Capitulo 34

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Lando.

Después de la rueda de prensa, en la que respondí a todo con simpleza, se apagaron las cámaras. No estaba de humor, y ver a Anna sentada en la parte de atrás, justo por detrás de los periodistas, sacándome fotos con su cámara, no ayudaba. Cada vez que la miraba, recordaba lo que pasó hace unas horas, y no levantaba el ánimo. 

Cuando los cámaras se dispersaron, Horner vino hacia mí y hacia Helmut Marko, para informarme que ahora me vistiera con el mono, que haría un par de fotos con el monoplaza frente a algunos aficionados. 

Asentí, para frotarme la cara en cuanto se fue Marko. Horner, me puso una mano en el hombro y me preguntó que si me despistaba algo. Cuando fui a excusarme, Anna apareció a su lado con su sonrisa sin mostrar los dientes tan agradable de ver.- ¿Me dejas hablar con él? -Preguntó tímida, mirándome.

Horner se marchó accediendo sin problemas, y Anna se puso delante mía tomándome la cara. Estaba demasiado linda. Ella solo era preciosa. ¿Cómo no iba a estar inseguro? Ahora se iba a Londres, ella sola, y perfectamente podría encontrar a otro chico que la mereciera más que yo.

A esto me refería. En la rueda de prensa, cada vez que la miraba, sentía lo mismo. Confiaba en ella, pero era complicado experimentar algo nuevo. Era raro sentir nos celos a que no fuese por un juguete como cuando era pequeño. Esto ya era serio.

-Lando, estamos bien. -Me dijo enternecida.- Te lo prometo.

Tras darme un par de caricias en la mejilla con su pulgar, acabé convencido. Cuando me besó la mandíbula con lentitud, mordió ligeramente mi piel con sus dientes, sonreí como un niño pequeño. Tomé su cintura y la presioné contra mí. Sus manos se movieron a mi nuca, jugueteando con la cadena que adornaba mi cuello.- Estoy muy orgullosa de tí.

Sus palabras sirvieron para ponerme contento. El que estuviese nervioso por venir a otro equipo también influyó en mi estado de ánimo, y mi novia sabía como sacarme de un mal momento. ¿Quién me diría a mi, que solo necesitaría a una persona para alegrarme el día?

La abracé fuerte levantándola del suelo. Vi como Horner se reía junto a otro chico, y supe que había resuelto el misterio de mi hostilidad con los periodistas. Cuando la bajé, sonreí de lado.- ¿Saldrás conmigo? Te dije que quería ver primero al monoplaza contigo.

Mi pregunta pareció hacerle ilusión.

-¿No te da cosa salir conmigo?- Dijo.

-Esa no es la pregunta. -Rodé los ojos.

Ella puso un puchero mirando hacia abajo. Yo hice lo mismo. Solté una carcajada, y me fui a poner el mono.

Para cuando volví, la morena ya no estaba donde la había dejado. Le pregunté a un seguridad si la había visto, y me dijo que ya había salido para la calle. Yo le pedí que fuese a buscarla, y a los minutos llegó risueña. Como le prometí, tomé su mano, y salimos juntos a la calle. El ambiente era alucinante.

Anna me dio un beso en la mejilla antes de separarse, e irse hacia un costado. Para mi sorpresa, allí estaba casi todo el equipo, aplaudiéndome como un aficionado más. Algo me dio a entender, que mientras me había estado vistiendo, ella les había conocido. Me resultó agradable.

Después de un par de fotos con el monoplaza y los fans. El equipo se acerco a darme la bienvenida. Anna parecía haber amigos con ellos, porque un mecánico, poso su codo sobre ella metiéndose con su estatura para burlase. ¿Estaba coqueteando con ella? No mierda, debía confiar.

-¿Vienen? -Lo escuche decir.

-¿Qué? -Pregunté negando con la cabeza.

-Que si vienen a Blue Bay. Estaremos allí un rato, para irnos pronto y descansar. Pero si vienen, podemos conocernos y explicarte un poco de la dinámica del equipo. Somo una familia.

¿Familia? ¿Qué es eso? Me pregunté con ironía.

Miré a Anna, que sonreía pidiendo que dijera que sí. Ella obviamente quería ir para verme hacer amigos, y yo, quise darle el gusto.

Quedamos en el lugar a una hora determinada, antes de que la presentación terminase y llevara a Anna a comer por ahí. Después, nos fuimos al hotel a por nuestras cosas, y fuimos a visitar mi nueva casa, como no pudimos hacer anoche.

Al entrar, ambos quedamos encantados con el lugar. El mar se veía desde la gran ventana que hacía como pared en el salón, que estaba detrás del sofá. Anna visitó cada uno de los lugares, y habitaciones, dando saltitos y con ilusión. Al parecer le gustaba la casa.

Lo veía normal. El estilo era moderno, pero minimalista. No era frío, pero usaba colores neutros para darle profesionalidad a la casa. Seguro que en un par de semanas, cuando Anna volviera, Lo adornaría a su gusto y le daría más vida al departamento.

-Esta cama tiene pinta de ser cómoda. -Sugirió, sacándose el abrigo. Posó su valija encima del colchón, y la abrió buscando lo que supuse que era una bikini. En efecto, sacó un bikini del bolsillo pequeño.

-Me muero porque llegue esta noche, y acostarme en ella. -Admití, desabrochándome la camisa. Tengo unas ganas de dormir tremendas.

-¿Dormir? -Río.- Nos queda una hora para ir a Blue Bay, ¿No te apetece celebrar que ya eres oficialmente piloto de equipo?

Por la forma en la que se mordió el labio, alcé una ceja sacándome la camisa. Nada me apetecía más que marcar su cuello para que lo mostrase sin pudor por las calles de Mónaco.

Caminé hacia ella, y la empujé de manera que quedamos acostados sobre la cama. Estaba realmente cansado, pero mini Lando se estaba ocupando de que mis ganas de descansar se transformaran en ganas de recorrer el cuerpo de mi chica tantas veces como me diese tiempo en esta hora.

Cuando fui a besarla, su teléfono sonó. Se removió para sacárselo del bolsillo de atrás de la falda, y miró el nombre de la pantalla. Sasha. 

Su cara se palideció enseguida, y me pidió que me levantase. Confundido lo hice, y me moví hacia un lado. La noté nerviosa al atender la llamada.

-Feliz cumpleaños, mocosa. -Eso fue lo que oí.

¿Era su cumpleaños? Joder, ¿Y por qué yo no lo sabía? Y mierda, ¿Quién era Sasha, y por qué le llamaba mocosa?

Bajo la piel // Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora