Capítulo 21

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Luego de casi un día de viaje, ya estábamos en el aeropuerto. Fui a hacer el Out-list de mi auto, subimos y fuimos directo a nuestra casa. Eran las 3am y tenía el impulso de ir a casa de mis padres, pero era muy temprano y ellos han de estar durmiendo, además yo estaba muy cansado del viaje. Quería llegar y dormir algo, Júpiter a mi lado no se miraba muy distinta, se notaba cansada. Ella iba viendo por su lado de la ventana.

Luego de media hora ya estaba estacionando el auto en el garaje. Saque mi maleta y le di la suya a la chica. Entramos a casa, subimos las escaleras hacia la habitación.

-Ya sabes que duermo del lado izquierdo el otro lado es tuyo. – como no escuche respuesta de ella volteé a verla. La ví abriendo la puerta de una de las habitaciones de huéspedes.
-Buenas noches. – fue lo último que escuche de ella. Me quedé viendo la puerta de la habitación un momento. Luego me encogí de hombros, mejor para mí, no tendría que compartir habitación.
Estaba demasiado cansado, así que solo entré, me tire en mi cama y caí rendido.

🍃🍃🍃

Sentí vibrar algo, imagine que era el celular y la única persona que llama cuando estoy durmiendo muy plácidamente es mamá. Saque el celular de mi bolsa derecha.

Mire la pantalla, efectivamente, mamá.

-Hola.
-Buenos días hijo, lograste viajar. – frotándome un ojo, hice un sonido de afirmación.
-Y dónde estás.
-En mi casa.
-Oh si, lo siento. Yo aún no me acostumbro al hecho de que ya eres un hombre independiente. – Sonreí. Mamá siempre será así, protectora y la amaba.
-Tranquila mamá, mira me baño y llego, te parece. – pregunte en tono suave.
-Sí hijo, quiero que me cuentes como te fue en Australia.
-Bien, entonces te veo luego. – me colgó. Ví la hora, ni siquiera eran las 6:30. Mejor me apresuraba antes de que la doña me volviera a llamar.
Me metí a la ducha, el baño era muy grande, bueno el baño, el cuarto y el guardarropa.

El guardarropa era como del tamaño del cuarto. Mi habitación casi abarcaba la mitad de la casa, y lo mande a hacer así pensando en que la señorita, vecina mía ahora, compartiría habitación conmigo. Pero como no, ella se lo pierde.

Salí de bañarme y al vestirme batalle un poquito. No sabía como ir vestido. Si formal o casual, bueno lo que dios quiera. Me vestí formal, una camisa azul de mangas cortas y un pantalón de tela negro, me puse mis tenis negros. Y no era porque no tuviera otros zapatos que ponerme. Obvio que sí, pero no aquí. Aquí solo tenía la maleta que había hecho para ir a Australia. Lo demás en casa de mis padres, ya me encargaría de pasar todas mis cosas para aquí.

Tome mis lentes de sol de la orilla de la maleta, agarre mis llaves y casi olvido la billetera, era una costumbre que tenía. De puro milagro no la había perdido. Baje dirigiéndome a mi auto, note silencio en la casa, de seguro Júpiter aún este durmiendo, como yo estaría sino tuviera responsabilidades mayores.

A veces me pongo a pensar en lo fácil que ha de ser la vida de ella. Dormir hasta la hora que desees, recibir tu cheque sin necesidad de ir a hacer méritos, ir de compras, y un montón de cosas más que ha de hacer.
A veces, solo a veces envidio su vida. Termine de bajar las gradas y salí cerrando detrás de mí. Subí a mi auto y maneje hasta la casa de mis padres, la casa de ellos no quedaba muy lejos. En auto me hacía unos veinte minutos. Al llegar a su casa me encontré a mis padres en el comedor, desayunando. Mi madre fue la primera que me observó.

-Hijo, estás tan guapo hoy. Ya has desayunado. – ya quisiera, aunque de no estar aquí, estaría junto con Alicia en la hora del té.
-Nou.
-Bien, siéntate. Ya te sirvo. – le sonreí y ella se fue a la cocina. A mamá le encantaba servirnos.

En casa había personas que ayudaban en los quehaceres de la casa, pero cuando se trataba de atendernos mamá siempre se encargaba de ello. A menos que no estuviera en casa.

Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora