textos. No sabía que tenías una hija.

- Sí, joven.

- ¿Cuántos años tiene? – pregunto.

- Siete años.

Emilio me mira impaciente. Sí, definitivamente toda esta situación lo está alterando.

- Vive con su madre – explica Textos.

- Ah... Con razón.

Textos me sonríe y yo le correspondo el gesto.

Nunca me imagine que Textos fuera padre. Es algo muy inesperado. Debe de ser como Tom, el papá de Niko, serio, pero cariñoso y atento con su hija. Al menos eso es lo que me imagino.

Sigo a Emilio a la gran sala. Echo un vistazo alrededor. Nada ha cambiado desde que me fui, todo sigue en su lugar; sin embargo, todo ha cambiado entre nosotros.

- ¿Tienes hambre, nene? – pregunta con amabilidad.

Niego con la cabeza. Emilio me observa un momento, pero decide quedarse callado para no seguir discutiendo.

- Tengo que hacer unas llamadas. Ponte cómodo. Ahora vuelvo.

- Está bien – digo.

Desaparece en su estudio, y me quedo en medio de la enorme sala, sin nada que hacer. ¿Qué podría hacer?

Veo mi mochila. Puedo ordenar mi ropa. Cojo mi mochila, subo las escaleras hasta mi habitación y reviso el vestidor. Sigue lleno de ropa, toda lista para estrenar y aún conservan las etiquetas de los precios. Observo tres trajes muy elegantes de color entero. Otros tres que tienen algún estampado, algunas camisas que no son tan formales y tres crop tops. Todo esto debe de haber costado una pequeña fortuna, porque no me imagino a Emilio comprando ropa en una tienda barata. Miro la etiqueta de uno de los trajes de color entero: 3.998 dólares. ¡Dios! Me gusta la ropa, me encanta ir a comprar, pero jamás gastaría cuatro mil dólares en un solo traje. Prefiero no ver las otras etiquetas para no asustarme.

Son tantas cosas en un solo día y aún es mediodía... Primero, la enorme cantidad de dinero de mi antiguo carro, María y su acecho, la señora Lincoln, y ahora el precio de toda esta ropa.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora