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Be my human (Angels! AU)
One-shot

Los ojos de Chuuya se abrieron de par en par al notar que ya había luz afuera de su ventana, sabiendo que otro día estaba por comenzar. Suspiró pesadamente, la verdad es que hoy no tenía tantas energías como para levantarse y hacer todo lo que tenía que hacer. Pero un castaño ojicafé, que ni siquiera era un humano como tal, estaba haciendo demasiado ruido, privandole de seguir durmiendo en paz.

Con su brazo tapo sus ojos, cansado de tener que escuchar los constantes gritos de buenos días de el queridísimo ángel guardián que estaba invadiendo su privacidad como humano. Destapó sus ojos, encontrándose con Dazai, flotando encima de él viéndolo fijamente, y no pudo evitar soltar:

—Mierda, quítate, me asustas—. Sinceramente Chuuya sabía que ese tipo de palabras herían, quiera o no, los sentimientos de su ángel. Pues ellos eran vunerables a las quejas de sus humanos.

—Lo siento—. Se hizo a un lado, esperando a que su humano decidiera levantarse.

Chuuya de mala gana se puso de pie, caminando hasta el baño para darse una ducha, sin notar al espíritu que lo seguía detrás, comenzó a desvestirse, hasta que subió su vista dándose cuenta, por fin, de que alguien lo seguía viendo.

—Si no estoy mal, los ángeles tienen prohibido ver a sus humanos de esa forma ¿no?—. Suspiró, no era que estuviera enojado, pero estaba cansado.

—Eso...si pero yo...¡Chuuya! no lo estaba haciendo de esa forma ¡que estas diciendo!—. Se quejó.

Lo normal era que los ángeles no sintieran emociones tan fuertes como las experimentan los humanos. Aunque eso sólo pasa con los ángeles que no se involucran del todo en la vida de su humano. A decir verdad, un ángel puede sentir todo lo que un humano siente, y más si es su propio humano. Dazai siempre se sintió apegado a Chuuya desde el día del nacimiento de este, sin embargo, nunca pudo expresarse con libertad por el hecho de que enamorarse de un humano quedaba completamente prohibido para un ángel. Y él lo sabía muy bien. Era un error, claro está. Y por eso nunca supo cómo controlar sus emociones. Era un ángel vulnerable a su humano.

Dazai se sentía muy triste, no sabía cuando todo eso que estaba sintiendo se convertiría en un conflicto con su Padre. No quería volverlo un conflicto, pero Él todo lo sabe, por ende tarde o temprano se terminaría dando cuenta. Y Dazai resultaría como un ángel desterrado, más conocido como un ángel caído. Desde que era un ángel guardián nunca se había apegado tanto a sus humanos, pero cuando supo que Nakahara Chuuya estaba a su custodia, se emocionó mucho, cosa que no pasó desapercibida por su Padre, quien no lo prohibió pero comenzó a estar consciente de que uno de sus ángeles estaba siendo corrompido.

—Chuuya...—. Susurró el ángel una vez el pelirrojo salió de bañarse.

—¿Qué?—. Subió su vista al chico que observaba al suelo.

—Me iré un segundo ¿De acuerdo?—. Sonrió, pero se notaba que era una sonrisa forzada.

—¿A dónde?—. Era raro que Dazai tuviera que irse. En sí, era raro que un ángel se separara de su humano.

—Tengo que atender algo urgente—. Río.

—Okay—. Soltó sin darle tanta importancia.

Oh, cuan confundido estaba. Dazai se fue, y evidentemente ya habían pasado varios días desde que lo hizo. Chuuya no solía preocuparse, era un ángel, sabría que hacer en cualquier situación. Así que todos estos días estuvo distrayendose con cosas triviales, salía a cafeterías, realizaba todas sus tareas, se levantaba más temprano para ponerse a hacer algo productivo. Era cierto. Estaba evitando pensar en Dazai.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora