5 Sin brújula

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Unos suaves golpes en la puerta me despertaron. Miré el reloj y veo que son las cinco de la tarde. Me Había quedado dormida por varias horas. Pero porque llamaban a mi puerta, será por Juliana?.....

*****
Me quedé dormida después de la ducha. Creo que Renata me vió tan mal, que me dejó descansar incluso sin almorzar. Aun estoy envuelta en la toalla, así que me levanto y respondo con la voz ronca.

—Un momento.

—Soy yo, doctora.

Voy a la puerta y abro un poco intimidada; aunque sea ella, no me siento cómoda vestida de esta forma.

—Le traigo algo de comer. Imaginé que se había quedado dormida, pero ya me parecía mucho tiempo sin probar bocado desde el desayuno.

—Gracias, Renata. Ahora lo comeré, voy a vestirme.

—Claro, señorita; tranquila.

—Llámame Valentina.

—No me sentiré cómoda...

—Por favor... al menos cuando no haya nadie delante. Es que llamándome «señorita» me siento como si estuviéramos en otra época..., rollo clasista, no sé.

—Lo intentaré, pero no le prometo nada.

—Gracias.

Salió de la habitación; me dejó un sándwich, una pieza de fruta y un café. Se lo agradezco, el café me encanta. Me pongo un pantalón cómodo estilo yoga y una sudadera. Esta tarde no pretendo hacer nada, a no ser que haya una urgencia veterinaria. Voy a intentar documentarme un poco más sobre los procedimientos que hay que seguir con las vacas y las ovejas y, en lo que se refiere a la granja, que el personal se encargue de ella y, si no, sinceramente, que la mismísima granjerita se levante. Ya me importa bien poco si le sueldan bien o no las costillas, después de la mañana que pasé limpiando mierda de vaca, empapada por culpa del cabronazo de Fermín, por hoy no voy a hacer más. Creo que sigo oliendo mal incluso después de aplicarme una crema con uno de mis perfumes favoritos.

La tarde me resulta muy productiva: me empapo de artículos especializados sobre los animales de granja, escucho música de mis artistas favoritos e incluso puedo leer un poco. A las diez de la noche, decidí bajar a cenar.

Más animada, estoy bajando por la escalera cuando oigo unas carcajadas: son personas sentadas en la mesa. Con sigilo, me escondo para escuchar. Es Fermín quien habla.

—La muy tonta se cayó en toda la mierda de una vaca nada más entrar... —dice el muy idiota, saltándose nuestro acuerdo.

—Sólo hay que verla, es tan divina esa Tyni... Viene aquí con esos aires de ciudad y no creo que dure ni un mes. No sé de dónde la habrá sacado la jefa, pero, estoy seguro que la despedirá, porque, estará muy buena, pero estoy seguro de que será igual de inútil que en todo lo demás —comentó Beltran.

—Ni siquiera preguntó si había algo para ponerse y no mojarse. Estuvo todo el día con su ropita de marca y acabó hecha un basurero. Cuando salió de las cuadras ya no estaba tan divina..., parecía un esperpento —se carcajeó Fermín.

«¡Mierdaaa! No sé si llorar o entrar ahí ¡Malditos cretinos!»

Entré decidida a no amilanarme, y entonces mi mundo se cae cuando veo a Renata allí sentada, sin decir ni una palabra. La que pensaba que sería mi amiga está escuchándolos sin abrir la boca. Al verme creo que siente vergüenza, pero agacha la cabeza y sigue comiendo.

—¡Qué bonito! ¿Les parece gracioso reírse de mí? Pues sí, nunca he trabajado en una granja, pero al menos intento ayudar, no como ustedes, quienes, en lugar de preocuparse por su jefa, están aquí burlándose de mí, que estoy aquí para ser la medico veterinaria de la granja, una especie de asistir a ustedes. De todas formas, tranquilos, que les queda poco de reírse.

Mi Granjerita (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora