Suena mi teléfono, levanto la cabeza y contesto mirando el reloj. Son las diez y veinte, y ya desearía no haber salido de la cama de Emilio, que está impregnada de su aroma.
- Despacho de Mauricio Mariscal, soy Joaquín Bondoni.
Una voz muy familiar me increpa:
- ¿Podrías, por favor, borrar el último correo que me mandaste e intentar ser un poco más prudente con el lenguaje que utilizas en los correos de trabajo? Ya te lo había dicho, el sistema está monitorizado, pueden revisar nuestras conversaciones. Yo haré todo lo posible para minimizar los daños desde aquí.
Y cuelga, sin esperar mi respuesta.
Me quedo mirando el teléfono. Emilio me ha colgado sin darme la oportunidad de hablar. Fulmino el auricular con la mirada, y si no estuviera completamente paralizado, sé que mi mirada terrorífica lo pulverizaría. Claro, si estuviera aquí.
Accedo a mis correos electrónicos, y borro el último que he enviado. No es tan grave... bueno he mencionado los azotes y otras cosas que hace. Ok quizá no era el mejor lenguaje teniendo en cuanta que podían revisar los correos, pero si tanto le avergüenza no debería de hacerlo y listo.
Cojo el iPhone y lo llamo al celular.
- ¿Qué? – gruñe.
- Emilio, me voy a ir a Nueva York, te guste o no. Es mi trabajo – le digo entre dientes.
- Ni se te ocurra...
Cuelgo, dejándolo a mitad de la frase. Siento una descarga de adrenalina por todo el cuerpo. En cambio, mi omega ante repentino arranque de rebeldía, solo se encoje en su sitio.
Nuestro alfa se molestará... Él solo quiere protegernos.
Pongo los ojos en blanco, mi propio omega está del lado de Emilio... increíble.
Respiro profundamente, intentando recuperar la compostura. Cierro los ojos, e imagino que estoy en un lugar tranquilo, en donde no hay ningún inconveniente... Mmm... el camarote de un barco, con Emilio. Rechazo la idea, porque no debería de estar imaginándomelo si estoy molesto con él.
Abro los ojos, cojo tranquilamente mi libreta de notas y repaso con cuidado mi lista de cosas por hacer. Inspiro larga y profundamente.
- ¡Joaco! – grita Mauricio, y me sobresalto - ¡No reserves ese vuelo!
- Oh, ya es demasiado tarde. Ya lo hice – contesto.
Él sale de su despacho y se me acerca con paso enérgico. Parece disgustado, por lo que automáticamente, mi omega se pone a la defensiva, esperando cualquier movimiento peligroso.
- Mira, ha sucedido algo. Por alguna razón, de repente todos los gastos de viajes y hospedaje deben de tener la aprobación de la dirección. La orden viene de muy arriba. Voy a subir a ver a Roach. Al parecer, acaba de implementarse un período de tiempo previo para informar sobre los gastos que se harán. No lo entiendo, no había ningún problema con ello, y acaba de suceder esto.
Mauricio se pellizca el puente de la nariz y cierra los ojos.
Su aroma me desconcierta un poco, así que me esfuerzo mucho para que no me incomode.
Me doy cuenta de algo... esto parece llevar el nombre de Emilio por todos lados. Él acaba de comprar la editorial, puede hacer lo quiera y teniendo en cuenta lo sobre protector que es...
- Contesta mis llamadas. Voy a ver qué tiene que decir Roach al respecto.
Me guiña el ojo y se va a ver a su jefe... no al jefe de su jefe.
ESTÁS LEYENDO
Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)
FanfictionJoaquín Bondoni llegó a la vida de Emilio Marcos para darle un giro de 180°, poniendo su mundo de cabeza y todo lo que creyó que no necesitaba, ahora necesita. Emilio sigue teniendo demasiadas sombras, demasiados traumas y demasiadas cicatrices que...