09🌑

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«¡Oh! No jures por la Luna, por la inconstante Luna, que cada mes cambia al girar en su órbita, no sea que tu amor resulte tan variable»(Romeo y Julieta - William Shakespeare)

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«¡Oh! No jures por la Luna, por la inconstante Luna, que cada mes cambia al girar en su órbita, no sea que tu amor resulte tan variable»
(Romeo y Julieta - William Shakespeare)

Los Licántropos consideran a la Diosa Luna como su única deidad, dedican su vida y su actuar en base a sus designios y a sus enseñanzas.

La consideran la madre de todo y de todos, la única capaz de crear vida y la única que puede destruirla.

La Diosa Luna es su consejera, es la que los guía durante su vida y los Licántropos tienen plena certeza de que se convertirá en su maestra y confidente cuando ya no formen parte del mundo material, cuando hayan dado su último respiro de vida.

Si bien es cierto, que uno de sus designios es que encuentren a su destinado, a su llamada alma gemela, a esa persona que será su compañero de vida, es bien sabido que no es una ley o que no es necesario que decidan quedarte junto a esa persona.

La vida está cargada de sorpresas y de cambios inesperados ya que dentro de sus enseñanzas, se encuentra el libre albedrío y como buena madre, para bien o para mal, la Diosa Luna confía en las decisiones que tomen sus hijos.

Ella es la encargada de crear su destino, la que entrelaza su hilo rojo con el de su alma gemela para que un día puedan conocerla pero, ellos son los únicos que tienen el poder de trazarlo y de cambiarlo en su corto o largo recorrido por la vida...

—Príncipe Jaeyoon ¿Me permite hablar con usted de un tema importante?

—¿Hablar? —El Príncipe Omega, le responde extrañado.

Trata de mantener su semblante seguro y altivo, pero le es imposible levantar el rostro y mirar de frente al Rey Vampiro.

Algo en su interior se lo dice, el momento en que tenga frente a él esos profundos ojos color violeta estará perdido, de nada servirá su lucha por el control de sus emociones con su lobo interno, Lord Sunghoon logrará derrumbar su esquiva fachada y lo tendrá comiendo de sus manos.

—Usted y yo no tenemos nada de qué hablar, le recuerdo que no le interesó lo que tenía que comunicarle acerca de nuestro destino y le restó total importancia. —El Omega suspira profundo, tratando de olvidar su accidentado primer encuentro.

—En todo caso, con quien debe hablar es con Eric, mi hermano, él está al tanto de su propuesta de matrimonio y lo correcto es que se conozcan antes de casarse.

Con una formal reverencia voltea, tratando de tragar el acerbo sabor que le dejan sus últimas palabras, el dolor que siente en el corazón es inexplicable pero no por eso deja de ser un dolor natural.

Under the Blue Moon 🌑 JAKEHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora