Avanzó temblando de emocion por la espiral del cielo. Murmuró tu nombre solo para mí, camino entre cadáveres como si no estuvieran allí.
Por favor llama y repite mi nombre como hiciste aquel día.
Te lo ruego solo di mi nombre, por favor una vez má...
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El sonido de los los titanes siendo aplastados por la indumentaria en Trost dejó de oírse a la mitad del invierno, solo dejando la paz para los ciudadanos así como para el resto de soldados en las murallas.
Cuando la nieve comenzó a derretirse y el calor se respiraba en el aire, la Legión anunció que ya no quedaba ni un solo titan dentro de la Muralla María. Ahora solo era un páramo fértil y verde que dejó de oler a sangre.
En cuanto aquello pasó y la gente festejaba en las calles a la Legión, Levi salió solo con Galatea a su lado de nuevo hacía Shiganshina, tan rápido como sus caballos podían y tan impacientes como sus corazones palpitaban.
Meses después de su despedida la joven entró de nuevo aquella casa acompañada del capitán para darle un descanso digno a su padre quien parecía abrazar las pocas hebras negras que permanecieron acompañándolo.
Una vez más Levi la vio llorar y derrumbarse, sabía que sin importar los años que pasarán Galatea jamás superaría la muerte de Erwin, por propias palabras de la joven desde el día que lo conoció aun sentía como si estuviera en un sueño muy largo del que no quería despertar. Era el amor de su vida.
Ella lo veneraba como si fuera un profeta. Prácticamente lo era. Su manera de luchar milagrosamente reducía las bajas de los soldados, era joven y remplazo a muchos veteranos. Él no era ningún noble ni un caballero del ejército, si no un estudioso y plebeyo como todos los demás.
No era un demonio, era sólo un hombre con un sueño.
Con la puerta sellada en Trost se rehabilitaron los elevadores logrando el paso al otro lado de la muralla. Empezaron a pavimentar carreteras, a crear caminos, arar la tierra y levantar ciudades destrozadas en escombros.
Ya se veían las flores brotar y las mariposas revolotear por los campos, se les permitió a los refugiados a volver a casa devolviéndoles la vida que los titanes les habían arrebatado hace tanto tiempo. Se les había regresado lo que les pertenecía por nacer.
Y finalmente, después de seis largos años desde el primer ataque del titan colosal, la Legión de Reconocimiento inició una misión fuera de la Muralla María.
De nuevo Hange y Levi cabalgaron aquellos terrenos que no lograron ver hace años y por primera vez los más jóvenes disfrutaban de sus brisas.
- Tenías razón, Hange. Parece que prácticamente los aniquilados a todos en un año - mencionó Levi después de pasar horas cabalgando sin la vista de algún titan molesto.
- En ese caso, nos dirigiremos el objetivo que marcamos - le respondió Hange esperanzadora, era la primera expedición en su vida que era tan tranquila.
- Si seguimos a este ritmo pronto estaremos al final de la isla - acompañó Galatea al otro lado de la comandante luciendo aquel corcel blanco como el de su padre.
