Capítulo 11

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Sentía la ira crecer en mí. Estaba molesto, estaba furioso. Estaba muy enojado.

Se suponía que las invitaciones tenía que haberlas recibido hacía dos semanas, por lo menos hace una. Pero no, esas apenas si estaban llegando. A un mes de la boda.

Teníamos que entregarlas a personas que ni se encontraban en el país. Eso era muy estresante. Al menos las van a recibir dos semanas antes de la boda. Solo espero que no tengan algún inconveniente en asistir o tan solo se la quedarían de recuerdo. Además que esta niña no contestaba, estaba llame y llame y ella no respondía. Me mandaba directo a buzón. Me quedé viendo el celular, mientras llamaba, y nada. Estaba tratando de comunicarme con ella para avisarle de las invitaciones y que pasara a traer las que le corresponden, pero no. Ella no me contestaba.

- Puede que esté ocupada.
- Ir de compras no es una ocupación madre.
- De hecho para algunos hasta es un deporte, hijo.
- Siendo así posiblemente ella gane una medalla de oro, de tienda en tienda. – dije mientras me llevaba una mano al cabello. Mi madre suspiró antes de hablar.
- Hijo tranquilízate, te estás tomando esto muy a pecho. Mira las imprentas suelen tener este tipo de retrasos.
- Sí, pero aún antes de todo se los advertí que lo quería puntual.
- Lo bueno es que ya las tienes, y es mejor empezar a repartirlas antes de que pase más tiempo. Mira están preciosas.

Claro que lo estaban. Ese diseño me encanto al imaginármelo, puede que lo que suceda de aquí a un mes no sea real pero esas invitaciones al menos demuestran que se le puso empeño a todo.

Las invitaciones eran una tablita de cristal que el medio era blanco, con apliques plateados en toda la orilla. En el medio estaban grabados nuestros nombres, y todo eso que lleva una invitación de boda, esas tablitas venían dentro de una carpeta negra que cubría la mitad de la invitación y luego en la parte de adelante había una hojita de papel gruesa, color plateado que medía la mitad de la invitación. En ella decía la fecha, la hora y el lugar. Y que cubría la misma carpeta a la mitad también. En la parte de enfrente de la carpeta estaban grabadas nuestras iniciales, divididas por un diamante de verdad. Las invitaciones en serio me encantaban, le tomé fotos a una e incluso antes de comenzar a entregarlas me robe una y la guarde en mi cuarto. Puede que eso sea contradictorio a todo lo que he dicho pero es que las invitaciones son una belleza realmente, e independientemente de lo que esté pasando. En algún momento esto solo se va a convertir en un recuerdo y me gustaría tener algo que diga “has superado este mal acontecimiento”.

Me levante de silla para poder alcanzar la hoja donde estaban las direcciones de los invitados. Estábamos en el comedor, mi madre junto a mi hermano que por puro milagro no había dicho nada.

- Qué tienes, estás algo raro hoy. Muy callado, ojalá fuera así todo el tiempo. – dije sonriendo.
- No, lo que pasa es que jamás pensé que tu imaginación fuera tan increíble. Casi nunca demuestras potencial, - dijo devolviéndome el golpe. - Estas invitaciones son una maravilla. – Le sonreí, lo sabía perfectamente.
- Gracias, gracias. Doy clases los jueves, no cobro mucho. – él comenzó a reír a lo loco. Luego habló.
- Oye y si puedo gastarme ese diamante, ¿verdad?
- Claro, si quieres que te rompa la m…
- Eloy, cuidado con tu lenguaje. – Samuel solo comenzó a reír más fuerte.

Luego de una hora intentando localizar a algunos invitados y enviar al menos un cuarto de las invitaciones que teníamos, me dio hambre. No había almorzado, era comprensible, de hecho eran las 5pm y ya estaba lloviendo muy fuerte. Mi madre me sirvió comida y nos pasamos el tiempo hablando de cosas triviales. Samu se había ido a su cuarto porque ya se había aburrido de estar allí. Dejándonos con todo ese trabajo solos, nuevamente. Por qué esta parte de la boda.

Y mi padre…

- Hola familia, ya llegué. – bueno él acababa de volver del trabajo.

Se acercó al comedor y como yo le quedaba antes me dio un beso en la frente. Yo solo le apreté el brazo izquierdo con mi mano derecha a modo de saludo. Él se alejó de mí.

Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora