Capítulo 26

7 2 1
                                    

Estaba muy tranquila sin la preocupación de la universidad, y no es porque me estuviera haciendo la loca, sino porque al fin estaba libre de esa prisión, en la mañana habían aprobado mi proyecto y ya solo faltaba la graduación.

Tenía 10 llamadas perdidas. A mi hermano lo descuidaba dos segundos y ya me andaba buscando como loco.

- Qué sucede. – pregunte con calma.
- Dónde estabas metida, te estoy intentando localizar desde hace media hora. - preguntó algo molesto.
- Ah es que estaba en el gimnasio y deje el celular en la habitación. Para qué me buscabas.
- Arréglate, nos vemos dentro de veinte minutos en la dirección que te voy a enviar. Es muy elegante.
- Por qué. – pregunte, con un puchero.
- Porque así lo quisieron. – lo imagine sonriendo.
- No tarado, me refiero a porque yo.
- Por qué no tú. Tú eres la que siempre me acompaña a cualquier lugar, esta vez no será la excepción. – bufé.
- Bien, nos vemos dentro de veinte minutos.
- Ahora dentro de diez y ocho.
- Te odio.
- Te amo. Chau. – me lanzó un beso.

Al colgar me quede pensando un memento sobre la cama, luego me acordé que de debía salir y me tuve que levantar a bañarme. Por desgracia no pude durar lo que hubiese querido. Me puse un vestido blanco, de mangas cortas. En la parte de los hombros tenía apliques plateados, y también tenía un cincho hecho de los mismos. La falda del vestido tenía una abertura por el medio de este, que terminaba hasta el final del vestido, arrastraba hasta el suelo. Ese vestido lo había comprado en una tienda en Londres, pero no había encontrado la ocasión adecuada para usarlo. Y esta ocasión me parecía perfecta.

Llegue al lugar que me dijo mi hermano y era un lugar muy bonito, en el parqueo había unos veinte autos estacionados. Se escuchaba música suave sonando, pero casi no había iluminación, lo cual me pareció algo raro.

- Estás hermosa hermanita. – dijo mi hermano apareciendo de un lado del parqueo.
- Y tú también estás hermoso. – dije rodeándolo con mis delgados brazos. Me dio un beso en la frente y me apretó más contra su cuerpo.
- Ya te había echado de menos.
- Y yo a ti. – mis hermanos tenían dos días de haber llegado al país, y yo no había podido verlos.
- Entremos. – me extendió su brazo y pase el mío por el de él.

Caminamos a la entrada del lugar, todo muy bien arreglado. Al entrar casi no se escuchaba ruido, dejando de lado la música. De repente se iluminó completamente el salón, dejando al descubierto a al menos unas cincuenta personas.

- Sorpresa. – Gritaron todos al unisonó.

Yo me quedé sorprendida, no sabía porque estaban allí. Mi hermano me miraba sonriendo. Volteé a ver hacía atrás, pero era obvio que estaban ahí por mí. Solo que no sabía porque.

- Qué es esto. – pregunte acercando mi cabeza a la de mi hermano.
- Felicidades. – me dijo él, y yo no entendía porque me felicitaba.
- Por qué. – le pregunte confusa.
- No sé cómo pudiste pasar casi con honores la maestría. – entonces caí en cuenta.
- Que chulo. – tomé su cara entre mis manos y repartí besos por su cara. Lo amaba tanto.
- Felicidades Júpiter. – escuche la voz de Fernando. Me di la vuelta y lo abracé. Y a Eleonor, luego a mi familia.
- Que alegría que ya hayas cumplido otra de tus metas hija. – me dijo mi abuela cuando estaba entre sus brazos.
- Gracias abuelita – dije dándole besos, también por toda la cara. Me sobó el rostro.
- Estás muy hermosa como siempre hija. – le di un beso en la frente.
- Tú siempre estás hermosa. – me abrazó más fuerte.
Estuvimos hablando un rato, bailamos. Y ella dijo que iría al baño.
- Por qué tan sola, señorita. – volteé para encontrarme con la fuente de esa voz.
- Sam. – dije contenta y lo abracé.
- Hola chulada. Cómo estás. – preguntó, aún teniéndome en sus brazos.
- Muy bien, muy emocionada.
- Me da gusto. Sabes intenté comunicarme con mi hermano, pero no me contestó. – dijo algo decepcionado.
- Ah no te preocupes. – le dije con un gesto de mano, restándole importancia. – no me quita la alegría.
- Eso me alegra. Tu cabello me encanta. – dijo al intentar despeinarme, pero me aleje antes de que lo lograra. Sam era otro hermano pequeño para mí. Lo quería mucho. – no sé como logras sobre salir con algo tan sencillo. – solo sonreí.

Había hecho dos trenzas una a cada lado de las orillas de mi cabeza luego las había intercalado.

La noche había sido increíble, pasó bailando con mi padre, con mis hermanos, tíos, primos, y el resto de mi familia.

🍃🍃🍃

Me encontraba fuera de un café, estaba pasando el tiempo. Aparte no quería estar en casa porque no se podía estar en paz allí. El estúpido narcisista vivía peleando por todo. Y yo solo aceptaba lo que él se desgastaba en reprochar. Y no lo hacía por sumisa o algo así, lo hacía por mi propia salud mental.

Deán era como ese vecino que encuentra la menor de las escusas siempre para poder echarte bronca. No se cansaba de siempre estar molesto y peleando.

- Júpiter, que placer verte. – esa voz me sacó de mis cavilaciones, volteé en dirección a donde venía.
- Ah Jacob. – dije con una pequeña sonrisa.
- Tienes una hermosa sonrisa, sabías. – pregunto viéndome con un poco más que cortesía, y en ese momento un escalofrío me pasó por la espina dorsal. Me le quede viendo, agarre mi vaso y tome de él.
- Qué haces aquí. – pregunte algo seria.
- Pues vengo aquí muy seguido, no sabía que tú también venías por aquí. Es algo en común, no. – dijo aún sin quitar esa sonrisa de galán de telenovela.
- Ya veo, no vengo seguido. Prefiero el café de mi casa, pero hacen unos capuchinos muy buenos. – dije normal.
- Sí, te creo y dime, eso que estás sola. – no sabía si él estaba al tanto de todo, pero no le iba a hacer saber mi vida.
- Deán tiene trabajo que hacer, y me gusta leer en soledad. – le dije mostrándole el libro en mi mano, esperando que captara el mensaje. Si lo entendió ni se inmutó.
- Veo que te gusta leer. Ese es uno de mis pasatiempos. Uno de mis libros favoritos es, mm, El Retrato De Dorian Gray.
- Sí, un libro increíble, que explica muy bien sobre la ambición humana.
- Eh sí, muy bueno. – le sonreí, el tipo sonreía mucho a mi parecer, y era obvio que no sabía nada de libros.

Me sentía súper mal, por la clase de amigos que tenía Deán. Amigo, soy la esposa de tu mejor amigo, pueda que no le ame, pero eso no significa que le vaya a ser infiel.

Además cómo era que te podías atrever a meterte con la esposa de tu amigo, eso era muy bajo. Y lo único que quería en ese momento era irme. De casualidad me sonó el celular, era la alarma que había puesto la tarde del día anterior al estar cocinando un pastel, que bueno que no la había quitado.

- Bueno yo me tengo que ir. Así que, pasa feliz tarde. – dije levantándome y agarrando mis cosas.
- Puedo llevarte si quieres. – dijo poniéndose de pie el también.
- No gracias, me gusta andar a pie este día. Así que adiós. – dije y me di la vuelta, alejándome de ahí.

Pase por el supermercado, comprando algunas cosas que faltaban.

- Júpiter. – escuche la voz de una mujer. Volteé y me encontré a una chica, era rubia e iba vestida elegantemente.
- Eh nos conocemos. – pregunte algo confusa.
- Oh no lo creo, pero te conozco porque tú trabajas para la empresa de mi padre. – dijo muy arrogante.
- Oh ya veo, - dije seria. – y qué tal. – Sonreí sutilmente.
- Todo bien, vengo de comprar en la nueva tienda de ropa. – muy engreída la tipa. – por cierto me llamó Mariana. – asentí.
- No me hace falta presentarme.
- No, ya se quien eres. – viéndome de pies a cabeza.
- Bueno, yo me… - di un pasó al frente para alejarme de ahí, pero ella me interrumpió.
- Ayer en la fiesta Eloy dijo que estabas enferma, sin embargo yo te veo muy sana. – dijo con superioridad, ese imbécil. Ni siquiera eso podía hacer bien. Sonreí.
- Sí, ayer me encontraba en malas circunstancias, pero no pienso quedarme en casa todo el día. Me enfermo más.
- Ya lo creo, no estás nada mal, entiendo porque fue muy fácil que Eloy cayera. Con esas curvas nadie te ha de decir que no. – ja, si esa mujer supiera. Ese hombre me decía no cada cinco segundos.
- No necesite de mi cuerpo. Ahora si te molesta me tengo que ir. – me di la vuelta sin esperar respuesta.

Por qué la vida se empeñaba en poner a prueba mi paciencia. Creo que era mejor irme a casa, ya no quería toparme con esa clase de gente.


***
Holiwis. Pues aquí intentando cumplir. 
Hoy me paso algo increíble,mis abuelos vineron de visita y ha sido un día largo, así que espero que descansen.

Ya saben si les gustó el cap puenden dejar ⭐
Love💚

Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora