027. Un recuerdo oculto

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...

La boca de la chica se abrió para soltar un grito desgarrador.

Takemichi corrió junto a ella hasta quedar frente a Draken. Lo habían visualizado en el suelo, sobre un enorme charco de sangre.

—n-n-no...n-no...no puedes dejarme...n-no puedes...¡no puedes!

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—No puedes porque...tú lo prometiste...

Emma notó la razón de los gritos desesperados de Ayame. Inmediatamente sus labios temblaron y de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas.

Mikey también escuchó aquellos dolorosos lamentos y buscó con la mirada a quien los emitía.

Al dar con la cabellera rubia de Takemichi no dudó en preguntar. Se le hacía difícil concentrarse, los integrantes de Moebius seguían viniendo como una cascada que no dejaba de correr.

—Takemichi ¿qué ocurre? ¡Ayame!
—su voz se escuchaba preocupada—

—¿P-por qué? Ya perdí a Kohaku...no puedo perderte a ti, maldición, ¡no a ti!

—a Draken lo...—el ojiazul hizo una pausa mientras se encontraba con la mirada de Mikey— ¡lo han apuñalado! —las pupilas del blondo bajito se dilataron—

Se quedó inmóvil por unos segundos, pero los golpes de los enemigos no cesaron.
El chico estaba furioso, había visto a su Yami tirada en el suelo mientras abrazaba a Draken y con desespero miraba todo su cuerpo, buscando la forma de cargarlo o detener el sangrado.

Ella no era una doctora, eso estaba claro, y aunque había estado en el futuro internada en un hospital, en su área nunca se había tratado alguna herida.

El comandante trataba de abrirse paso a través de la multitud, dando patadas y golpes, esto, hasta que una mano lo tomó por la parte trasera superior de su kimono; lanzándolo unos dos o tres metros lejos.

El chico cayó hincado y levantó la mirada con rabia, pronunciando el nombre de su agresor entre dientes.

—Hanma...

El mencionado levantó su cabeza mientras reía. Mantenía una mano sobre su rostro, cubriendo su ojo derecho —Mikey...te encontré.

Sin más corrió hacia él.
Ambos comenzaron una pelea de puños y patadas.
En cierto punto el bicolor se llevó dos puñetazos en la quijada, haciéndolo sangrar por la boca y retroceder algunos pasos.

La sonrisa de su rostro no desaparecía, y por alguna razón desconocida, miró la espalda de cierta castaña, que a juzgar por los movimientos balanceados que daba su cuerpo, estaba a punto de caer al suelo por un desmayo.

—Todo por lo que luchó Takemichi...está jodido...

Sus ojos comenzaron a entrecerrarse.
Aquella horrible sensación que no abandonaba su pecho la hacía sentir sus pulmones cerrados.
Era como si le faltara el aire.
Sus manos y labios temblaban. Se encontraba sentada sobre sus pies.

Fue entonces que el dolor de todos los golpes que había recibido volvió. Se sentía el ardor hasta en la médula. No podía más. Sentía que iba a caer.

𝓟𝓮𝓻𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷 卐 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora