Capitulo 2

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Anna Volkova.

Las manos me temblaban demasiado. Hasta incluso sentía como las gotas de sudor recorrían mi frente de lo mal que me sentía. No todos los días tu hija te dice que va a dejar el trabajo, y que se va a tomar un vuelo para irse con su novio a vivir a otra ciudad y mas sabiendo que lleva seis meses saliendo con el.

Mi mamá dejó el vaso sobre la isla, y se sentó enfrente mío con las manos entrelazadas sobre la mesa, y su típica sonrisa que derrocha amor a su hija mayor. Sasha, dejó de limpiar los platos y me prestó atención secándose las manos con un trapo. Por último papá no dejó de hacer batatas que estaba friendo para las últimas personas que llegaron al restaurante. Lo suyo es increíble, ha heredado el gen del abuelo de loa cocina, al igual que él del bisabuelo, y se lo toma demasiado enserio. Para él, es una parte de sí mismo, y por eso nos presiona tanto a mi hermano como a mí cada vez que preparamos algo. 

-Cuéntanos, cariño. ¿Qué sucede?. -comenzó mamá a preguntar.

Algo nerviosa dije- Quiero empezar diciendo que George me gusta mucho.- Hable rápido como pude, sin mirar a nadie.- Y que llevamos ya tiempo juntos, y que me trata muy bien.

-Es un piloto Anna. Gruño mi papá, con su voz ruda.

-¡Pues me voy a vivir con él! ¡Les guste o no!.- Grité enfadada.


George y yo nos conocimos en diciembre, a principios. Fue por un grupo de Instagram en el que coincidimos de casualidad, a través de unos amigos que teníamos en común que tenían un programa de cocina. Si algo me encanta de él, es que le gusta comer super sano, y me llamó la atención que estuviera tan interesado en los consejos que ponía yo por mensajes.

En navidad, me pidió una receta por privado, y el día de nochebuena me llamó por videollamada para que el enseñase a hacerla. En sí, fue muy divertido, porque no paraba de bromear conmigo y yo claramente le seguía el juego porque me había caído bien, y porqué no decirlo, porque me parecía un chico super lindo.  Luego en nochevieja, me pidió el número, y me llamó para desearme un feliz año nuevo. Ese día no salí de fiesta, porque me encontraba un poco mal, y él se quedó en su casa para hablar conmigo. Un gesto muy amable, y generoso de su parte, porque encima volvió a hacer una videollamada y pude ver sin censura como se quitaba el traje quedándose en calzoncillos. Me hizo sonrojarme como una colegiala, y además, se burló de mi cara de sueño.

A mediados de febrero, fui a verle por su cumpleaños. Fui de sorpresa. Habíamos estado hablando todo el mes por llamada, mensajes y demás, y me cayó bien, por lo que decidí sorprenderle. Ya tenía su dirección, por lo que solo tuve que subirme a un tren con dirección a Londres. Cuando me vio, me abrazó súper fuerte, y me invitó a pasar un par de días en su casa, y a la cena que había preparado para celebrar sus 22 años con sus compañeros y amigos. Esa noche bebimos, un poco. Lo suficiente para cuando se fueron los demás, George se lanzó, y comenzamos a salir. A raíz de ahí, cada vez que teníamos un finde libre, nos íbamos a ver. Él solía venir a Brighton, dónde íbamos a un hotel, y estábamos juntos e íbamos a la playa. Otras veces, iba yo, me quedaba de nuevo en su casa e iba a verle correr en alguna carrera que no quedara tan lejos de casa, aunque apenas les prestaba atención, porque de carreras entiendo poco y nada.

Hoy estoy feliz de poder decir que me voy de una vez por todas con él, para empezar una nueva vida.

-Sé que no les gusta, pero a mí sí.- Expliqué levantándome de la isla. Mis manos enseguida fueron al nudo que ataba mi delantal en mi espalda, soltándolo para quitármelo.- Y para que sepan... dejo el restaurante.

Y sin más, coloqué el delantal encima de la mesada.

-Estás loca si crees que te vas a ir así como si nada.- Rio mi mamá, con amargura.- Ni siquiera nos lo has presentado.

Bajo la piel // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora