21 Trabajo

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Cuando me despierto, con casi todo el peso de Juliana sobre mi cuerpo, me doy cuenta de que ayer me quedé dormida. Al final, ni noche entera de sexo, ni segundo asalto... y es una pena, porque realmente quería repetir.

«¡Es que eres más floja que una pereza!», me recrimina mi conciencia. Me quedo perpleja, de verdad que se está pasando en sus  opiniones.

«¿Te estás volviendo ecologista? ¿Qué expresión es ésa? No te pases mi vida.»

«Pero, vamos a ver... ¿Ese no es el de la era del hielo?»

¡Ahhhh ok si! ya se quién es el fulano ese, pero ¿a santo de qué me vienes con esa expresión?

«Pues preciosa mía. Te quedaste dormida tras el primer asalto. Y no te repetiste a ese bombón.. Puro dormir lo tuyo»

Tiene razón, la muy perra, merezco morir por eso, me desconozco. En fin... no voy a darle más vueltas; el día de ayer fue agotador y el sexo con Juliana siempre es demoledor.

Intento moverme, pero apenas lo consigo, estoy presa entre sus brazos. Ha debido decidir que no va a dejarme escapar como la última vez y, aunque no pensaba hacerlo, me parece que se está asegurando de ello. Le doy un suave mordisco en el lóbulo de la oreja para que se despierte y me libere de la prisión en la que me tiene y da un brinco.

—¡Auchhh! ¡Qué pasaaa! —gruñe, y me mira, mal humorada

—Buenos días a ti también.

—Si querías recibir un buen día, debiste despertarme como es debido, podrías haberme dado un besito.

—Yo no soy de despertares cariñosos, soy más de mordisquitos... —replico, dándole otro en el cuello.

—Más que un mordisquito pareció que ibas a comerme.

—¡Qué exagerada eres! Ha sido un bocado cariñoso; además, estabas aplastándome, será por eso por lo que no he podido medir mi fuerza

—¡Eso será! —dice, mirándome con ojos oscuros—. ¿Sabes que ayer te quedaste dormida sin llegar al segundo asalto y que quiero cobrármelo?

—¡Humm! Ya pasó tu oportunidad, granjerita.

—¡De eso nada, Tyni! Estás en mi cama y aún es temprano para ir a trabajar...

—Pensaba salir a correr

—Tienes otras formas más satisfactorias de hacer deporte conmigo, cariño... —me dice coqueta, y me besa el cuello.

Ese ligero toque de sus labios encendió todo mi ser, pero no lo admitiría ni ante el tribunal de La Haya.

—No sé, a mí el running me parece de lo más satisfactorio... —sigo fastidiandola.

Sus manos bajan hacia mi pelvis y juguetean con mis labios íntimos, haciendo que mi cuerpo convulsione.

—¿No te parece que este ejercicio es mejor?

—No... sé... —jadeo al sentir cómo introduce un poquito del dedo en mi sexo y comienza a moverlo rápidamente—. Ya te he dicho... que me gustaaa saaaliiiir...

La tensión está aumentando y percibo cómo se forma dentro de mí un orgasmo.

—¡Ajá! Pero ¿correr te provoca esta sensación, Tyni? —me pregunta, introduciendo un segundo dedo y empieza sus embestidas.

Estoy al borde del abismo, pero no quiero ceder aún a sus juegos.

—Más o menos... —suelto casi sin habla.

Mi Granjerita (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora