Sofía salió malhumorada de la habitación y suspiró. La verdad es que ese consejo es muy sabio, pero, aunque quisiera seguirlo, emprendí una nueva etapa de mi vida y, ahora más que nunca, deseo superar este reto. Me centro en estudiar hasta la madrugada, con la ayuda de una gran jarra de café, y, cuando mis ojos deciden que ya no pueden más, me tumbo en la cama a descansar, cuando me despierto, estoy agotada, por lo que decidí darme una ducha para despejarme un poco. Justo cuando salgo del baño, llegan Sofía y Sergio. Estuvieron toda la noche de fiesta; su estado de embriaguez es evidente todavía.
Intento esquivarlos, pero mi amiga, en cuanto me ve, arremete contra mí.
—Tyni, duerme un poco, tu cara parece la de un zombi... —Dicho esto, le entra la risa floja.
—Muy graciosa...
—Lleva razón. Tienes una cara de muerta que no puedes con ella —interviene Sergio, que no suele decir nunca nada, pero le sigue el juego en esta ocasión.
Ambos empiezan a reírse como si no hubiera un mañana, pero a mí no me hace ninguna gracia.
—La Tyni zombi —suelta Sofía, y siguen riéndose
—Ay yaaa!!! Váyanse a dormir esa borrachera.
—Tyni zombi, Tyni zombi... —repite mi amiga una y otra vez.
—¡Que se chinguen los dos! ¡Me tienen hasta ya!.
Ambos dejan de reírse, mirándome con ojos de búho. Sin decir nada más, me voy a mi habitación, me visto y decidí ir a tomar un café a cualquier sitio, para salir de casa. Quizá lo mejor sea que durante al menos media hora me dé un poco el aire para que se me quite esta cara de muerta que dicen que tengo.
En el café donde vi a Juliana por última vez, me siento y desayuno. Son las ocho de la mañana de un domingo, así que no hay tanta gente, sólo dos señores mayores que, imagino, no pueden dormir, han decidido salir a pasear y, debido al frío, se han metido aquí a tomar algo caliente.
Decidí darme un capricho: un chocolate con panqueques. Porque este clima lo vale, y porque hace días que no como mucho y mi cuerpo agradecerá la dosis de azúcar.
—¡Pues sí! Porque te estás quedando en el espíritu de la golosina, bonita. Ni los bichos van a poderse dar un festín contigo cuando te mueras...
—No se iban a dar un festín de todas formas, porque pienso incinerarme, tonta.
—¡Seguro que arderás en el infierno! Por mala.
—La primera que se quemará serás tú, por bruja... como las de Salem.
—¡Ja!
—¿Sabes qué? Te ignoro.
—Pues, para ignorarme, sigues dándome plática tynniii.
Tiene razón. ¿Por qué rayos estoy discutiendo con mi conciencia? ¡Porque estoy rematadamente loca! Y es que cada día que pasa, entre las pocas horas que duermo, mi conciencia y ahora Sofía y Sergio, me estoy volviendo más y más loca. Estoy para que me encierren en un manicomio y tiren la llave.
Y es que quién me mandaría a mí ponerme a estudiar a estas alturas de mi vida. ¡Evidentemente, nadie! Pero es algo personal y, además, quiero demostrar a mi papá que puedo y que voy a aprobar... sobre todo a chiquillos que tengo por compañeros, que cuando me vieron llegar el primer día me miraron con cara de estar pensando: «¿Esta vieja viene a clase? Va a durar dos días aquí». ¡Dios, cómo me enerva que la gente te juzgue por la edad! No saben nada de mí, y ellos podrán tener más capacidad para retener conocimientos, pero en experiencia a mí no hay quien me gane.

ESTÁS LEYENDO
Mi Granjerita (Terminada)
FanfictionValentina acaba de perder su empleo en la clínica veterinaria, pero está decidida a retomar sus estudios y finalizar de una vez por todas su carrera, sin embargo se deja embaucar de nuevo por su amiga Sofía para trabajar en una granja en Tepoztlan...