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Dreams
Three-shot
[Pt. 2]

La hora en que ambos quedaron para juntarse había llegado. El pelirrojo tenía en cuenta que el castaño siempre llegaba tarde, así que le dijo esa hora a propósito. A pesar de que la verdadera hora era hasta las 6:30 pm, el decidió ir a las seis. Pues cabía la posibilidad de que el más alto llegara temprano. Cosa que no fue así.

Chuuya suspiro cansado de esperarlo parado todo el tiempo, así que fue a sentarse en una banca que había por ahí. Apoyó su cabeza en el respaldo, para luego posar su vista al cielo. Divulgando entre sus pensamientos.

-¿Estas en tu modo filósofo?-. Escuchó su voz a sus espaldas. Lentamente se puso de pie, y estaba listo para recriminarle, pero el otro lo detuvo-. Se nos hace tarde, vayamos-. Dijo serio. Chuuya quedo sorprendido por lo poco que lo fastidio. Bueno, talvez había cambiado un poco.

El camino hacia el lugar en donde estaban escondidos esos niños fue corto. Pero ambos lo sintieron largo por el hecho de que nadie nunca dijo nada. Un silencio sepulcral reinaba entre ellos. Hasta que pasó lo que tuvo que pasar.

-Chuuya, hazte para atrás-. Aviso el castaño en voz baja.

-¿Qué pasa?-. Preguntó dando dos pasos para atrás.

-Espera ahí-. Dijo mientras salía corriendo. Y ahora qué, el idiota de Osamu lo había dejado ahí. Parado. Solo. En medio de un laboratorio abandonado. ¿Qué hacía ahora?

Seguía caminando, o confiaba ciegamente en Dazai. Cualquiera de las dos, podían cobrarle su vida. Aunque, siendose sincero, prefería confiar en su ex-compañero. Así que se quedó ahí, alerta y sin bajar la guardia. Esperando por un ataque enemigo. Pero lo único que escuchó fue un,

-¡Chuuya, quítate de ahí, ya!-. Por parte del pelicafe. En un movimiento rápido y activando su habilidad. Salió disparado al aire, mientras una explosión era causada en el suelo, justo donde el estaba parado.

-¿Me pensabas dejar ahí? Bastardo infeliz-. Alegó mientras seguía volando.

-Claro que no. Era parte del plan-. Dijo serio, llegando a su lado, junto con los niños. El pelirrojo lo miró sorprendido. Fue rápido.

-¿Los encontraste? ¿Tan rápido?-. Cuestionó, viendo a los 4 pequeños que estaban ahí.

-Si, incluso me aprendí sus nombres. Mira, ella es Kaori, el es Kiko, el es Haruhi y ella es Saho-. Señaló a cada uno.

-¡Hola! ¡Gracias por salvarnos!-. Exclamaron al unísono. El ojiazul se impresionó, bien sabía que su compañero era sumamente inteligente, pero no sabía que iban a solucionar todo así de rápido.

-No creería eso, Chuuya. Aún no ha terminado-. Dijo viéndolo serio.

-Quédate con los niños. Me encargaré de esto-. Le respondió con igual seriedad.

-Ni se te ocurra-. Lo vio, reprochandole con la mirada.

-Es la única forma-. Fue lo último que dijo, porque de un segundo a otro ya se encontraba adentro del laboratorio abandonado, buscando al causante del secuestro y la explosión.

Todo marchaba tranquilo. No se escuchaban estruendos de cosas rompiéndose y explotando. Todo estaba demasiado normal para el gusto de Dazai. Que estaba muy ocupado tratando de hacer reír a los pequeños que tenía a su alrededor. Si bien no le agradaba la idea de quedarse a cuidar a estas cosas, también tenía en cuenta que el no podía pelear a fuerza bruta. De eso se encargaba Chuuya.

Consternado, sabiendo muy bien lo que se avecinaba, se alejó con los chicos de ahí. Justo cuando llegaron a un lugar más lejano, el edificio podrido donde estaban los secuestrados explotó en llamas.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora