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Oh, Chuuya's sick...again
One-shot

Para el pelirrojo enfermarse era completamente normal y constante, más que todo porque dentro de él existía un ser más, que era un literal Dios, consumiendo su cuerpo poco a poco, y eso hacía que sus defensas se vieran afectadas de gran forma. Y si a eso le sumamos, que hace unos días tuvo que pelear contra ciertos enemigos, que por muy raro que parezca fueron difíciles de vencer, sus extremidades estaban más que agotadas, y Chuuya solo quería tirarse en su cama y dormir. Pero eso no iba a ser posible.

Y simplemente no iba a ser posible porque sabía que Mori lo iba a poner a escribir el reporte, dado el caso de que era una misión sumamente importante, y no podía permitirse el entregar el papeleo más tarde. Así que llevó sus pies, como pudo, hasta la Mafia, y se sentó dentro de su oficina, a escribir dicho reporte. Con el rostro más agotado del mundo.

Suspiró cuando terminó de escribir el primer párrafo, ya no podía más, sus dedos dolían, su cabeza daba vueltas, y en su nariz había un leve ardor que lo privaban de concentrarse. Su corazón también latía irregular, sentía que algunos de sus latidos no llegaban completamente a bombear la suficiente sangre hacia todos sus órganos, dejando así un punzante dolor en el pecho. Tampoco podía quitar el hecho de que lo que estaba sintiendo se tratara nada más de un ataque de ansiedad. Y hubiera sido así, si no se hubiera quedado dormido, y a la hora de despertarse, no hubiera tenido fiebre.

Los hermanos Akutagawa estaban parados enfrente de la oficina del pelirrojo, tocaron antes de andentrarse, esperando a escuchar un saludo por parte del pequeño mafioso, mas sin embargo, solo se escucho el leve quejido del dios durmiente. Gin fue la primera en notar que su superior tenía sus mejillas rojizas, luego Ryuunosuke fue el que habló, dejando notar una pizca de preocupación en su tono.

—¿Chuuya-san?—. Se acercó a su escritorio.

—Ryuu, creo que Chuuya-san se encuentra enfermo—. Le avisó Gin.

—Si ¿pero hace unos días no estaba bien? ¿Cómo pasó esto?—. Cuestionó.

—No lo sé, pero será mejor que alguien lo vea—. Trató de convencer a su hermano de que lo llevaran con algún doctor.

—Espera, Chuuya-san no querrá despertarse en el hospital de la mafia, siempre ha detestado ese lugar—. Mencionó, pensativo.

—¿Entonces que hacemos? Está ardiendo en fiebre, y parece estar teniendo pesadillas—. Hizo una mueca preocupada.

Entomces Akutagawa tanteó las bolsas del abrigo de su superior en busca de su celular, cuando lo encontró, lo prendió dejando ver la pantalla de bloqueo. Sinceramente, no tenía ni idea de cual podía ser su contraseña, pero de todos modos intentó, hasta que por su lento cerebro se le ocurrió poner la huella digital de Chuuya, desbloqueando así el dispositivo.

—¿A quién debería de llamar?—. Preguntó a su hermana.

—No sé, mira entre sus contactos quien es el más propenso a cuidar de Chuuya—. Se acercó al de pelo azabache, viendo el celular juntos.

—No tiene ningún doctor como contacto—. Enfatizó.

—Obviamente no iba a tener, Chuuya-san siempre ha odiado los doctores—. Alegó.

—¿Entonces a quién? No podemos decírselo al Jefe—. Recalcó.

—Hm...¿Yosano-sensei? Digo, se que es de la organización enemiga, pero estamos en una alianza por ahora, así que supongo que le podemos pedir ayuda ¿no?—. Dijo.

—Pero...Chuuya-san no tiene a Yosano-sensei en su lista de contactos—. Volteó a ver su hermana, quien pensaba en algo.

—Llama a Dazai-san, él tal vez pueda pasar el mensaje a Yosano-san—. Exclamó.

Soukoku: The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora