026. Una promesa

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25 de noviembre

—y, ¿a donde vamos?
—la menor miró a su amigo algo confundida—

—no seas impaciente y espera un momento.
—el joven rodó los ojos de mala gana—

Ayame se cruzó de brazos y siguió a Kenny en silencio.
Iban caminando por el bosque los dos solos. La tranquilidad del ambiente le daba paz a la castaña, pero sentía intriga a la vez.

—bien, ya puedes sacarte la famosa pregunta de la mente, —movió a un lado algunos arbustos y dejó a la vista de la chica algo que la deslumbró— aquí está la respuesta.

La joven lo miró por unos segundos a lo que él asintió, luego pasó a su lado lentamente hasta sentir el suelo de madera bajo sus pies, ella no podía creerlo.

—no tenía idea de que este lugar existía...
—susurró—

—pues ahora lo sabes, y puedes venir cuando quieras,
—se detuvo al lado de ella y metió las manos en sus bolsillos— solo no le digas a nadie...—la miró de reojo—

—¿es como tu lugar especial? —se giró hacia Kenny con inocencia—

—podría decirse...—suspiró— me gusta venir aquí a pensar.

—jmm —Ayame sonrió y dió unos cuantos pasos
más—
Sus motos no son aptas para este lugar ¿cierto?

—no. —respondió neutro— solo motos modernas, pero preferimos las que tenemos.

—jaj, definitivamente me gustan las que son más antiguas, le dan un toque a sus dueños.
—le dió un pequeño guiño a lo que él rió—

—si, tienes razón.

La castaña siguió inspeccionando el lugar.
Era una especie de pista para entrenar la conducción en motos además de que contaba con algunas rampas para hacer trucos y esas cosas.

—ohh —levantó la mirada a la rampa más alta—

—¿quieres subir? —el chico se inclinó para hablarle más cerca—

—supongo que podremos pensar mejor ahí
—rió ella—

Ambos subieron por las escaleras traseras.
Sin duda ese lugar era más para patinetas que motos, pero seguía siendo divertido el pensar que se pudieran hacer esas maniobras tan peligrosas en un vehículo más grande.

Al llegar arriba se sentaron en el borde, mirando el atardecer.
La muchacha había notado que a su acompañante le gustaba esa hora específica del día, donde el cielo se pintaba de colores cálidos y refrescantes para el ojo humano.

—es hermoso

—si lo es —exhaló lentamente y se dejó caer hacia atrás—

—¿tienes sueño, poste andante? —sonrió ella—

—he estado parado todo el día, es lo que hace un poste, se supone que debo descansar al menos un poco ¿no? —se giró a verla con una media sonrisa. Ya ni siquiera le molestaban los apodos que ella le ponía teniendo que ver con su altura—

—jaj, así es —se recostó junto a él y cerró los ojos—
Ojalá y los días fueran así siempre...

El contrario frunció el ceño.

—debes saber que no siempre todo estará tranquilo. El pertenecer a la Tōman...—fue interrumpido—

—lo sé, lo sé, conlleva a arriesgarse todo el tiempo y estar en peligro. —miró al rubio— de todas formas agradezco estos momentos, gracias, baboso.

𝓟𝓮𝓻𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷 卐 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora