38. Hay que celebrar

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Veo por la ventanilla del carro.

- ¿Listo para enfrentarte a mi familia? – pregunta.

Emilio detiene el motor del R8. Hemos estacionado en el camino de entrada a la casa de sus padres.

- ¿Se los diremos hoy? – murmuro, volteando a verlo.

- Joaco, se darán cuenta cuando te vean o te olfateen – dice, resaltando lo obvio – Quizá si no hubieras escogido ese crop top sería más fácil de ocultarlo.

- Te encanta mi crop top – replico.

Sus ojos me recorren.

Decidí elegir un crop top corto de color negro de encaje, tiene un cuello redondo, dejando descubierta mi brillante marca. La prenda tiene una tela un poco más oscura que tapa mi pecho, pero deja la espalda descubierta. El crop top también fue un diseño mío, excepto por el pantalón verde esmeralda y mis botines negros.

- Sí, es cierto – acepta Emilio con pesar – Me gustaría no tener que compartirte el día de hoy – dice, haciendo un puchero – Nos hubiéramos quedado encerrados en casa.

- Nop. Tenemos que celebrar tu cumpleaños. Estaremos bien – le aseguro, tomando su mano – Solo no hay que separarnos durante tanto tiempo y listo.

- De acuerdo.

Me sonríe y sale del carro.

Son las siete y media, y aunque el día ha sido cálido, sopla una fresca brisa procedente de la bahía, provocando que me de un poco de frío. Bajo del carro. Emilio me da la mano, pero nota que empiezo a temblar y se detiene, entrando al carro para sacar algo mientras que yo sigo temblando afuera.

Escucho que cierra la puerta y me tiende algo.

- Sabía que te daría frío – observo su chaqueta negra de cuero – Por eso la traje.

Me la pongo de inmediato. Mi omega ronronea al tener la prenda de Emilio que aún conserva su aroma.

Tomo las mejillas de Emi y lo acerco a mí, depositando un beso en la comisura de su boca.

- Gracias por cuidarme – susurro.

- Siempre – dice, besándome de forma tierna.

Al separarnos toma mi mano de nuevo y empezamos a caminar.

- Oh y creo que no será necesario que le digamos a todos sobre nuestro lazo – dice, señalando el cuello de su chaqueta – Tapa tu marca. No oculta nuestros aromas, pero podemos dejar que supongan que es por otra cosa – me guiña el ojo.

Toco el área y efectivamente, está cubierta.

- Eso es bueno, así no recibiremos tantas preguntas.

Juan abre la puerta de par en par antes de que llamemos.

- Hola, Emilio. Feliz cumpleaños, hijo.

Coge la mano que Emilio le ofrece, pero tira de ella y lo sorprende con un breve abrazo.

- Gracias, papá.

- Joaco, estoy encantado de volver a verte.

Me abraza también, ganándose un gruñido por parte de Emilio.

Juan da un paso hacia atrás y se le queda mirando, confundido y sorprendido.

- Lo lamento, no quise... - se disculpa Emi, y Juan entrecierra los ojos, examinándonos a ambos.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora