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Bad husband
One-shot

—Dazai, ya llegué—. Avisó el pelirrojo al entrar a su hogar.

Pero no escuchó ninguna respuesta, le restó importancia porque al sentir el leve olor a comida por el aire, supo que se encontraba cocinando....

¿Estaba cocinando?

Abrió sus ojos sorprendido y se dirigió a la cocina a paso rápido, encontrando al castaño en una gabacha, que naturalmente Chuuya usaba, haciendo algo de comer. El ojiazul se acercó a él, y tomó su antebrazo, parando toda acción que realizaba. Dazai volteó su rostro hacia el más bajo, sonriendole le dijo:

—Hice cena chibi, ah, por cierto, también dejé unas cosas arriba en el baño, supuse que te servirían para relajarte—. Se dio la vuelta para abrazarlo.

—Espera, quítate quítate—. Empujó suavemente el cuerpo del más alto—. ¿Estas haciendo comida y compraste sea lo que sea porque pensaste que me serviría?....¿Estás bien?—. Conectó su mirada con la del más alto.

—Si Chuuya~ ahora apúrate a bañarte así comemos—. Mencionó tarareando.

El pelirrojo extrañado por su comportamiento, decidió no insistir más, pero sabía muy bien que algo pasaba. Mejor dicho, algo le pasaba a Dazai. Y aunque estuviera feliz y sonriente, había algo que estaba ocultando tras todas esas fachadas. Llegó al baño tan solo para encontrarse con una bolsa llena de geles de baño, jabones y algunas sales aromatizadas. Todo tenía su olor favorito, que era café y vainilla. Agradeció internamente el que su esposo haya pensado en él como para comprarle esto. Era la ¿primera o segunda vez? El punto es que Dazai casi no hacía ese tipo de acciones.

Cuando terminó de bañarse, colocó un sueter holgado y unos shorts, para luego bajar al comedor, donde toda la mesa ya estaba puesta y Dazai estaba llevando los platos con comida. El más bajo ladeo su cabeza tratando de comprender el extraño comportamiento del más alto, sin embargo no había nada que cuadrara. No era su aniversario, tampoco era su cumpleaños, ni el de él, ni era San Valentín, tampoco era Navidad, ni Año Nuevo, no era nada. Era tan sólo un 18 de agosto común y corriente.

—Oh, falta el agua—. Mencionó el ojiazul, listo para levantarse a traer el refresco.

—Quédate aquí, iré yo—. Le dijo, saliendo disparado a traer el líquido.

El pequeño mafioso volvió a quedarse estupefacto. No tenía sentido ¿Qué estaba pasando aquí? Dazai en verdad estaba siendo demasiado amable, y eso lo asustaba. Regresó con el agua, volviéndose a sentar en su lugar, aún con su semblante tranquilo, irradiando una felicidad, aunque falsa fuera.

—¿Cómo estuvo tu día?—. Preguntó antes de llevarse un bocado a sus labios.

—¿Por qué preguntas eso?—. Subió su mirada, tratando de encontrar el porqué.

—Uh...eso, pues, hace unos días vi una película, en donde el protagonista siempre le preguntaba a otra persona como le había ido en su día—. Subió sus hombros, como si no fuera de gran importancia.

—¿En serio estás bien Dazai? ¿No pasó algo...no sé, te dijeron algo?—. Chuuya tenía sus sospechas, sabía que algo le estaba dando problema.

—Nada, nada chibi, sigue comiendo—. Sonrió, pero esta vez su sonrisa no llegó hasta sus ojos, sino que se quedó estancada, fingiendo alegría. De nuevo.

Ambos terminaron de comer, Dazai, como era de esperarse, se paró antes que el pelirrojo, agarrando los platos sucios, llevándolos al lavadero tan solo para comenzar a lavarlos él mismo. Chuuya suspiró, al parecer si tendría que hablar seriamente con su pareja. Después de unos diez minutos, el castaño terminó de lavar todo, listo para ir a la habitación donde se supone que estaría Chuuya. Pero lo encontró recostado en el sillón, esperando por él.

—¿Por qué no fuiste a dormir?—. Le cuestionó.

—Necesitaba hablar contigo—. Respondió serio, por un momento creyó ver una pizca de temor en los ojos avellana, pero se esfumó cuando intento ver más allá.

—¿Y qué es eso que quieres hablarme?—. Se sentó a su lado.

—Se que te pasa algo, no trates de ocultarmelo Dazai—. Lo miró a los ojos.

—No se a que te refieres chibi—. Río incómodo.

—Tus ojos están hinchados, lloraste. En tu dedo anular tienes un corte, por cocinar incontables veces. En la bolsa había una lista, la letra se parecía a la de Gin, supuse que le preguntaste acerca de jabones y esas cosas. Tienes ojeras muy notables, también, por haberte quedado despierto tanto tiempo pensando en lo que justamente no me quieres decir—. Señaló cada una de las cosas que había notado.

—Chuuya...tú...—. Quedó impresionado, realmente.

—Bien, ahora dime que pasó—. Demandó.

—Pero-...—.

—Nada, dímelo—.

—Chuuya...¿No crees que soy un mal esposo?—. Preguntó, bajando su rostro, no dejando ver como sus ojos se humedecían.

—¿Qué?—. Quedó incrédulo.

—Es sólo...Chuuya, creo que es mejor que nos divorciemos—. Le comentó, completamente serio.

—No, no, hey ¿quién te dijo que eras mal esposo?—. Su cuerpo ahora erguido y viendo fijamente a su esposo.

—Nadie Chuuya, solo dime si quieres el divorcio o si quieres dejar de vivir conmigo, o si prefieres que yo me vaya, o algo, lo haré lo prometo—. Tomó las dos manos del más pequeño.

—Dazai, escúchame—. Soltó su agarre, tan solo para tomar su rostro entre sus manos—. No quiero un divorcio, no quiero dejar de vivir contigo, no quiero que te vayas. Y por supuesto que no eres un mal esposo ¿Cómo siquiera llegaste a esa conclusión?—. Dazai en cualquier momento sentía sus emociones explotar.

—No lo sé, yo solo supuse que ya estabas cansado de mi, no se Chuuya—. Su voz por fin se quebró, el pelirrojo sintió como su corazón se encogía, sin pensarlo mucho lo tomó entre sus brazos abrazándole.

—Cuál fuera la razón por la que pensaste en eso, tu mente no tiene razón Dazai. Escúchame a mi ¿si? Soy feliz estando contigo—. Susurró, notando como el cuerpo del castaño se relajaba entre el abrazo.

—¿De verdad lo eres? Existen personas mucho mejores que yo...y además, yo no te merezco Chuuya—. Siguió diciendo.

—Dios, Dazai, mírame a los ojos y escucha bien—. Demandó, safandose del abrazo—. Soy feliz si estoy a tu lado, soy completamente feliz teniendote. ¿Sabes lo poco que me importa que hayan mejores personas que tú? Yo te amo a ti y solamente a ti—. Aseguró, el de ojos cafés sintiendo el cariño y la devoción con la que el pelirrojo le decía eso.

—Te amo Chuuya—. Limpió sus ojos llenos de líquido salado.

—Lo sé—. Asintió—. Yo también lo hago Osamu—.

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Ayuda muero de sueño 😭😭😭😭 en como media hora entro al colegio y sinceramente yo solo quiero ir a mi casa. Esto d volver a ir a presenciales esta feo

Pero bueno, espero les haya gustado <3

Me despido tengan feliz día yo iré a sufrir recibiendo clase de mate 😃👍

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Me despido tengan feliz día yo iré a sufrir recibiendo clase de mate 😃👍

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora