Avanzó temblando de emocion por la espiral del cielo. Murmuró tu nombre solo para mí, camino entre cadáveres como si no estuvieran allí.
Por favor llama y repite mi nombre como hiciste aquel día.
Te lo ruego solo di mi nombre, por favor una vez má...
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- ¿Nuestro enemigo es el mundo? - dijo firme un soldado de la política militar casi como si fuera un chiste una noticia tan desagradable - Si lo hacemos público, cundirá el pánico en las murallas.
- Sí. Ni siquiera nosotros sabemos las implicaciones que tiene esto - soltó otro a su lado sudando frío.
- ¿Volveremos a engañar a la población? - reprimió Pixis al otro lado de la sala, con el ceño fruncido y poca paciencia para aquellos hombres - Igual que hizo el rey Reiss, ¿Mantendremos a la población como ganado sin decirles nada?
Aquello dejó a todos callados, más cuando la mirada oscura de la hija del comandante se posó en aquellos soldados haciéndolos temblar, pensaron que jamás volverían a tener esa sensación tras la muerte del comandante Erwin.
- De ser así, ¿Pará qué le robamos la corona al rey Reiss? - concluyó Pixis de nuevo dando paso al silencio, nadie parecía tener la audacia de hablar.
- Lo haremos público - habló finamente Historia ante la nula respuesta de otros - Devolveremos los recuerdos de la gente de hace cien años a la de ahora. Los habitantes de las murallas compartimos el mismo destino. Debemos unirnos y colaborar.
Parecía que Historia miraba más allá de lo que necesitaba el pueblo, les daría lo que por derecho les pertenecía y eso era bueno, por lo que cuando miro a Galatea sabía que ella estaría a su completa disposición.
- Que así sea - apoyo la joven mientras se levantaba y le daba un saludo militar dando a entender que, la hija del comandante Erwin Smith el héroe de la muralla María, le era fiel a la reina Historia.
Este simple gesto la consolidó como una figura política tanto entre la gente como entre las figuras militares, siento tanto una ventaja como una amenaza, después de todo el renombre de su padre la respaldaba tanto como su amistad con la reina.
Con la fama de la hija del héroe se esparció la historia del nacimiento del pueblo de Ymir, los demonios a lo que se referían los extranjeros. Los titanes que eran en realidad humanos y la horrible verdad del rey anterior.
Los que hay más allá de las murallas y la nación que quiere verlos perecer, amenazando la vida con sus titanes cambiantes respondían do todas aquellas preguntas que alguna vez Galatea y Erwin compartieron.
Aún qué parecía irreal no le costó nada creerlo a diferencia de la gran multitud quien tenía opiniones divididas, el mundo al que se enfrentaban los consideraban bestias dañinas.
Pero desde su perspectiva Galatea no sentía nada diferente, después de todo así fue como la gente la miraba al nacer, su madre sin deseara y su padre viéndola como un objeto del cual sacar ganancias.
