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Karaoke Nights
One-shot (Odasaku vivo y trabajando en la Agencia, convenció a Dazai de trabajar ahí también, yay)

La Port Mafia decidió invitar a la Agencia Armada de Detectives a una de sus muchas fiestas, celebrando esta vez su victoria contra una organización criminal que amenazaba a Yokohama hace tan solo unos días. Por supuesto que los detectives no dudaron ni un segundo en aceptar, Kenji, el principal culpable de aceptar tan rápido, calmó a todos diciendo que de todos modos sólo iban por la comida gratis, secretamente él iba también por su secreta-no-tan-secreta admiración hacia cierto pelirrojo de ojos azules.

Ranpo tampoco dudo en concordar que iba por la comida y los pasteles gratis que habían en ese lugar. Yosano suspiró de felicidad al saber que habría vino, oh su tan precioso vino. Les recuerda a un enano con sombrero ¿verdad? Por otro lado, Atsushi consideraba todas sus decisiones de vida, si terminaba yendo ¿Akutagawa no lo sacaría volando de un Rashomonaso?

—No Atsushi-kun, Akutagawa-kun no te sacará de ahí, lo prometo—. Dijo un castaño, que hablando de él, estaba completamente feliz porque llegaría a molestar a su querido chibi.

—Dazai-san, ¿usted no tiene miedo de que Nakahara-san algún día en verdad lo asesine?—. Dijo con voz temblorosa.

—¿Hum? ¿Por qué debería? ¿No has visto su estatura? ¡No podría ni alcanzarme el ombligo~!—. Río, en otro lado de Yokohama un pelirrojo sintiendo su piel erizarse, alguien hablaba de él.

—Miedo—. Atsushi susurró.

Había caído ya la tarde, más o menos unas dos horas antes de que iniciara dichoso evento. La Port Mafia ya tenía arreglado todo, tan sólo faltaban mínimos detalles, como los macarrones que Kyoyou había comprado de una de las tiendas más famosas de repostería. Mori residía en su oficina ayudando a Elise a escoger un vestido de los cien mil que tenía, al final optó por uno color lila de falda acampanada brillante. Los integrantes de Balck Lizard estaban arreglandose cada uno respectivamente en su habitación. Y ¿Chuuya? Él estaba terminando de firmar papeles que no quedaron firmados hace dos noches.

—Yo no soy el tipo que dice que se quiere morir, pero podría por favor morirme hoy—. Rogó al cielo, casi que hasta llorando.

—Las acciones de Dazai-san realmente están llegando a ti Chuuya-kun—. Escuchó la voz de Tachihara en su oficina.

—¿Qué? Claro que no, nunca le daría al bastardo momia la satisfacción de eso—. Alegó.

—Bueno Chuuya, como digas, tienes que alistarte para la celebración—. Le avisó, antes de agregar:— ¡No tan elegante esta vez!—.

Chuuya recordó que hoy, de hecho, iba a ver a cierto edificio que tenía como ex-compañero, que sólo agrego más irritación a su persona. Susurrando insultos por lo bajo, se paró de su escritorio y se dirigió a la habitación que tenía en la Mafia cuando sucedían emergencias. Siempre guardaba ropa ahí. Tomó una camisa roja de manga larga y pantalones negros ajustados, le avisaron que el código de vestir era casual, así que por primera vez en su vida, decidió cambiar la camisa roja por un simple sueter beige olgado.

Se vio en el espejo antes de chistar. Él se miraba bien con cualquier cosa, y eso Chuuya lo sabía perfectamente. Sonrió satisfecho de su sencillo outfit y salió de ahí no sin antes tomar algunos ibuprofenos para su dolor de cabeza. Sí, había tenido migraña en todo el día.

Cuando por fin llegó la ansiada hora de inicio, todos los invitados ya habían llegado y ya se habían colocado en grupitos. A veces mezclándose con los miembros de la Mafia, y otros permaneciendo de su lado. Dazai se encontraba caminando de aquí para allá entre la Agencia y la Mafia, por obvias razones. Odasaku, quien no había llegado a trabajar a la Agencia el día de hoy por razones personales, sí que no se perdió la fiesta del todo.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora