El último capítulo de la vida de Sunghoon y Yoon, aunque eterno, comienza con un suave suspiro bajo la luz de la Diosa Luna.
A lo largo de los siglos, ambos han atravesado pruebas que parecen insuperables, separaciones dolorosas, traiciones que rompieron sus almas, y reencarnaciones que los mantenían atrapados en un ciclo interminable de sufrimiento y deseo.
Pero ahora, después de todo ese dolor, finalmente están juntos como se habían prometido: inmortales, unidos por un amor que trasciende el espacio y el tiempo.
En su hogar, una mansión antigua rodeada por vastos jardines y árboles que parecen alcanzar el cielo, Sunghoon y Yoon pasan los días envueltos en una paz que nunca antes habían conocido.
El aroma de las orquídeas de invierno, las mismas flores que habían marcado su destino desde la primera vida, llena el aire.
Todo en su entorno refleja el amor que comparten: la serenidad de la naturaleza, el calor del hogar, y el constante recordatorio de que, al fin, pueden descansar en los brazos del otro sin temer que el destino los separe nuevamente.
Una noche, mientras la Luna Llena Azul ilumina el cielo, Yoon se recuesta sobre el pecho de Sunghoon en su amplio lecho de terciopelo oscuro.
Las caricias entre ellos son suaves, eternas, como si cada roce de piel recordara todos los momentos que habían compartido en vidas pasadas.
Sunghoon acaricia el cabello de Yoon, sus ojos inmortales brillando con el mismo deseo y la misma devoción que había sentido por él en sus primeros días juntos.
—Hemos recorrido un largo camino —Susurra Yoon, cerrando los ojos mientras siente el calor reconfortante de Sunghoon contra él.
—Más largo de lo que jamás imaginamos —Responde Sunghoon, inclinándose para dejar un beso suave en la frente de Yoon—. Pero lo haría todo de nuevo si me llevara de vuelta a ti.
Sus labios se encuentran en un beso profundo, pero no como aquellos desesperados que compartieron en sus vidas pasadas, cuando el miedo a la separación siempre estaba presente.
Este beso es diferente, cargado de una paz inquebrantable.
Es el beso de dos almas que han alcanzado su destino final. Ya no hay prisas, ni dolor, ni incertidumbre. Solo existe el presente, y en él, se han fundido por completo.
A medida que el tiempo pasa, sus besos se hacen más intensos, sus caricias más desenfrenadas.
El cuerpo de Yoon responde con la misma pasión que el de Sunghoon, y sus almas se entrelazan como si cada toque encendiera la chispa de todas las vidas que compartieron y las que aún compartirían.
No hay urgencia, solo el deleite de saberse eternos, de saberse completos.
Los susurros de amor entre ellos se mezclan con los sonidos suaves de la noche, y cada vez que Sunghoon besa la piel acaramelada de Yoon, es como si sellara la promesa de su amor una vez más.
—Siempre te buscaré —Dice Sunghoon en un tono profundo, como si recordara las vidas pasadas que los habían llevado a este punto—. Te encontré en esta vida, y si hay otra después, te volveré a encontrar.
Yoon lo mira con una sonrisa suave, sus ojos llenos de amor y devoción infinita.
—No será necesario. Esta es nuestra eternidad, Sunghoon. No habrá más separaciones, no más dolor. Aquí es donde pertenezco, a tu lado, por siempre.
La pasión entre ellos crece con el pasar de las horas.
Sus cuerpos se mueven en perfecta sincronía, como si sus almas bailaran juntas, una y otra vez, en un ciclo interminable de amor y deseo.
Cada roce, cada beso, cada suspiro es un recordatorio de la promesa que se habían hecho: vivir juntos, en cuerpo y alma, por toda la eternidad.
Finalmente, exhaustos, se recuestan uno junto al otro, observando la Luna a través de los ventanales que dan hacia el jardín.
El silencio entre ellos no es incómodo; es la más pura forma de paz.
Sus dedos entrelazados, sus corazones latiendo al unísono.
—¿Sabes? —Dice Yoon con una pequeña sonrisa, sus ojos cerrándose lentamente—. Nunca pensé que viviría tanto. Nunca pensé que seríamos tan felices.
—No pensé que la felicidad fuera posible sin ti —Responde Sunghoon, su voz suave y cálida—. Pero ahora sé que lo es. Y que será para siempre.
Y así, Sunghoon y Yoon se pierden en su propia eternidad.
Sus días están llenos de besos interminables, caricias que parecen fundir sus cuerpos en uno solo, y noches bajo la luz de la Luna que había sido testigo de su amor desde el principio.
Juntos, inmortales, cumplen la promesa que habían hecho en todas sus vidas: amarse, en alma y cuerpo, hasta el fin de los tiempos.
El mundo sigue cambiando a su alrededor, pero ellos permanecen constantes, inmutables en su amor eterno, embarcados en el más dulce y desenfrenado viaje de sus vidas, unidos por siempre y para siempre, porque el mundo puede cambiar pero su amor no lo hará...
Su amor es Eterno e Inmortal
Fin
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Under the Blue Moon 🌑 JAKEHOON
Fanfic"Bajo la Luna Azul de invierno te conocí, bajo la Luna Azul de invierno marqué nuestro destino y te perdí" La lucha de poder entre Vampiros y Licántropos cobra un giro inesperado, una unión que para los primeros significa una luz de esperanza y salv...