10. Explorar

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Mi mano agarra a los rulos de Emilio, mientras mi boca se encuentra con la suya, disfrutando de su lengua contra la mía. De pronto me levanta un poco, coge el borde de mi camiseta, me la quita de un tirón y la tira al suelo.

- Quiero sentirte – dice junto a mi boca, mientras mueve las manos por mi espalda – Necesito sentirte.

- Yo también, Emi.

Me empuja de nuevo sobre la cama, me aprieta contra el colchón y lleva su boca a mis pezones. Yo enredo los dedos en sus rulos mientras él coge uno de mis pezones entre los labios y tira fuerte.

Grito, y siento como mi miembro responde ante sus caricias.

- Vamos, nene, me gusta oírte – murmura.

Juega con mi pezón con la boca, tira de él, y hace que yo gima. Me provoca con los dedos y mi pezón se endurece. Su mano se dirige a mi pantalón, lo desabrocha, baja la cremallera, introduce la mano dentro de mi bóxer y acaricia mi miembro.

Su mano va bajando lentamente, abandonando mi erección, acercando su mano a mi entrada y deja que su dedo me penetre con suavidad. Empujo la pelvis hacia arriba, hasta la base de su mano, y él responde, y me acaricia.

- Nene, me encanta que estés tan listo para mí – susurra.

Se levanta y se coloca encima de mí.

- Emi, ya – musito – Te quiero ahora.

- Que impaciente, nene.

- Cállate, Marcos.

Arquea una ceja y se ríe.

- He creado a un pequeño monstruo – dice divertido.

- Oye...

Su boca busca de nuevo la mía, y se une, quitándome un poco la respiración y callándome con un beso desesperado.

Emilio se sienta, agarra el borde de mi pantalón y me lo quita de un tirón, y luego el bóxer. Sin dejar de mirarme, se pone de pie, saca un envoltorio plateado del bolsillo y me lo lanza. Después se quita los pantalones y el bóxer con un solo movimiento.

Me muerdo el labio, rasgo el envoltorio del preservativo, y cuando él vuelve a recostarse a mi lado, le coloco el condón con mucho cuidado. Me agarra las dos manos y se echa de espalda.

- Tú encima, nene – ordena, y me coloca en su regazo – Quiero verte. Tú mandas.

Me deslizo dentro de él con un poco de duda. Cierra los ojos y flexiona las caderas para encontrarse conmigo.

Me coge las manos, y creo que es para evitar que pierda el equilibrio o quizá sea algo involuntario.

- Me gusta mucho cuando estamos juntos – murmura – Me gusta mucho sentirte.

- A mí también me gusta, Emi.

Me levanto un poco y veo cómo la expresión del poderoso Emilio Marcos cambia totalmente. Me suelta las manos y las lleva a mi cadera, y yo apoyo las manos en sus brazos para no caerme. Me penetra con fuerza y eso me hace gritar.

- Eso es, nene – dice con la voz entrecortada.

Mi cabeza se va hacia atrás y siento por todo el cuerpo la maravillosa sensación que me embriaga cuando estoy con Emilio.

Me muevo, siguiendo un ritmo marcado por mí mismo, buscando mi punto. En uno de esos movimientos, doy con el y gimo. Emilio se da cuenta, dirige una mano a mi pezón derecho y lo pellizca con un poco de fuerza. Vuelvo a gemir. Me sigo moviendo, arriba y abajo... una y otra vez en el mismo punto, mientras que él sigue con el mismo trabajo.

Mi alfa y sus sombras más oscuras (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora