Naturalmente

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El invierno ya había llegado y todo comenzaba a volverse blanco a causa de la nieve, hacía frío la gran mayoría del día y en las noches sentías hasta el último dedo congelado.

Armin terminó despertando antes de lo esperado mientras la vista en su ventana no era más que hielo, la habitación tenia una temperatura muy baja, después de todo así era todo el edificio de los dormitorios. Teniendo a Galatea a su lado como casi todas las mañanas se olvidaba del frío.

Ya tenía varias semanas con la misma rutina desde que ambos confesaron sus sentimientos, Galatea llegaba a su habitación siempre cargando su almohada para pasar el rato con él, mientras la miraba rodando en su cama con documentos entre sus dedos, Armin pensaba lo rápido que habían avanzando con ella.

Saltando una relación de amantes para ir directamente a ser el prometido de la hija del antiguo comandante.

Un apodo con el que Sasha y Connie lo molestaban contestemente en cada momento que podían, "el prometido de la superior" remplazo por completo su nombre durante los almuerzos y entrenamientos, si le sumaba la mirada desaprobatoria de Floch persiguiéndolo se volvía un martirio.

Galatea se la vivía ocupada durante el día al haberse convertido en la mano derecha de la comandante Hange ya que esta poco sabia de todo el papeleo que Erwin Smith hacia al estar en aquel puesto, la comandante consumía el cien porciento del tiempo de la más joven dentro de la oficina del antiguo Comandante.

Sumándole a la administración de los posibles nuevos reclutas de la Legión después de la publicación de dos reseñas en el periódico sobre lo heroica que era la a Legión de Reconocimiento y el honor que es ser parte de esta, una gran movimiento publicitario era como Galatea lo describía.

Solo cuando el atardecer estaba por terminar era que la joven soldado lograba llegar a su habitación para luego ir a la de Armin, pues se negaba rotundamente a dormir sola durante muchos días seguidos, llegando casi como si se tratara de su propia recamara. Asustando al rubio cada vez que abría la puerta.

Sin darse cuenta se acostumbro a los hábitos nocturnos de Galatea, no solía moverse durante la noche y era tan silenciosa como una tumba, pero insistía en pegarse a él aprisionándolo tanto con sus piernas como con sus brazos provocando que Armin dejara de ponerse nervioso por su cercanía forzada.

La joven tenía la mala costumbre llegar directo a acostarse en su cama, cayendo dormida en un minuto o revisando papeleo en silencio, despertarse tan puntualmente a las cinco de la mañana para irse a la oficina de Hange y seguir trabajando todo el día.

Por suerte Armin abrió los ojos minutos antes que ella, mirándola a su lado dándole la espalda, mostrando la piel de su nuca junto con las ondas negras de su cabello adornando su almohada.

𝐏𝐑𝐀𝐘 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐄 ⸻ 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora