Capítulo 7

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Estaba estresado, muy estresado. Mi hermano llevaba toda la mañana escuchando k-pop, era irritante. No tenía nada contra del k-pop. Sí, bien, tenía de todo contra el k-pop, pero todo se resumía a mi hermano.

Cuando comenzaba a escucharlo era como si el control de su reproductor dejara de funcionar durante horas.
Así que ahora yo estaba dirigiéndome con toda la disposición de gritarle sino quitaba ese ruido. Eso era contaminación auditiva.

- Sami, plis... - le dije cuando me abrió. Él me miró de pies a cabeza y sonrió. Se dio la vuelta y se sentó en su cama. Me hizo señas para que entrara. Me senté junto a él.
- Cómo estás.
- Excelente.
- Estás hecho un asco hermano. Pero ni cuando mamá estuvo en hospital paraste así. - hice una mueca.
- Tus géneros musicales no ayudan mucho que digamos. - me quejé. Él solo se puso a reír. Yo realmente no le ví la gracia.
- Vamos hermano, quita esa cara de tragedia, que aquí aun no ha pasado nada.
- Ah claro, como no eres tú el que se va a casar contra su voluntad. De hecho me sentiría mejor si apagaras tu reproductor. - dije con una sonrisa, él tan solo le bajó volumen.
- No entiendo tu inconformidad. Si yo estuviera en tu lugar estaría dando saltos de alegría.
- Claro, ya veo que tus expectativas en la vida son tan bajas.
- Se a lo que te refieres, pero no hablo de eso. Júpiter es... - me removí y levante la mano antes que siguiera hablando.
- No me hables de esa chica quieres, ya genere demasiado estrés, ya llegue a mi limite hoy.
- Deberías de darle la oportunidad es una increíble...
- Pues entonces deberías de intentar llegarle, si tanto es tu interés por ella. - realmente el dolor de cabeza que me andaba rondando se incrementó de golpe con tan solo escuchar ese nombre.
- Oh si tan solo me prestara esa clase de atención, aunque sea una mínima muestra. Además yo no soy su tipo y ella para mí es más como una...
- Ya veo que se conocen. - interrumpí, me vio cansino.
- Claro que sí, y es una de las mejores cosas que me ha pasado.
- Pues yo declaro que para mí ha sido todo lo contrario. Sabes qué, mejor me voy.
- Eres caso perdido hermano.
- No estarías muy diferente de estar en mi piel.
- La diferencia de edad me hace disfrutar muchos años más, no me sales.

Era cierto, Samuel tenia toda una vida por delante. Tenia tan solo 19 años, pero era muy inteligente cuando quería. Solo éramos él y yo.
Aun recuerdo cuando mis padres llegaron a casa con ese bodoque, yo era el niño más feliz. Sentí la felicidad que, cuando te levantas la mañana de navidad y encuentras justamente el regalo que le habías pedido a santa. Era la cosa más bonita que había visto.

Mi hermano y yo no nos parecíamos en nada. Él se parecía en todo a papá. Menos en la inteligencia, de eso si no había heredado mucho. Tenía los ojos color verde oscuro, su cabello era color castaño claro. Tenía un cuerpo ancho, pero iba al gimnasio así que estaba en buena forma; morenito, y medía metro ochenta. Contrario, yo tenía los ojos color miel con alfo de celestes rondando, delgado, mucho más alto, cabello rubio, inteligente, guapo, en fin igual a mamá. De pequeño siempre quería estar junto a él, ahora quiero estar lo más lejos posible. Y no era porque no lo quisiera, sino porque el niño estaba ligeramente loco. Siempre encontraba la manera de sacarme de mis casillas, como hacía en ese momento.

- No estoy para esa clase de bromas, sabes. - comenzó a reír.
- Eres un amargado. - lo fulmine con la mirada.
- Eres un idiota. - contraataque. Me respondió con el volumen de su reproductor al cien y con una sonrisa pícara.
- Perdona, no te escuche. - gritó sobre la música, apenas si le oí.
Esto era tortura.

Agarre una almohada y le pegue en la cara. Me volteó a ver indignado, y ví una chispa de diversión. Tomó la otra almohada y con ella me atacó. Oh no, él no me iba a vencer en una guerra de almohadas. En uno de los golpes que lance se le cayó el control del reproductor, ambos volteamos a ver en la dirección donde vimos que cayó. Nos vimos y luego nos lanzamos a por el. Gracias al impulso y con el mal calculo, ninguno de los dos le atinó, pero si nos llevamos un buen golpe el uno contra el otro. Nos quedamos viendo mientras nos sobábamos por el impacto y nos pusimos a reír. Se me olvidaba de que había otras cosas aparte de mi mala situación. Estuvimos un rato más hablando de cosas triviales y volvió a salir el tema de la boda.
- ¿Y ya está todo listo? - estaba cómodamente sentado sobre su cómoda y él estaba acostado en su cama. Al final yo había conseguido el control así que apague el reproductor.
- Sí, estuve ayer con Júpiter viendo eso.
- Creí que te mantendrías al margen de todo eso.
- Y eso hacía pero tenia que ver lo de los invitados, eso lo dejó a mi criterio. Pues invitare a los socios de mi padre, así que al menos habrán trescientas personas.
- Solo de tu parte.
- Ella invitó a cincuenta, dijo que de parte de ella sería solo su familia.
- Oye sabes, yo jamás he conocido a su mamá y tú. - estaba curioso, se acomodó para poder escuchar mejor.
- No, tampoco me interesa.
- Pero tampoco la he escuchado hablar de ella. Además ella casi no habla de su vida. A ti te ha dicho algo.
- Venga hermano, yo apenas si soporto estar diez segundos en la misma habitación con ella hablando de la boda, crees que yo me sentiría cómodo hablando de su vida como si fuéramos los mejores amigos.
- Eres un idiota, los sabías - me encogí de hombros y seguí jugando con el cubo de rubik que tenía entre las manos, lo encontré en una esquina de la cómoda.
- Bueno de todos modos, tal vez su madre es una mujer ocupada. Supongo que su madre a de estar ayudándole con los preparativos del circo que vamos a montar.
- Podría ser. Y pues qué les falta de todo, ya dentro de dos meses es la ceremonia.
- Ya está el lugar, ya tiene los adornos, la decoración, el mobiliario, en fin ella sobre la boda ya lo tiene todo cubierto. Solo falta mi traje, y mi...
- Damo? - se río como un desquiciado.

Sí y no, los padrinos ya estaban, habíamos quedado con Júpiter que seria tres damas y tres padrinos. Ella tenia dos damas y un padrino, así que a mi me tocaba dos padrinos y una dama. Claro lo de los padrinos ya lo tenia resuelto, el problema era la dama. Yo no tenia hermanas, y menos amigas. Ese tema era terrible, cuando buscaba alguna amiga siempre terminábamos enredándonos y pues ellas siempre querían más que una amistad así que nunca había tenido una amiga. ¿Tendría que decirle a esa chica que consiguiera una ella?.

- Sí, pero eso ya esta. Tú y Jacob serán los padrinos, pero me falta la dama.
- Dama, cómo aceptaste conseguir una dama si sabes que no tienes amigas o hermanas. Además, cómo se te ocurre ponerme de padrino sin siquiera preguntarme.
- Tu opinión no vale mucho aquí que digamos. - Él se cruzó de brazos y me vio con un ceja levantada.
- Así que lo que yo quiera no vale eh.
- No, se siente horrible, no. - me vio queriéndome fulminar. - pero bueno, ¿quieres ser mi padrino?
- Ou claro que sí, sería un honor. - estaba limpiándose una lágrima imaginaria. - Ni siquiera tenias que haber preguntado. Cómo si no me conocieras. - rodé los ojos. Este chico iba a acabar con mi paciencia.
- Imbécil. - sonrió.
- Cómo va la casa. - algo se encendió en mí de pronto. Carajo, lo había olvidado. Ví mi reloj, solté todo el aire, aun tenía tiempo.
- Casi terminada, tenemos que ir a verla hoy, gracias por recordarme. Tenemos que equiparla, así que posiblemente hoy vayamos a ver algunas cosas para la casa.
- Así que hoy pasaras toda la tarde con tu querida prometida. - lo fulmine.
- Por desgracia, creo que tendré que tomarme el bote entero de calmantes.
- Eres un dramático. - él estaba muy divertido con esto.
- Bueno no se te vaya a olvidar tu traje para dentro de dos meses. - me baje de la cómoda y le tire el cubo cuando estaba por salir de la habitación, apenas si lo había podido atrapar.

Le Sonreí y él me miró con los ojos entrecerrados
Luego me sonrió. Se bajó de la cama, se acercó a mí y me pasó el brazo por los hombros. Caminábamos para la puerta de su habitación, cuando ya estábamos en la salida él me empujó fuera de esta y antes de cerrar me habló.

- Saludas a Júpiter de mi parte. - me lanzó un beso y me cerró la puerta en la cara. Idiota.

Camine hacia mi habitación, tenia que ir a bañarme y luego cambiarme. Ya tan sólo tenia media hora para encontrarme con esa chica.

***

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Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora