La noche está iluminada por una majestuosa Luna Azul de invierno, la misma Luna que había sido testigo de su amor desde el principio, siglos atrás.
Bajo su resplandor, el Lago Sagrado del Reino de los Licántropos brilla como si compartiera la emoción de la ceremonia que está a punto de tener lugar. Solo los más cercanos a ellos, Yeonjun y Soobin, están presentes, respetando la intimidad y la solemnidad de este momento tan especial.
Yoon, vestido con una túnica blanca que simboliza pureza y renacimiento, no puede dejar de sonreír, su emoción apenas contenida. Sunghoon, elegante y misterioso como siempre, lo mira con devoción, sus ojos llenos de amor y promesas eternas. No hay dudas, no hay miedos. Solo el deseo de compartir cada día, cada amanecer y cada atardecer, juntos, sin el peso del tiempo.
Cuando Sunghoon se acerca, toma las manos de Yoon entre las suyas, el aire alrededor parece detenerse. La Luna los envuelve con su luz, como si estuviera bendiciendo su unión.
—Yoon —Comienza Sunghoon, su voz suave y cargada de emoción—. Han sido siglos de espera, siglos de dolor, pero también de esperanza. Te he amado en cada vida y seguiré amándote en todas las que vengan. Hoy, bajo esta Luna que nos ha visto desde el principio, te pido que seas mío, no solo en esta vida, sino por toda la eternidad. —Sus ojos brillan al pronunciar las palabras—. Pero antes de convertirte en mi igual, antes de que crucemos juntos esta última frontera, te pido... acepta casarte conmigo.
Yoon, con los ojos brillantes de lágrimas de felicidad, apenas puede contenerse. Su corazón late tan fuerte que teme que Sunghoon pudiera oírlo. Con un chillido característico del omega más dulce, Yoon salta hacia Sunghoon, abrazándolo con fuerza.
—¡Sí! —Exclama entre risas y lágrimas—. ¡Sí, mil veces sí!
Yeonjun y Soobin observan con sonrisas llenas de cariño, sabiendo cuánto significa este momento para ambos. La ceremonia transcurre con sencillez, pero con una profundidad que no necesita adornos ni grandes celebraciones. Bajo la luz de la Luna Azul, Sunghoon y Yoon intercambian sus votos de amor eterno, sus corazones latiendo al unísono, sellando una promesa que ninguna vida, muerte o reencarnación podría romper.
Después de los votos, llega el momento que ambos saben que cambiará todo. Sunghoon toma a Yoon de la mano y lo lleva hasta el borde del Lago Sagrado, el lugar donde, en una vida pasada, habían consumado su amor y donde Sunghoon lo había marcado siglos atrás.
Esta vez, sin embargo, no habrá tragedia, no habría dolor. El destino había decidido darles una segunda oportunidad, y ellos estaban listos para abrazarla con todo su ser.
—Es ahora, mi amor —Susurra Sunghoon mientras sus ojos oscuros brillan con una mezcla de emoción y ansiedad—. ¿Estás listo?
Yoon lo mira con absoluta certeza, sin el más mínimo rastro de duda. Su voz tembló ligeramente, pero no de miedo, sino de emoción.
—Estoy listo. Siempre he estado listo para ti, Sunghoon.
Con esas palabras, Sunghoon lo toma entre sus brazos y, con una ternura infinita, inclina su cabeza hacia el cuello de Yoon.
Su aliento acaricia la piel del omega, creando un cosquilleo que recorre su cuerpo entero. Y entonces, en un acto que esta vez no traerá sufrimiento sino renacimiento, Sunghoon clava sus colmillos suavemente en el cuello de Yoon, iniciando el proceso de transformación.
A diferencia de la primera vez, esta vez no hay agonía.
El cuerpo de Yoon se estremece, pero pronto es envuelto en una cálida sensación de paz y amor. La esencia de Sunghoon lo atraviesa, uniéndolos en un nivel mucho más profundo de lo que jamás habían experimentado.
Siente cada parte de su ser conectada con él, como si se estuviera completando, como si todo lo que había estado fragmentado en sus vidas pasadas finalmente encajara en su lugar.
Yeonjun y Soobin observan en respetuoso silencio, testigos de un amor que trasciende el tiempo y el espacio.
Cuando el proceso termina, Yoon cae suavemente en los brazos de Sunghoon, su cuerpo transformado, sus ojos brillando con un nuevo poder y vitalidad. Ya no es el omega roto y herido que había sido, sino un ser renacido, fuerte y eterno, destinado a compartir la eternidad con su amado.
—Ahora somos uno, para siempre —Susurra Sunghoon mientras besa los labios de Yoon, sellando su promesa.
Yoon, sintiendo la inmensidad de lo que acaba de suceder, lo abraza con fuerza, su corazón rebosante de amor. Por fin, después de tanto tiempo, están completos.
La Luna Azul de invierno sigue brillando en lo alto, pero esta vez, no solo es testigo de su amor.
Es testigo de su victoria sobre el destino y el tiempo, de su unión eterna, de una historia que ya no estará marcada por la tragedia, sino por el amor y la eternidad compartida.
Mis niños 😭 juntos por la eternidad
ESTÁS LEYENDO
Under the Blue Moon 🌑 JAKEHOON
Fanfiction"Bajo la Luna Azul de invierno te conocí, bajo la Luna Azul de invierno marqué nuestro destino y te perdí" La lucha de poder entre Vampiros y Licántropos cobra un giro inesperado, una unión que para los primeros significa una luz de esperanza y salv...