Capítulo 5

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El tiempo iba volando. Ya había pasado un mes desde que me dijeron de esta obra, en la cual yo era la protagonista. Parecía más una obra de Shakespeare, pura tragedia sucedía nomás, solo que sin la muerte al final o… quien sabe.

Mi vida se había resumido a trabajo, estudio, familia, y planes de boda. Al final había decidido participar en la preparación de la boda, jamás creí que podría estar comprometida, pero la vida da muchas vueltas. Así que aunque no me hiciera feliz todo esto, lo disfrutaría, porque dudo que vaya a repetir esta ocasión.

Hoy había llegado la tela para el vestido de novia. Así que hoy iría a ver a mi tía, tenia una empresa textil, pero era increíble cosiendo, así que nadie mejor que ella para hacer mi vestido.

Parqueé fuera de la empresa y entré con la caja, donde llevaba la tela, en manos. Camine hasta su oficina.

-Hija, cómo estás – se levantó de su cómoda silla, estaba tras un hermoso escritorio café, viendo algunos papeles. Se dirigió a abrazarme. Deje la caja en una silla que estaba frente al escritorio.
-Todo bien. – dije con un sonrisa sincera. - Y tú qué tal estás.
-Me alegro mucho preciosa. Yo estoy muy bien no puedo quejarme.
-Me da gusto. – era más de lo que yo podía decir de mi vida.
-Que alegría tenerte por aquí, pero dime a que has venido, que dudo que sea solo por saludar a tu tía favorita. – hay, perdón me reí muy alto.

Ella me miraba mal, pero es que ese fue bueno. Realmente dudo tener tíos favoritos. De hecho solo tengo cuatro, los hermanos de mi madre, son dos mujeres y dos hombres. Quienes se molestaron mucho por como mi madre nos había dejado así porque sí. Y no nos dejaron solos. Siempre se han mantenido en contacto con nosotros, casi todas la noches nos llaman para saber cómo estamos o vienen a cenar con nosotros.

Por parte de mi padre tan solo tengo dos primos, Rodrigo y Ben. El último me odia.

De hecho él y yo jamás nos hemos llevado bien. Cuando yo dibujaba algo y él estaba cerca los destruía. Así que todo el tiempo peleábamos. Una día estábamos en un viaje familiar, mis primos y un amigo de Ben incluidos. Yo iba caminando por el bosque donde estábamos acampando y ví que unos arbustos se movían, entonces me acerque para ver que pasaba. Y lo que encontré me dejó súper impactada, así que corrí donde estaban todos y le avise a mi tío que había visto algunos arbustos moverse y que podría tratarse de algo malo. Él corrió para ver si se trataba de algún animal salvaje, y pues no, solo era el animal de mi primo que estaba en plena sesión de besos con su amigo. Resulta que el tipo era gay, pero yo qué iba a saber que ya estaba advertido. Claro que se entero que yo había dado el aviso. Desde entonces me culpa de que lo hayan mandado a un internado militar. Ja que bellos recuerdos.

-¿Entonces es algo bueno? – gracias por sacarme de mis pensamientos. Suspire y sonreí poniendo mi mejor cara de enamorada.
-Lo es tía. – tome la caja y se la pase. La recibió y abrió.
-Es muy hermosa esta tela. De qué se trata. – volví a suspirar.
-¡Me voy a casar!
-Qué.
-Sí dentro de tres meses.
-Pero cómo se te ocurre avisarme hasta ahorita.
-Lo siento, de la emoción se me olvido.
-Ni siquiera sabia que estabas saliendo con alguien. – sí, pues ni yo.
-Si, bueno sabes que me reservo muchas cosas.
-Me contaras como sucedió todo – preguntó más emocionada de lo que me gustaría.
-Claro pero no ahora, tengo muchas cosa que hacer, y una boda que preparar.
-Bien, bien, entonces para la próxima será.
-Tía, te puedo pedir un favor.
-Si hija en qué te puedo ayudar.
-No le digas nada a nadie todavía. Quiero darles la sorpresa personalmente.
-No hay problema cariño, yo mantendré cerrada mi boca. – hizo como que cerro con zíper y candado, luego tiró la llave, reí. La amaba tanto. Tomó mis medidas y después de eso me marche.

Tenia que reunirme con Emily para que me acompañara a encargar las flores para la decoración. Habíamos decidido que la boda sería en Antigua. En un jardín hermoso que está rodeado de arboles, un lugar de ensueño. Pensar que también viviría en Antigua. Se imaginan la felicidad que me invadió cuando recibí la llamada de Fernando para darme la dirección de la cual sería pronto mi casa, casi lloro. Y no, no era por la casa.

Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora