030. Un futuro mejor

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Ya había pasado una semana.
Era un soleado 10 de agosto, día genial para salir a correr o montar bici.

Para alguien a quién le gustara hacer ejercicio sería perfecto, y ahí, es donde entra Ayame.

Se encontraba corriendo alrededor del parque cercano a su hogar. Por alguna razón luego de aquel golpe en la cabeza muchas cosas habían surgido en su mente. Recuerdos de su niñez, momentos que creía olvidados, etc.

No tenía ni idea de cómo era posible, pero el poder imaginar con claridad eventos tan especiales para ella, la hacía tolerar aquella herida que estaba ya prácticamente sana.

Agradeció a los cielos que no quedaría cicatriz, sin embargo el doctor le recomendó usar una banda por al menos un mes.

Ella no se quejó. La cinta era negra, y de alguna manera combinaba con su uniforme.

(...)

Minutos más tarde volvió a casa. Estaba exhausta, pero esa tarde iría a ver a su querido Draken, por lo tanto no se resistiría a ir en su moto.

La noche de la disputa muchas motos fueron olvidadas en el gran estacionamiento, no obstante los miembros regresaron por ellas, como si hubieran dejado sus vidas en aquel lugar.

De entre las principales en volver con sus dueños se encontraba la del joven de trenza, pero esta fue llevada por pedidos del mismo Ryuguji a la propiedad de la castaña.

Ella no la había usado en toda la semana, pero la limpiaba de vez en cuando y la mantenía segura en la sombra del garaje.

Definitivamente se aparecería en el hospital para darle la sorpresa.

La última sorpresa.

Algo que atormentaba el corazón de la Igarashi era lo siguiente:
Debía volver al futuro junto a Takemichi y dejar a ambos blondos.

Ella los amaba, pero temía que por algún motivo, cambiara nuevamente el pasado.
Sabía que el ojiazul volvería para continuar con su vida. La misión de Naoto había sido cumplida. Ahora sólo debía estrechar su mano con la del joven pelinegro, y todo por fin acabaría.

Yo jamás hubiera querido dejarlos...pero será lo mejor.

El carácter impulsivo que tenía la llevaría a cometer locuras.
Y hablando de eso, no supo siquiera cómo terminó Kiyomasa.
Se rumoreaba que seguía con vida, que Takemichi solo la había detenido al ver que estaba a punto de cometer un asesinato.

Para ese punto ya a la joven no le importaba. Le había dado su merecido a aquel idiota que no sabía fumar. Lo había hecho pagar todas las lágrimas que ella derramó y todo el dolor que la había estado consumiendo en momentos de desespero y tristeza.

Se había vengado

(...)

Cuando llegó al piso donde se encontraba la habitación de Draken no pudo evitar sonreír.

Se detuvo frente a la puerta y tocó con suavidad. Por si el joven estaba durmiendo, y no terminar despertándolo.

No hubo respuesta, a lo que una enfermera apareció con una sonrisa amable.

—buenas tardes señorita Igarashi
—saludó al reconocer a la castaña. Las visitas de esta eran muy frecuentes a una habitación en específico—

—buenas tardes enfermera, ¿sabe si Draken está durmiendo?

—oh, eso creo. Dijo que te esperaría, pero parece ser que se quedó dormido.
—rió entre dientes—

—bueno...—un aire de tristeza comenzó a manifestarse en el ambiente— quiero que le entregue esto de mi parte.

Con sumo cuidado le tendió a la mayor un bolso de gran tamaño.
En este había un recipiente con curry caliente recién hecho. La malteada favorita del joven, una cajita que portaba las llaves de la moto, y por supuesto varias fotos de los dos dentro de un sobre rosado.

𝓟𝓮𝓻𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷 卐 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora