𝓟𝓮𝓻𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷 卐 𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒

038. Discúlpame

Gotas de lluvia empapaban las partes que su sombrilla transparente no podía cubrir.

Su corazón estaba ligeramente contraído por la tensión y tristeza del momento.

En cuanto Mikey terminó su rezo a la tumba familiar de los Sano, abrió sus ojos lentamente y apoyó las manos a sus rodillas.

—ya veo —comenzó— se enteraron de lo de mi hermano ¿no es así?

—Shinichiro era un tipo, en verdad genial.
—añadió Kenny—

—si...—susurró el rubio bajito. De lejos se podía notar su decadencia emocional—

—Ayame y Takemichi —llamó el de trenza— sabemos lo que sucede. Ya no puede hacerse nada a estas alturas. Y no es que Baji, o Kazutora quisieran que eso hubiera acabado así.

Mikey finalmente se levantó y se quedó inmóvil en el lugar —si...yo sé que no se puede hacer nada. Pero...
—el viento frío de la tarde despeinó con calma su preciosa melena rubia— mi corazón aún no lo procesa.

Ayame bajó la mirada, sin expresión.

Los cementerios, hospitales, e incluso tribunales eran lugares capaces de hacerla asfixiarse con su propio aire.

Nada bueno podía recordar de dichos lugares.
Ningún sentimiento positivo o bonito...nada.

Todo lo que veía en tales ocasiones eran fantasmas.
Fantasmas que la hacían volver a viejas esquinas de su mente, colmadas de oscuridad.

—Yami —llamó Takemichi—

En cuanto ella levantó la mirada notó que sus cuatro amigos la observaban con curiosidad, y probablemente preocupación.

—¿estás bien? —preguntó al verla sobarse la frente—

—si, no te preocupes.

A paso rápido los alcanzó, y así comenzaron a caminar tranquilamente para salir de aquel melancólico lugar.

Pocos minutos de camino pasaron para que Mikey volviera a hablar.
—la CB-250T que intentaron robar Kazutora y Baji era de mi hermano.
—hizo una pausa— ese iba a ser mi regalo de cumpleaños. Es todo lo que me queda de mi hermano.

Se detuvo justo frente a la protagonista de sus palabras.

—es mi fiel compañera —la miró con añoranza—
Ya pasaron dos años. Ya he perdonado a Baji, pero, aunque no lo supiera, y ya no se pueda hacer nada,
—sus ojos repentinamente se volvieron más oscuros de lo normal— Kazutora mató a mi hermano. Y eso no se lo voy a perdonar.

Takemichi y Ayame miraron con los ojos muy abiertos a su líder.

—y tampoco que Baji se haya ido con Kazutora.
—miró a Michi con frialdad—
Takemichi, recuerdo haberte pedido que me trajeras a Baji, y sin embargo estás aquí, con su subcomandante en lugar de él. ¿Qué es lo que pretendes, Takemichi? ¿De verdad quieres morir?

—ah, p-pues yo...—Ayame suspiró y se quedó inmóvil, con deseos de detener aquella "charla". La misma de seguro no traería nada bueno—
¿que es lo que quiero? —se replanteó—

La castaña se giró por un segundo, viendo sobre su hombro a una extraña mariposa blanca.

¿Qué haría tal animalito en un lugar como ese?

Eran hermosas, si, y naturalmente se les veía más en jardines.

—¿qué haces aquí, eh? —por un simple impulso se alejó de la conversación y comenzó a seguir al insecto alado—