Capitulo 14

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Estaba en la joyería recogiendo los anillos. Luego iría a recoger los trajes. Me acompañarían, papá, Samuel y Jacob.

Al final había hablado a una de mis primas para ser la dama faltante. Y había aceptado, le avise a Júpiter hacía unas semanas. Ayer había recibido el vestido para enviárselo a mi prima. Cuando ví el vestido quede muy impresionado. El escote era en forma de “v” hasta debajo de los pechos, que sostenían unos tirantes perlados, cubierto por encaje. Todo el vestido era color salmón. Y luego la falda caía liso hasta el suelo, con una abertura en la pierna derecha. Aunque creo que eso lo llevarían todos los vestidos.

Llegamos a la tienda de ropa y hable con el sastre. Quien me atendió excelente y sacó los trajes para que nos los midiéramos, el único que faltaba era Samuel que se había retrasado porque no sabia donde era y aparte le había tocado un examen en la Universidad. A parte de que se había perdido en la ciudad al llegar, hasta era comprensible él apenas si salía de Antigua. Era entendible que se hubiera perdido. Luego de esperarlo llegó media hora después.

Ya estando todos comenzamos a probarnos los trajes. El primero en hacerlo fue mi padre. Y le quedaba de maravilla, era un hombre atractivo y con el tiempo se ponía mejor. Su traje era color vino tinto, la camisa era color gris y llevaba corbata negra. El traje de los padrinos era color azul, camisa blanca y corbata del mismo color. El traje del padrino de Júpiter ya estaba listo, lo enviaría con papá mañana, ya que el joven no se pudo presentar por trabajo. De hecho había venido a que le tomaran las medidas por pura casualidad porque no iba a poder venir, iba a enviarlas. Pero que bien que pudo venir personalmente.

Por último me probé mi traje, era azul marino, con camisa blanca y la corbata del color del traje. Jamás un traje me quedó como ese. Y no se debía a que este fuera mandado a hacer a medida, porque la mayoría de mis trajes lo eran.

- Ese está increíble, cuando me casé mandaré a hacer uno parecido. – me dijo Jacob, me estaban dando ganas de darle un puñetazo para que se callara de una vez. Llevaba desde que nos juntamos haciendo está clase de bromas.
- Si quieres te presto el mío, si tanto quieres estar igual. – mi padre y mi hermano solo nos observaban.
- Te ves bellísimo hijo, sin duda las personas se quedaran con la boca abierta. – así fue como deje de pelear con Jacob, si no es por papá capaz que me la abalanzo contra la cara de chico irresistible que tiene.
Mi padre lo aprobó, tanto como los chicos.

Al salir de la tienda de ropa. Me dirigí a mi casa y no a la que mis padres me comparten sino la que mande a construir. Llevaba algunas cosas que aún faltaban, como sábanas, almohadas, toallas, etc.

Había ido la semana pasada en compañía de mi madre a comprar esas cosas. Y también algunas que otras cosas para mi oficina. Parqué el carro en el garaje y entré a la casa. El garaje era abierto, no se podía cerrar y tampoco se podía entrar a el por la casa. Así que tenia que usar la entrada principal. Entré con las bolsas en mis manos y subí a la habitación principal, que sería nuestra. Arregle la cama, le puse sábanas y las almohadas, luego me acosté en ella viendo hacia al techo con las manos bajo mi cabeza.
Ya dentro de dos semanas sería un hombre casado con una mujer por obligación. Una chica superficial, que se preocupa por sí misma, y solamente en su bienestar. Por más que quisiera evitarlo mis pensamientos siempre viajaban a eso. Sería un infierno vivir con esa chica durante esos diez y ocho meses. Aparte de eso nos iríamos de “luna de miel” durante un mes. Si apenas la podría soportar en esta casa que es enorme, ahora en un cuarto de hotel. Eso si sería una verdadera odisea, desde ya pedía solo tener paciencia suficiente para afrontar lo que se venía.

Me quedé dormido mientras divagaba, desperté al sentir que algo vibraba. Me moví algo desorientado, entonces sentí vibrar mi pierna derecha. Y caí en cuenta de que era mi celular, lo saqué y ví que era mamá.

- Alo – dije algo dormitado.
- Hijo, donde estás, llevo marcándote desde hace media hora.
- Tranquila estoy en mi casa, qué pasa. Sucede algo. – pregunte en tono calmado.
- No, solo que como aún no has venido me preocupe.
- Lo siento, me quede dormido, pero no te preocupes ya salgo para allá.
- Ten cuidado, te quiero.
Colgué y me di cuenta que efectivamente tenia 20 llamadas perdidas. Encendí mi auto y conduje a casa, estaba lloviznando. Cuando llegara, me metería en mi cama.

🌿🌿🌿

En contra a mis planes me encontraba en la sala junto a mi familia jugando monopoly.

- Eso es trampa, e caído tres veces seguidas en la cárcel.
- Nadie está haciendo trampa Samuel. – dijo papá divertido. Samuel se le quedó viendo con los ojos entrecerrados.
- No lo sé, parece falso. – Samuel no creía lo que papá había dicho.
- Yo no te creo mucho que digamos. – le dije a papá, porque en efecto. Papá a sacado la carta que lo ha mandado dos veces a la cárcel. Y la otra fue porque le cayó tres veces dobles. Mamá estaba muy entretenida viendo la escena. Samuel tenía el entrecejo muy arrugado.
- Si me vuelve a salir cárcel me voy de aquí.
Estuvimos jugando muy bien. Eran las 3am y ninguno había perdido todavía, y aún no se habían comprado todas las propiedades.
- Cómo va tu empresa Eleonor. – papá la preguntó a mamá mientras seguíamos jugando.
- Todo bien, han subido las ventas y esperamos que con el nuevo producto se incremente. – respondió mamá muy feliz.

Mamá tiene una empresa donde crea perfumes, cremas y todo eso para el cuidado de la piel. Y le iba muy bien, ella era distribuidora casi en totalidad por el país. Había querido hacerse conocida internacionalmente pero no lo había logrado, solo que aún no perdía la esperanza y todos confiábamos en que lo iba a conseguir.

- Esa es una maravillosa noticia querida. Te ira muy bien.
- Gracias cielo.
- Sí, págame, págame. – mis padres voltearon a ver sorprendidos, cuando mi hermano me exigió pagarle al caer en una de sus propiedades.
- Ya me estoy recuperando. Así se hace. – mis padres comenzaron a reír cuando Samuel comenzó a bailar.
- Oye mamá y ya empezaron con la publicidad. – pregunte ignorando a mi súper emocionado hermano.
- Pues aún no, pero esperamos pronto lanzar una campaña asombrosa.
- Sí, esta bien que se tomen el tiempo para hacer una muy buena publicidad. – papá aplicaba el “lento pero seguro”
- Sí, pero el problema es que ahora mismo no hay una idea para comenzar. Espero pronto nos iluminemos.
- Ya lo creo querida, ustedes tienen muy buenas ideas. Ya pronto lo solucionaran. – dijo papá mientras lanzaba los dados.
- Sam qué tal, tú que cuentas.
- Ah ya sabes, la Universidad, las fiestas, las citas. Todo eso me tiene muy ocupado, hoy con mucha dificultad me encuentro aquí sentado. Así que deberían de agradecerme por hacer tiempo para ustedes. – dijo en tono engreído.
- Oh que considerado su majestad. – mamá lo dijo en un tono divertido, Samu achinó los ojos en su dirección, papá pasó la mano por su cabello despeinándolo muy divertido. Mientras yo sonreía.
- Samu, no queríamos saber sobre tus sueños, sino más bien sobre tu vida, la de verdad. – Me lanzó un dado, mientras todos reíamos.
- Y tú hijo, cómo van los estudios. - me preguntó mi hermano, en son de burla.
- Pues ya sabes, todo bien, tareas, presentaciones. – papá y mamá nos miraban divertidos.
- Pues me alegro niño, que esa es tu única obligación por ahora. – Sonreí, pero esas palabras me dieron como un balde de agua fría. Dentro de poco tendría muchísimas responsabilidades. Y eso no me hacía sentir muy bien. Sacudí la cabeza queriendo evitar el camino por el que iban mis pensamientos.
- Ah por un demonio. – salí de mis pensamientos viendo a un Samuel muy molesto por haber caído nuevamente en la cárcel. Todos nos reímos de su rostro. Debía de disfrutar muy bien de estos momentos y lo haría.

***

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Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora