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Hug me
One - shot

Eran aproximadamente las cinco treinta y cinco de la madrugada cuando Chuuya despertó alterado, no sabe porqué, pero había sudor bajando de su frente, y sus latidos iban tan rápido que creía que le iba a dar un ataque cardíaco. Su respiración también estaba acelerada, sin embargo no entendia el porqué, ya que no estaba teniendo alguna pesadilla, y en ese día no había pasado nada fuera de lo común ¿Tal vez estaba así porque en esa noche su compañero no estaba a la par de él? Pero sería ridículo, él sabe muy bien que siempre ha podido dormir sin ningún problema a pesar de no tener a nadie a su lado. Entonces, ¿por qué estaba así?

Se levantó de su cama en busca de agua fresca para tomar y relajarse, mas sus pensamientos no lo dejaban tranquilo, repitiendo la misma pregunta "¿Por qué?". Sus dedos fríos tomando el vaso con el líquido, lo llevó a su boca y dio pequeños sorbitos, asustado por lo frío que estaba el agua. Parecía estar ido, ya que parpadeaba cada dos minutos y sus ojos estaban fijos en el reloj, que ahora marcaba las cinco cuarenta. No se dio cuenta que había subido a su cuarto hasta que sintió el roce de las sábanas en sus piernas.

—¿Pero qué-...ah, Dios, ¿Por qué estoy así?—. Se hizo un ovillo.

Su respiración ya se había calmado un poco, más el shock inicial seguía ahí. Era raro, en su pecho solo había una presión que él pensaba que lo terminaría matando, y en su mente aparecía la imagen del pelicafé junto a él. Extrañamente, lo quería a su lado. Más que cualquier otro día, sentía que lo necesitaba. Deseaba que lo sostuviera en sus brazos.

—Quiero...un abrazo—. Susurró, aun abrazando sus piernas.

Luego de eso el pelirrojo decidió levantarse de su cama a darse una ducha, tratando de olvidar todo lo que había pasado hace unas horas. Había optado por un baño largo y relajante, juntando sus sales y aromas de baño para hacerlo más placentero. Lavó su cabello con el nuevo shampoo que Kyoyou le había regalado y por último paso el acondicionador por todas las puntas. Saliendo del baño estaba cuando recordó que había dejado su desayuno en el fuego y lo más probable es que ya se hubiera quemado.

—Mierda—. Suspiró—. Hice mi huevito por nada—. Dijo triste.

Resignado, agarro una rodaja de pan y le echo jalea de fresa encima, dando una mordida y disfrutando de su sabor. Ya casi era hora de salir a trabajar y el ojiazul aún no se ponía ropa decente. Su trabajo no era tan complicado, era el diseñador gráfico de la empresa de cosméticos en donde trabajaba, la cual, coincidientemente Dazai era el dueño de. Pero por esa razón era que el más alto estaba fuera del país la mayoría de veces. Teniendo varias reuniones en sedes internacionales, conociendo nuevos productos para colaborar con, y hacer más grande su negocio.

El pelirrojo no lo negaba, estaba muy orgulloso y contento de lo que él más alto estaba logrando, simplemente le dolía un poco el no poder estar con él todo el tiempo. A veces el también sentía soledad.

—Nakahara-san buenos días—. Saludo su subordinado.

—Oh, Atsushi-kun, ¿qué haces tan temprano aquí?—. Saludó.

—¿Dazai-san no le dijo?—. Preguntó dudoso.

—¿Decirme qué?—. Alzó una ceja, intrigado.

—Hoy le daremos la bienvenida a un grupo de personas—. Dijo mientras caminaba a paso lento.

—¿A quiénes?—. Sinceramente, él no tenía ni idea de eso.

—No lo sé, creo que es una empresa pequeña de los Estados Unidos—. Subió sus hombros.

—Aaah, creo que ya sé, esta bien, ¿tengo que ir?—. Preguntó.

—Dazai-san dijo que no era necesario—. Mencionó.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora