Insomnios En Tu Piel

Capítulo 35

No sabía que hacer, estaba molesto conmigo mismo. Qué pasó sí hace unos días estaba casi tocando el cielo. Bueno lo toque por unas horas.

Pues sucede que mi mente me jugó sucio, recordándome todo lo que venía haciéndome odiar a esa chica.

Me permití caer con esa chica que tanto odio, esa chica que se la pasa de tienda en tienda. Y entonces decidí que no podía estar así. Todo había vuelto a ser como antes solo que esta vez sin los insultos, en la cara, claro. Apenas si la saludaba, no le dirigía la palabra, intentaba no toparme con ella.

Y eso solo era tortura para mi mismo, porque todas las noches soñaba con ella. Con su cuerpo entre mis brazos, con mis dedos danzando sobre su piel increíblemente suave, o su cabello sedoso enredado entre mis dedos. La dulce melodía que su boca desprendía al gemir mi nombre. Y ese era el maldito problema desde ya hace dos semanas. Esa mujer no sale de mi cabeza, cierro los ojos y la observo tan hermosa como siempre.

Había estado luchando contra las ganas de colarme en su habitación y meterme entre sus sábanas, para luego disfrutar de ella todo lo que pueda. Había descubierto que tengo muy buen autocontrol aunque estaba por entrar a la locura.

-Oye haz estado muy desorientado estos días, te pasa algo. – suspire, claro que sí, y tenía nombre y apellido: Júpiter Cárter o más bien Long.
-Solo estoy cansado.
-Hace dos semanas estabas muy feliz, qué pasó.
-Mira no quiero hablar de eso. Ya te dije que es solo cansancio.
-Huy amigo, eso me late a problemas de falta de sexo.
-Acaso yo hablo en chino. – pregunte muy molesto.
-Pues no muy bien que digamos, solo asististe a tres clases, y luego la dejaste. – estaba colmándome la paciencia.
-Jacob te lo suplico cierra la maldita boca por un momento, quieres. – él solo me sonrió.
-Estás insoportable, seguro estás en tus días. – ya era suficiente, me pare y lo hice levantarse de la silla frente a mí. Lo arrastre hacía fuera de mi oficina y le cerré la puerta. No sé como había aguantado a ese tarado.

Trate de olvidarme de todo y me puse a revisar algunos Memorándum que me habían enviado. Cuando me di cuenta ya eran la cinco. Al salir de la empresa no me di cuenta del camino y tope con alguien que cayó al suelo.

-Estás bien. – pregunte ayudándole a levantarse, era una chica morenita, chaparrita de ojos color café, era muy bonita.
-Sí, gracias. – dijo mirándome  fijamente.
-Me alegro, trabajas aquí.
-No, solo vine a dejar unos documentos.
-Ya veo. – ella me sonrió. – bueno que tengas buena tarde.
-Bueno… - empecé a caminar y antes de llegar más lejos la escuche hablarme. – Qué harás está noche. – sumirme en mi miseria como siempre.
-No lo sé, por qué. – inquirí curioso.
-Qué te parece si vamos a cenar hoy. – iba a rechazarla, pero tal vez está sea una buena opción para sacarme a cierta pelirroja de la cabeza y de la piel.
-A qué hora paso por ti.

Ella me dió la dirección de su casa para pasar a recogerla, antes de irme le pregunte por su nombre, y me dijo que se llamaba Tatiana.
Luego de eso me fui a casa, el auto de Júpiter no estaba. Subí a la habitación y comencé a revisar mi maletín. Recordé que debía pasar por la chica a las 8pm y ya eran las 7, yo ni siquiera me había quitado el traje. Me metí a la ducha, salí y me vestí con una camisa blanca y un pantalón café. Me puse a los zapatos y baje tranquilamente. Subí al auto y me dirigí a la dirección que la chica me había dado.

Claro, lo sé, lo sé. Era una idea totalmente estúpida ya que no conocía a la chica y que podría resultar siendo una secuestra chicos, pero prefería correr el riesgo a no hacer nada como siempre.

Veinte minutos después yo me encontraba parqueando fuera, me baje para tocar la puerta de la casa. Salió la chica muy bonita, vestía con un vestido negro que le llegaba a media pierna, y se moldeaba a sus curvas. Por alguna razón mi mente viajó a un cuerpo con muchas mejores curvas y una cintura muy pequeña que encajaba perfecta en mis manos. Sacudí la cabeza intentando no ir por ese camino.