Me Quedaré Contigo

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Las horas del viaje se reflejaban completamente en la espada baja de Galatea, en cuanto llegaron a Ragako pasado el medio día se estiró nada más bajar del caballo tronando su espalda de forma brusca que hasta a ella le sorprendió.

Cuando Dauper estaba a la vista ya era tan tarde que el cielo estaba totalmente oscuro y eran las luces de la villa lo que les ayudaba a avanzar durante la noche, encontrando la posada perfecta para poder descansar y tener a sus caballos seguros.

- Estoy cansada - soltó suspirando en cuanto entraron a la habitación, espaciosa y cálida, muy diferente a la de la cede.

- Aún tenemos que bajar a cenar, apenas has comido - respondió dejando las cosas de ambos en el suelo, mirando como la joven se dejaba caer en seco sobre la cama.

- Solo voy a descansar un momento mis ojos - excuso, haciéndose bolita importándole poco que aún tenía las botas en sus pies.

Armin fue y se sentó en la cama para quitarlas de sus pies mientras Galatea se pasmo por su acción y sólo escondía la cara entre las sábanas fingiendo dormir.

El rubio de a poco desabrochaba las agujetas y quitaba ambas botas negras dejando ver sus pies cubiertos por calcetas, aun que siempre tenía la oportunidad de verlos cuando ella llegaba a su habitación apenas en ese momento se dio cuenta de que eran pequeños para su altura.

- Oye - llamó la chica aún con sus pies en el regazo del joven quien la miró curioso.

Está solo le hizo una seña para que se acercara, algo que obviamente hizo quedando acostado un poco más bajo que ella, a la altura de su estómago.

Galatea comenzó a jugar con sus cabellos mientras este solo se quedaba quieto en su lugar, solo pegando su frente a su vientre similar a como lo hizo en su nuca durante la mañana.

- Sabes que puedes abrazarme si quieres, ¿verdad? - inicio penosa mientras jugueteaba con un mechón rubio - No tienes que pedir permiso.

Aquello solo avergonzó al joven por que nuevamente parecía leerle la mente y decir exactamente lo que necesitaba escuchar, así que sin dudar paso sus brazos alrededor de la cintura de Galatea mientras enterrada su rostro completamente en su estómago.

Sentía las caricias suaves en su cabeza jurando que la joven tenía su mirada clavada en esta lo que no motivaba a Armin a mirar arriba pues tenía una mirada tan fuerte que era difícil sostenerla en situaciones así, en donde era tratado con cariño.

Fue el gruñido del estómago de Galatea lo único capaz de hacerlo mirar hacia arriba, encontrando su rostro rojo y con los ojos cerrados, esperando que Armin lo ignorara pues claramente había sido involuntario.

𝐏𝐑𝐀𝐘 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐄 ⸻ 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora