¡OMGGGG, cómo pasa el tiempo! Estamos comenzando junio y después haber terminado las prácticas, es el momento de la verdad; de enfrentarme a los exámenes y el TFG. Seguí las pautas de alimentación que el Dr me recetó y debo reconocer que me encuentro más repuesta anímicamente hablando. Sin embargo, sigo durmiendo poco y, ahora más que nunca, tengo que aprovechar todo el tiempo del que dispongo. Tengo sólo tres exámenes teóricos y después debo presentar el TFG, que ya está prácticamente acabado. Don Camilo vendrá para acompañarme, junto con la profesora Alma Moreno, mi tutora, a la exposición del trabajo. Debo admitir que ella ha sido un gran apoyo durante todo este curso. Sin su ayuda no hubiera podido superarlo.
Nerviosa, acudo a su examen y me sonríe cuando entro por la puerta. Sé que aún se siente mal por el golpe de Black, aunque no fue culpa suya, sino mía, ya lo hemos hablado, y no quiero que eso influya en mi nota.
—Buena suerte —murmura, y me guiña un ojo.
Me siento en la primera fila y, cuando todo el mundo está dispuesto, nos entregan los exámenes. Leo primero todas las preguntas y me centro en las que estoy totalmente segura de saber responder correctamente.
Después, con el tiempo ajustado, contesto al resto. Una vez finalizado, se lo entrego. He sido de las últimas, espero haberlo hecho bien. «Medicina preventiva y política sanitaria, zoonosis y salud pública» es una asignatura obligatoria con ocho créditos, por lo que, si no apruebo, puedo dar por olvidada ya la carrera este año. Sé que he estado muy apurada, podría haberme matriculado en alguna asignatura más para salvar así mis créditos, pero no disponía de más tiempo para estudiar. Espero que esta vez el karma se apiade de mí.
El viernes tengo otro examen que salvo en las mismas condiciones, y el miércoles, el último. Después me quedan sólo cinco días, pues el martes expongo mi TFG ante el tribunal. Debo concluirlo, repasarlo y rezar para que ese día no esté hecha un flan y mis nervios no me jueguen una mala pasada.
«¡Valeriana a mil!», pienso.
«Ni valeriana ni nada: un buen polvo alivia todas las tensiones», replica mi conciencia.
«Míra tu, qué espabilada. A ver, ¿con quién me acuesto yo?»
«Tú y yo sabemos quién sería la indicada, pero está un poco lejos, así que, a falta de pan, buenas son tortas.»
«¡Pues va a ser que no!»
Y eso es en todos los sentidos: no voy a llamarla y no voy a usar una sustituta. En definitiva: no voy a echar un polvo, como me recomienda mi conciencia, para aliviar tensiones.
«Tú te lo pierdes, bonita. Te ahorrarías mucho estrés, aunque gastes baterias»
Niego con la cabeza y, sin querer, mi mente me traiciona recordándome los momentos entre Juliana y yo. Si ella fuera la elegida, desde luego no sería «echar un polvo», pues hace mucho tiempo que entre las dos dejó de ser así para convertirse en algo más intenso. Muevo la cabeza intentando borrar las imágenes tórridas de mi mente y me centro en repasar el trabajo. Tengo poco tiempo y cada vez que lo leo me parece que falta algo, que está mal, y eso hace que me ponga más nerviosa. Sólo espero no quedarme en blanco y no saber qué decir cuando llegue el momento de estar delante de la junta.
Al final, cansada, me tumbo en la cama y cierro los ojos, pero mi subconsciente vuelve a jugármela. Quiero gritar que no me haga esto, pero, ya sea dormida o en un estado de duermevela, sigue martirizándome con ello durante varias horas.
Así llevo todos estos días: revisando el trabajo y soñando con ella. La noche anterior a mi exposición me despierto empapada en sudor; son las cinco de la mañana. Decidí tomar un café bien cargado y revisar mi exposición por última vez. Apenas será media hora, debería estar descansada e intentar volver a dormir, pero sé que, una vez despierta, ya no voy a volver a pegar ojo.

ESTÁS LEYENDO
Mi Granjerita (Terminada)
FanfictionValentina acaba de perder su empleo en la clínica veterinaria, pero está decidida a retomar sus estudios y finalizar de una vez por todas su carrera, sin embargo se deja embaucar de nuevo por su amiga Sofía para trabajar en una granja en Tepoztlan...