16✨

4.5K 285 237
                                    

Highschool
One-shot

El pequeño chico, de cabello pelirrojo, estaba convencido de que el instituto era la cosa más aburrida y sin sentido que había en su vida. A pesar de que toda su vida no tenía sentido, detestaba el colegio, por el simple hecho de que causaba un estrés diario en el. Inexplicable, porque a todos les causaba ese sentimiento de remordimiento y ganas de matar a los profesores. Pero bueno, a quién culpabamos.

Tampoco es que el lindo ojiazul no tuviera amigos, claro, tenía millones. Pero el sabía que no todas esas amistades eran buenas, y también sabía como separar lo correcto de lo incorrecto. Aún que a veces le daba igual, ¿Quién había inventado esa palabrería de bueno o malo? Cada uno vive y piensa con sus propios ideales. Al menos, mientras la realidad sea un concepto vago, sin sentido, cada uno coexiste con sus creencias.

El timbre para entrar a clases no sonaba, pues aún era temprano. Chuuya acostumbraba a llegar tarde a las clases, pero esta vez lo obligaron a llegar temprano, ya que su mamá había regresado de su viaje, ahora le tocaba el infierno de soportar los reproches de su madre, y de su hermana también.

Su día era monótono, se juntaba con Tachihara, su mejor amigo, luego juntos iban a clases, llegaba la persona que más detestaba en el mundo, Osamu Dazai, le molestaba mientras este le trataba de propinar un buen golpe pero fallaba en cada intento, llegaba el maestro, Oda Sakunosuke, y todo el rollo de las materias, tareas, exámenes, empezaba.

Pero extrañamente, hoy le parecía todo muy...¿Genial? ¿Alegre? Podría ser que Chuuya, el del mal genio, este de ¿buen humor? ¿Pero qué pasaba?

Tachihara notó que su amigo se encontraba muy sonriente. Así que decidió preguntarle sus razones,

-¿Tomaste algún tipo de droga para estar así de feliz y contento?-.

-¿Ah? Claro que no, solo me siento alegre-. Respondió, mientras saludaba a Atsushi y Akutagawa, que pasaban por ahí.

-¿No hay razón?-. Volvió a preguntar.

-No Tachihara, no hay. Ahora cállate si no quieres arruinar mi buen humor-. Amenazó.

-Calmado-. Se burló, pero el pelirojo lo ignoró.

-Iré a la biblioteca en lo que suena el timbre-. Dijo, volteandose para la otra dirección, dejando solo y confundido a su compañero.

Ya en la biblioteca, el ojiazul comenzó con la búsqueda de un libro que hace tiempo quería leer, llevaba por nombre El Cuervo de Edgar Allan Poe, y necesitaba leerlo, no quería, lo necesitaba. Así que entre todas las novelas de misterio y terror, encontró por fin la sección de obras escritas por dichoso autor. Entre todas sus obras, el libro que el quería estaba en el estante más alto, y él, por su reducida estatura, se encontraba frustrado.

Pero decidió no molestarse, llamó al encargado de la biblioteca, Rampo Edogawa, para que le ayudara a alcanzar el libro, pero lamentablemente, éste aún no llegaba al instituto. Supuso que hoy era un día alrevezado, pues claro está, que todos los sucesos que normalmente pasan, hoy no estaban pasando.

Chuuya seguía sin poder tomar ese libro que tanto quería. Para colmo no había nadie ahí que pudiera ayudarlo, así que optó por posar un pie en la estantería de arriba, para subirla y rápidamente jalar la obra que deseaba, pero en el intento de hacer eso, un brazo lo detuvo. Y escuchó su voz a sus espaldas,

-Oi enano, no hagas eso-.

-Maldito-.

-No me insultes, agradece que te baje tu asqueroso libro-. Habló, pasándole el libro al más bajo.

-G-gracias-. Respondió sin más, soltando una sonrisa inconscientemente, haciendo que el castaño que estaba a su lado fijara su vista en el. Se le hizo muy tierno.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora