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Reverse Soukoku (Chuuya pertenece a la ADA y Dazai nunca dejó la mafia)

(Esta idea no es mía yo solamente la desarrollé, es de ✨LovelySparta0quién amablemente me dio una razón para seguir escribiendo <3)

One-shot

La puerta de la oficina se abría por milésima vez en el día, lo había acontecido tenía a todos los trabajadores de la organización estresados, y mucho más por el hecho de que su nuevo jefe nunca se paraba de su maldita silla. Es como que si quisiera que un milagro pasara, esperando sentado sin hacer nada. Pero cabría mencionar, que desde sus 16 años él había sido así. En otras palabras y más sencillas, un completo huevón.

-Jefe...él ya está aquí-. Sonó la voz de uno de sus empleados.

-Déjalo pasar, y da mi orden a todos que tienen prohibido dirigirle la palabra, mucho menos si es para preguntar porqué está aquí-. Mostró una de sus enfermizas sonrisas.

-Entendido jefe-. Dijo para luego retirarse.

El chico de estatura baja se encontraba parado enfrente de la entrada de su antiguo trabajo, mentiría si dijera que no se sentía para nada nervioso. Capaz no porque estaba ahí, sino porque él estaba ahí, sentado, esperándolo pacientemente. Quería largarse, darse la vuelta e ignorar completamente esta nueva misión, pero eran órdenes de su ahora nuevo jefe, y no podía así de sencillo, hacerle caso omiso a sus palabras. Así que no le quedó de otra más que esperar que le otorgaran el permiso para entrar.

-Nakahara-san, puede pasar-. Habló el mismo empleado.

-Gracias-. Fue lo único que dijo, mientras se adentraba a la Mafia.

Sus pasos resonaban levemente con el piso de mármol, había olvidado lo mucho que odiaba el caminar ahí. Hacía mucho ruido. Chistó por lo bajo al ver por su rabillo del ojo como todos los que trabajaban ahí se le quedaban viendo. Era normal, supuso. El que tus anteriores subordinados te observaran con cautela. Después de todo, ahí adentro lo consideraban como un sucio traidor.

El jefe de la Mafia se había parado de su asiento, cuando se escucharon dos toques en la puerta de su oficina. Éste, con diversión en su rostro, se dirigió a la puerta, abriendola y dejando pasar al pelirrojo que se notaba fastidiado.

-Bienvenido de nuevo, Chuuya-. Lo vio a los ojos, esperando alguna reacción de parte del otro, pero sólo encontró dos orbes azules observándole detenidamente.

-Dazai-. Dijo en modo de saludo.

-¿Estoy más guapo verdad?-. Respondió, al ver que el ojiazul no quitaba su vista de encima.

-Quisieras-. En su voz se notaba un ligero temblor, indicando que estaba o asustado, o simplemente sorprendido por lo...raro que se había tornado ese lugar.

Nadie de los dos dijo nada después de eso, mayormente porque era incómodo, después de todo ellos dos eran ex-compañeros, y antes, conocían sus tipos de silencios, pero ahora sólo había un gran vacío. Con 7 años en medio de su último encuentro, pues ahora ambos tenían 25 y 24 años, el pelirrojo siendo el mayor, dado que su cumpleaños había sido hace menos de dos semanas. Pero esa es otra historia para otra ocasión. El castaño volvió a sentarse en su lugar, dándole a entender al más bajo que también podía tomar asiento. Caminando a las sillas que estaban enfrente de la mesa del más alto, se sentó esperando a que el otro dijera algo.

-Bien, te diré el plan, resumido-. Mencionó agarrando papeles en sus manos, el otro solo asintió-. Se lo mucho que odias hacer travestismo pero necesito que lo hagas ¿de acuerdo?-. Subió su vista, encontrándose con la mirada aburrida del más bajo.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora