Al despertar siento que algo en mí ha cambiado. Tengo que enfrentarme a ella, pero lo haré con naturalidad, como la vez pasada. Hemos quedado en que todo seguiría como siempre, y así debe ser. Sólo ha sido sexo entre adultas. La gente se acuesta todos los días y no pasa nada, ¿no?
«Pero ella es tu jefa y, si no recuerdo mal, la última vez te castigó durante semanas», me dice mi conciencia para empezar bien la mañana.
«Fue porque cometí una imprudencia.»
«Bueno, tú piensa lo que quieras. Veremos de qué humor está hoy.»
Decidí ignorarla, porque, sinceramente, no me apetece comenzar el día peleando con ella.
Bajo a desayunar y saludo a Renata, como todos los días. Ella me regala una bonita sonrisa y me voy al trabajo. Sin embargo, la mala suerte me persigue: Fermín, que había dejado el hospital para acabar de restablecerse fuera, parece que ya está del todo bien y se ha reincorporado al trabajo, pues está junto a Juliana, por lo que me toca esforzarme por ser cordial.
«¡Mala hierba nunca muere! Te lo dije»
—Buenos días. ¡Qué alegría tenerte otra vez con nosotros aquí, Fermín! Espero que ya estés recuperado del todo —comento con toda la ilusión que puedo fingir para que Juliana no se percate de la ironía.
—Claro... Soy un tipo duro, así que ya estoy al cien por cien —dice con esa sonrisa suya que me provoca náuseas.
—Me alegro.
—Buenos días, Valentina —me saluda secamente Juliana.
—Buenos días, jefa. Voy a hacer mi ronda. Si necesitas algo...
—No, por supuesto que no.
—Ok, como sea...
«¿Te lo dije o no te lo dije? Aquí viene tu castigo», me dice mi querida amiga.
«¡Cállate la boca!», refunfuño, riñendo a mi conciencia.
«¡Uff, qué humor, Tyni!»
Niego con la cabeza, exasperada, cuando esos dos ya no pueden verme. Sé que es una locura, pero hasta yo misma me saco de quicio. Como siga así, voy a darme de cabezazos contra la pared. Decidí ir a ver al único chico que siempre me arranca una sonrisa: Black. El ternero está tremendo y pronto lo llevarán al matadero. Sólo de pensarlo se me parte el corazón, pero así es la vida. Yo no puedo quedármelo. Sigo pensando en la propuesta que Juliana me hizo, pero no tiene ni pies ni cabeza.
—Hola, pequeño —lo saludo al llegar a su cuadra—. ¿Cómo está mi chico hoy?
El animalito saca la cabeza para que le dé mimos y hago lo mismo de todos los días: darle unas caricias que me ensanchan el corazón. Es increíble que se ponga tan feliz al verme. Empiezo a hablar con él mientras lo rasco y le doy algo de comida. Paso un rato allí y me marcho. Esta tarde regresaré, como siempre, una vez haya finalizado mi trabajo.
A la hora de almorzar todo el mundo está pendiente de Fermín, por lo que me sumo en mi burbuja y decidí terminar rápidamente para subir a mi cuarto. Necesito perderlo de vista y dejar de oír a la gente hablar de él. Ha sido peor el remedio que la enfermedad.
Me tumbo en la cama, hasta que el sonido del móvil me devuelve a la realidad: es Sofía.
—Hola, Sofi... —respondo, aún somnolienta.
—Hola, Tyni. ¿Te desperté?
—Tranquila, no pasa nada. ¿Estás bien?
—La verdad es que no... Estoy pensando en ir a verte este fin de semana.
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Mi Granjerita (Terminada)
FanfictionValentina acaba de perder su empleo en la clínica veterinaria, pero está decidida a retomar sus estudios y finalizar de una vez por todas su carrera, sin embargo se deja embaucar de nuevo por su amiga Sofía para trabajar en una granja en Tepoztlan...