Capítulo 16

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Comencé a vestirme lentamente y mientras lo hacía me puse a pensar en lo que estaba haciendo.

Jamás imagine que a los 26 estaría a cuarenta minutos de casarme.

Me seque el cabello con la toalla y luego me pase la mano por el. Odiaba los peines, definitivamente. Además no los necesitaba mucho, mi cabello era liso, así que no necesitaba tanta ciencia.

Termine de abrochar mi camisa.

Antes de casarme quería visitar varios países, pero aquí estaba con tan solo conociendo la preciosa playa de chile. Y mi país, por supuesto. Me puse el chaleco y encima el saco.
Me observe en el espejo y mis ojos no tenían ese brillo peculiar que siempre tenían. Y sentí pena por mi mismo.

¿Realmente quería ese puesto? ¿En serio estaba dispuesto a perderme para conseguirlo? ¿Podría salir ileso de esta nueva etapa qué se venía?
Aunque no importaba mucho lo que yo quisiera. Ahora mismo me había abandonado para poder sacar a papá del nido de estrés en el que estaba. No sabía lo que se venía, pero estaba seguro de que la pasaría muy mal. Sacudí la cabeza, no podía creer que ni me había casado y ya me estaba auto-compadeciendo de mí mismo. Ya no debería de estar pensando en esas cosas cuando estaba a nada de casarme.

- No puede ser tan malo. – me dije a mi mismo, mientras me observaba en el espejo.

De repente escuche que tocaron la puerta de mi habitación.

- Adelante.
- Hola hermanito, venía a decirte que ya estamos todos listos. – se acercó y me ayudó a arreglarme la corbata, al verme frustrado tratando de no ahorcarme. No era tiempo, aún no. - Todo va a salir bien, ya verás. Bájale a esos nervios, tienes que estar al cien hoy, recuérdalo.

Supire, cómo hacía eso. Lo miraba tan complicado, de verdad que tenía ganas de quitarme todo y tirarme a mi cama y no salir de allí en algunas décadas.

- Es tan difícil, pero tienes razón. Gracias. – le dije y le di un abrazo al ver que ya había terminado de anudar mi corbata.
- Lo sé, siempre la tengo. Ahora a bajar que mamá y papá nos están esperando. – dijo palmeando mi espalda. No dije nada y lo seguí hacia la sala, donde ya estaban nuestros padres listos para irnos.

Mi hermano a veces era muy listo, sabía que decir para tranquilizarne, a veces, solo a veces.

Al llegar me quede asombrado, el lugar era una belleza. Conocía perfectamente esta cuidad y había visto de todo en ella, pero nunca nada como lo que estaba frente a mis ojos.

Parqué en el lugar estipulado y baje junto a mi hermano que venía conmigo en el mismo auto. Papá y mamá se vinieron aparte.

Estaba muy iluminado y había un camino de piedra con algunas flores alrededor, lo que te quitaba un “wow”, era el paisaje. Los increíbles arboles, en estos habían luces alrededor, haciéndolos sobresalir mucho más, era muy bonito. Al entrar al lugar te obligabas a dejar de ver una sola cosa porque todo estaba precioso. El patio principal era hermoso, con luces en el suelo, aparte que estaba muy bien cuidado. Plantas colgando en redadas haciéndolo ver mucho más bello. Esto se había superado, me encantaba. Inconscientemente sonreí al ver todo y eso y saber que era algo que la gente recordaría.

Ya solo faltaban cinco minutos, así que comencé a caminar hacia el altar, ya estaban allí los padrinos y las damas. Me tope a algunas personas que estaban por sentarse, que se detenían solo para felicitarme, atrás venían mis padres muy sonrientes. Obviamente yo estaba igual o más risueño, ya había visto a varios inversionistas. Entonces escuche la música, supe que ya había comenzado. Me sitúe en mi lugar y entonces veo hacia adelante y lo que vi, juro me quitó el aliento por un momento. Júpiter venía del brazo de su papá pero eso no fue lo que me hizo verla mas de tres veces, de hecho no podía quitar la vista de ella.

Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora