23 Malestares

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He sido mala malísima, no puedo negarlo. Esta vez, y sin que sirva de precedente, me merezco todos los calificativos que mi conciencia me quiera otorgar. Anda, guapa, suelta por esa boquita.

Pero nada, no suelta prenda y me sorprendo de que no sea capaz de salir la pequeña voz canalla para soltarme cualquier burrada. Me pongo la mano en la frente para comprobar si estoy enferma y compruebo que no, no lo estoy. En fin, ¿será que se fue a descansar?

«No, estoy aquí, pero no me apetece insultarte, estoy sumamente cansada. Has sido una desgraciada muy mala. No tengo nada más que añadir.»

«Vaya, vaya..., que mal por tí. En fin, tú te lo pierdes, bonita. Yo que estaba dispuesta a empezar una guerra contigo...»

No responde. Qué pena, con las ganas que tenía de hacer guerra... Otra vez será. Me dirijo a ver a Black, mi chico; con él se me pasa todo. Detecto que hoy está un poco apagado también. Le hago un chequeo y me doy cuenta de que parece estar enfermo. Hoy le limitaré la comida y, si mañana está igual, tendré que ponerle algo de medicación. Le doy un beso, que recibe de buen grado, y me marcho un poco angustiada. Jamás lo había visto así. Además, hoy es jueves; espero que mejore, porque, si no lo hace, el sábado ni en sueños me voy con Juliana a ningún sitio. Me late mucho mucho lo del balneario, pero no voy a dejar a Black en este estado. Regreso a la casa y veo que todos están en la mesa, incluso Juliana. Siento que tengo que sentarme a cenar. No es quiera, a pesar de que no he comido nada este mediodía, pues no tengo hambre después de ver a mi ternerito tan achicopalado.

Renata me sirve un plato, pero no pruebo la carne y apenas toco la comida.

—¿Estás bien? —me pregunta Juliana cuando todos se retiraron.

—Black está un poco apagado. Le retiré la comida por si se trata de algo digestivo.

—Has hecho bien. Tranquila, mañana estará como nuevo. Seguro que no es nada.

—Eso espero... Tengo claro que no vas a quedarte con él, pero sabes lo mucho que me importa ese animal.

—Lo sé, Tyni. Tranquila, no voy a dejar que le pase nada, ¿de acuerdo?

—Gracias.

—Vamos a descansar. Hoy ha sido un día complicado.

—Será lo mejor.

Las dos vamos arriba y, cuando llegamos a la altura de su habitación, me mira contrariada.

—¿Tyni....Prefieres dormir sola? —me pregunta, coqueta.

Pensaba que estaría enfadada por cómo me fui antes, pero ahora parece preocupada por mí.

—La verdad es que quisiera compañía, pero no sexo —le contesto con total sinceridad.

Ahora mismo no estoy de humor para peleas ni batallas en la cama.

—Tranquila, lo entiendo. ¿Quieres dormir en tu cama o en la mía?

—Me da igual... Sólo quiero descansar un poco.

—Mejor en la mía, entonces. Es más grande y podemos firmar la paz por un rato.

—Perfecto. Voy a por mis cosas, no tardaré.

—Tómate el tiempo que necesites.

Me voy a mi dormitorio, me quito la ropa y me pongo el pijama. Opto por algo normal, no quiero provocarla. Me recojo el pelo y después me lavo los dientes. Me miro en el espejo; no tengo buen aspecto, pero creo que eso a ella no le importa. Me ha visto completamente bañada en mierda de vaca y sigo gustándole; comparado con eso, ahora mismo estoy más que aceptable.

Mi Granjerita (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora