Bajé al jardín, y le di el bañador a George, pero antes, le pedí que me diese un beso para borrar lo ocurrido. Mi cabeza debería estar en el, y en lo bueno que se vería cuando se pusiese ese bañador. iba a tener unas vistas espectaculares.
-Otra cosa antes irte al baño, George. -Le paré.- ¿Habrá comido tú amigo?.
-Es la una y media, Muñeca. Hasta las tres, no suele comer. -Me ofreció una sonrisa amable.- Puedes hacer lo que quieras en la cocina, si te apetece
-Había pensado en que hiciera él algo, así podíamos pasar un rato juntos en la piscina. -Propuse coqueta.
-¿Le vas a pedir al dueño que nos haga algo?. -Rio.- Lo de la piscina es tentador, pero él no sabe cocinar, y estaría mal que practicases un poco tus recetas y que colaboraras.
¿Qué persona que vivía sola no sabía cocinar? ¡Es absurdo! ¡Muy absurdo!.
Asentí rodando los ojos, y fui a la cocina. Puse un poco de música bachata, e inspeccioné los armarios y la heladera, donde vi que había cosas bastante sanas en un lado, y un poco menos sanas en el otro. Con un poco menos sanas me refiero a pizza, jugos procesador y más elementos como el chocolate. Respetaba los gustos de Lando, pero mientras estuviese yo en esa casa, respecto a la comida, iba a ejercer un control, porque al fin y al cabo, yo sería quien la cocinase.
De esa manera, miré en el armario de debajo de la encimera, bajo la pila, y vi el cubo de basura. Regresé a la nevera, tomé las cosas, y las lancé hacia la papelera al estilo de Pau Gasol y sus triples en la NBA.
-¡Eh, tú! .- Gritó desde las escaleras, viniendo deprisa,- No no no, ¡Para!.
Subí un poco la voz de la tele, para continuar con lo mío. Lancé una tarrina de cacao a la basura, que entró de lleno. En mi otra vida era más alta, y jugaba al básquet sin ninguna duda.
-¡Anna!.
Le miré con una ceja alzada retándole. Estaba a contra luz, con el sol dándole la espalda, pero aún así, se podía ver como solo llevaba un bañador, las ojotas y su celular en la mano.
-¿Qué está pasando aquí?. -Escuché la voz de George detrás mío. Sus manos no tardaron en rodear mi cintura y depositar un beso en mi mejilla.
Yo solo me reí, cogí una cosa que se trataba de algo con mal aspecto, y lo lancé junto a las demás cosas.
-¡Tu novia me quiere poner a dieta, o que le pasa!. -Exclamó moviendo las manos.
-Apuesto que con mi novia, como tú dices, esté aquí. -Me apretó un poco más.- Vas a comer muy sano al acabar el mes.
-Es verano. -Añado.- Hace calor, y precisamente un brócoli no es lo que me apetece.
-Dices eso porque no has probado mi lasaña de verdura... leva brócoli, y está súper rica.-Me relamí los labios. Él puso sus brazos en jarra.- Ahora venga, corre. Vete a jugar a la pelotita.
Con indignación, se dio la vuelta. George rio con la boca enterrada en mi cuello, mordió para hacerme chillar y reírme a carcajadas antes de irse junto a su amigo, dejándome tranquila en la cocina para empezar a preparar algo.
Esa tarde debimos ir a comprar tupers, y comida nueva. Después de la limpieza que había hecho, necesitábamos comprar.
Cuando terminé la comida, les llamé con un grito desde la ventana de encima de la pica de los platos. Me gustaba la cocina esta porque mientras lavabas los platos o preparabas algo al lado de esta, podías ver a la perfección gran parte del jardín, y era de lo más agradable. Estos no tardaron en llegar a mi llamado.
-George, esta tarde tienes que dejarme las llaves del coche. -Dije sirviendo los platos de ensalada, junto a la pasta con salsa de espinacas y tomate.
-Esta tarde no puedo. He quedado. -Se excusó, sacando los vasos.- Que Lando te deje el suyo.
-¿A mi bebé? Ni de broma hermano. Me lo estrella.-Rio.
-Debo ir a comprar, puedes dejarme el más viejo al menos. -Rodé los ojos.
Pero Lando negó con la cabeza, sonrió malévolo y robó un poco de la salsa.
-Te llevo yo.
-Eso sería genial, así se van conociendo más. -Sonrió George.- Y así compran juntos cosas que nos gusten a todos, y sanas.
-Si, claro mi amor. -Besé su mejilla sonriendo falsamente. Estar en un coche con él era lo que menos me apetecía.- No hay nada que me apetezca más.
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Bajo la piel // Lando Norris
Romance"Y así te empecé a querer, como quien no quiere aprender a querer y termina queriendo sin querer."