034. El problemático Hanemiya

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Antes...
-Tres días después del festival-

La castaña se encontraba jugando con un encendedor. Lo encendía y hacía malabares con él, haciendo brillar de la emoción los ojos marrones de Baji.

—yo quiero aprender a hacer eso —sonrió en grande con decisión—

—es peligroso, no quiero que te quemes —algo alarmada lo detuvo antes de que le quitara el objeto de las manos—

—peligro es mi segundo nombre —lo tomó con suavidad, rozando sus dedos con los de ella—

—si, eso lo sé, pero no quiero que salgas lastimado señor peligro. —se acercó más a él para prevenir que le pasara algo— primero que nada, debes-

Sin dejarla terminar de hablar el joven prendió el aparato y lo lanzó al aire.

Su expresión pasó a una asustada al ver que el encendedor se acercaba a su rostro. No tenía ni idea de cómo atraparlo sin quemarse, y claro, eso por no haber escuchado a su compañera.

—Baji —llamó ella—

Cuando el joven abrió los ojos visualizó la mano de su amiga sosteniendo el encendedor aún prendido justo sobre su cabeza.

—te lo advertí, caprichoso. —negó lentamente y retiró el objeto—

—lo lamento —sus ojitos brillaron con culpa—

—hey, no te preocupes. No estoy molesta, sólo me preocupé. ¿Y si te quemabas?
—trató de hacerlo entrar en razón—

El muchacho bajó la mirada con tristeza.

—¿sabes? se me ocurrió algo en lo que si puedes usar el encendedor.
—ante aquellas palabras el joven mostró los colmillos mediante una sonrisa emocionada—

El pelinegro saltó de encima de un auto, dejando detrás de sí una explosión.

Las llamas que derretían los neumáticos y quebraban lentamente los cristales se reflejaban en los ojos del muchacho.

Se le veía verdaderamente feliz.

—esto es vida —rió alisándose el cabello que cubría sus ojos hacia atrás—

La castaña apareció con un galón de gasolina.
Esto alegró aún más al chico.

—tengo una idea —pidió permiso para hacerse del recipiente con contenido inflamable—

Con una sonrisa que le puso los pelos de punta a la joven, comenzó a alejarse lentamente.

Al final terminó haciendo una enorme hoguera.

Como ambos se encontraban en un cementerio de autos, el muchacho fue capaz de reunir suficiente basura como para darle más cuerpo al fuego.

Este se podía ver a la perfección desde la entrada del cementerio, y ni que hablar de la enorme masa de humo negro que llenaba el lugar de un olor para nada agradable.

—¡Keisuke ya fue suficiente! —la muchacha tuvo que meterse prácticamente al fuego para poder sacarlo de allí. El pelinegro se había quedado lanzando más cosas para avivar el fuego, sin darse cuenta que se había rodeado a sí mismo—

—¡lo siento! —tomó a la chica de los hombros y la sacó del peligro— ¿estás lastimada?
—sus ojos nuevamente brillaron por la culpa—
A veces no mido mis acciones...¡te llevaré a un hospital!

—no, no, tranquilo, no es para nada necesario
—rió levemente— dime, ¿tú estás bien?

—si...pero por mi culpa ahora...pues...—con delicadeza pasó su dedo índice sobre la frente de ella, quedando con residuos de tizne en el mismo—

𝓟𝓮𝓻𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷 卐 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora