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That day
Segunda parte
Two-shot

Dazai esperaba a que su compañero regresara con la cajita de primeros auxilios, en esos pocos minutos que tuvo de soledad se permitió respirar, pensando en todo lo que había pasado, y en todo lo que estaba por pasar. Su corazón latía a un ritmo apresurado ¿Qué era todo esto que estaba sintiendo? Suspiró sabiendo que en cualquier momento Chuuya llegaría ahí con él, por lo que tenía que intentar calmarse. Sin embargo, al ver al pelirrojo entrar a la habitación, con una curita sostenida por sus labios, con una caja en una mano y tratando de abrir una pomada, no pudo evitar que su corazón diera un vuelco. Se miraba estúpidamente atractivo.

—¿Necesitas ayuda?—. Preguntó el castaño mas el pelirrojo solo negó con su cabeza.

—Wah, por fin pude abrir esta cosa—. Dijo refiriéndose a la pomada—. Bien, ven acá, voy a empezar con tu labio y luego la nariz ¿de acuerdo?—.

—Si chibi~—. Sonrió feliz.

Chuuya se colocó en cuclillas, estirando su brazo para tomar un poco de algodón seco primero, para parar el sangrado del labio inferior del pelicafé. Luego de haber hecho suficiente presión para que el líquido rojo dejara de salir, tomó otro algodón con un puntito de alcohol, esta vez para desinfectar la herida.
Dazai hizo una mueca al sentir el contacto del alcohol con su labio abierto, y Chuuya notó que le ardía, por lo que sopló suavemente para aliviar el ardor.

—¿Arde menos así?—. Susurró subiendo su vista hacia sus ojos. El pulso del castaño volvió a acelerarse, a este punto le daría tremendo paro cardíaco.

—Si—. Fue lo único que respondió.

—¿Si qué? ¿Menos o más o igual o qué?—. Frunció el ceño no entendiendo el porqué del "si".

—Que si arde menos Chuuya, no es tan difícil de entender—. Río.

—Perdóname por no cumplir con tus expectativas de inteligencia—. Rodó sus ojos.

Después de que el pelirrojo terminara de curar al castaño, tomó todas las cosas que usó y las fue a guardar a su lugar. Dejando a Dazai solo por varios minutos, que en realidad fueron segundos pero el más alto lo sintió eterno por el hecho de que mientras el otro no estaba, había estado pensando en todo lo que pasó, llevándolo a tener una crisis nerviosa. Cuando Chuuya regresó a su habitación, encontró a Dazai mordiéndose la uña del dedo pulgar y su pierna subiendo de arriba hacia abajo ¿Qué le pasaba?
Decidió acercarse con cautela, ya sabía que toda esa situación había puesto las emociones del pelicafé en un fino hilo. Y Chuuya sabía muy bien que Dazai con sus emociones a flote, no era bonito de ver.

Preocupado de que algo peor hubiera pasado, y porque sabía muy bien que algo si había pasado, caminó hasta la cama en donde el castaño estaba sentado, en forma lenta, casi torturosa para su compañero que esperaba tanto su regreso. Cuando por fin llegó, vio como estaba, con su respiración  rápida y sollozos constantes.

—No, no llores ¿Qué pasó?—. Se acercó a él rápidamente, envolviendolo en sus brazos, y él otro seguía llorando sin parar.

Él más pequeño, en un intento de calmarlo, dio un pequeño beso en su frente, repitiéndole las mismas palabras "Ya pasó, ya estoy aquí" y poco a poco su llanto fue cesando, dando paso a temblores cada cierto tiempo.

—¿Quieres explicar que fue lo que pasó, o es por lo que pasó hace unos minutos?—. Se separó un poco de él, mientras subía su mano para acariciar su pelo.

—Es lo mismo—. Habló con su voz entrecortada.

—Dazai, mira, alguien que te usa de esa forma y abusa de tu confianza, simplemente no merece tus lágrimas. Nadie merece tus lágrimas —. Sonrió dulcemente, sin dejar de desenredar su cabello.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora