¡Madre mía! No sé cuántas cervezas llevo ya, pero esto comienza a ponerse un poco borroso. Sofía está ligando con un man al que no consigo ver, pero que parece estar como torcido. Sergio no sé dónde diablos se metió, y Juliana... Juliana está plantada a mi lado y creo que me está mirando mal, pero a mí me importa un bledo; yo sigo bailando desinhibida, producto de la sensación maravillosa que provoca el alcohol cuando has consumido lo justo para lograr ese puntito tan gratificante.
—Será mejor que te lleve a casa... —me dice, como siempre malhumorada.
—¡No! Tenemos que regresar todos juntos —replico, con la voz pastosa por el alcohol.
—Sergio dijo que se encarga de tu amiga Sofía. Me dijo que, si hace falta, se quedan en Cuernavaca y mañana vuelven los dos a mi casa.
—¡Te dije que no me voy! —le contesto elevando el tono de voz.
—Mañana tienes trabajo, Valentina. ¿No es en lo que quedamos? Si sigues bebiendo, no podrás hacerlo. Estás casi borracha.
«¡Maldita granjerita! Cuando mejor me lo estoy pasando tiene que recordarme el trabajo.»
—¿Qué sabes tú si he bebido demasiado o no? —le rebato, recalcando mucho las palabras, señal de que estoy empezando a estar ebria, de verdad.
—Puedo intuirlo, Tyni. Créeme, sé cuándo alguien está bebido, y tú estás llegando a ese punto.
—¡Vete a la mierda! Juliana...
—Ya es la segunda vez que me mandas ahí en el mismo día... No sé ni cómo tomármelo —replica coqueta
—¿Sabes qué eres una...? —No termino la frase. Lo pienso bien y me digo que, si lo hago, puedo estar en un serio problema.
—Vamos, Tyni... una, ¿qué? —me provoca.
Suelto el aire contenido y me doy la vuelta para no engancharme en una pelea, pero de inmediato me agarra del brazo y me gira. Casi me caigo y tiene que sujetarme fuerte para sostenerme.
—Dime, Tyni... —insiste cuando nuestras miradas están enfrentadas—: Soy una ¿qué...?
—Nada —respondo, enfadada.
—¿También eres una cobarde? Termina lo que empezaste —me incita.
—Una idiota —concluyo, porque nadie me llama cobarde.
—Vaya, gracias por el piropo. Ahora nos vamos —afirma sin soltarme y con la cara inexpresiva—. Creo que el alcohol ya ha hecho mella en ti. No quiero que sigas diciendo cosas de las que puedas arrepentirte.
Tira ligeramente de mí y nos dirigimos a la salida. Al final me dejo hacer, no tengo ganas de luchar más contra ella; no tengo fuerzas. Además, he perdido la pista de mis amigos, así que no me queda otra que irme con Juliana. Llegamos a una parada de taxis y me abre la puerta mientras habla con el conductor, imagino que pactando la dirección y el precio para que nos lleve hasta su casa. Se monta detrás, a mi lado, y casi desearía que no lo hubiera hecho. Su mirada me penetra. No puedo intuir qué está pensando, las cervezas me están bloqueando, pero creo que nada bueno. Me recuesto al otro lado. Comienzo a marearme y cierro los ojos, intentando serenarme un poco. Hay un largo trayecto y no quiero tener que decirle al taxista que pare para poder vomitar.
Al final parece que mi cuerpo consigue calmarse y me quedo profundamente dormida.
Juliana
Siendo sincera conmigo misma, me habría gustado que se recostase a mi lado, aunque es mejor así. No sé si deseo que esté tan cerca de mí; la tentación es muy grande. El simple hecho de tenerla a escasa distancia me provoca de una manera inexplicable. Está dormida y, aunque apesta a alcohol, también a su perfume, embriagador y seductor. Me tiene desconcertada. Odio que me haga sentir así. Desde el primer día trastoca todos mis sentidos, y sabía que eso me traería problemas. No dejo de repetírmelo y esta noche no ha hecho más que ratificarlo. Desde que hemos entrado en la discoteca y se puso a bailar con Sofía, moviendo las caderas de esa manera tan sensual, quise llevármela de allí y arrancarle la ropa para hacerla mía. Doy gracias porque al menos no vestía de manera provocativa y, aunque muchos hombres la han admirado, al menos no ha llamado tanto la atención porque yo ponia cara de narco para que no me la vieran.
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Mi Granjerita (Terminada)
FanficValentina acaba de perder su empleo en la clínica veterinaria, pero está decidida a retomar sus estudios y finalizar de una vez por todas su carrera, sin embargo se deja embaucar de nuevo por su amiga Sofía para trabajar en una granja en Tepoztlan...