Capítulo 28

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- Júpiter.

Yo solo trague al ver a la persona que me estaba hablando. Era idéntica, no había cambiado nada, solo el hecho de que su cabello estaba más largo, la última vez que la vi lo tenía por debajo de los hombros, ahora estaba a su cintura. Por lo demás estaba igual. Yo no podía creer que la tuviera frente a mí, yo que lo que menos quería era verla a ella. Cuando habían cuatro personas más que morían por tan solo hablar con ella.
Verla era lo peor, la observaba y recordaba a papá y todo su sufrimiento.

- Qué haces aquí. – ella sonrió, ya se esperaba esa pregunta.
- Quieres sentarte. – me preguntó con esa voz, que hacía parte de mis pesadillas.

Nos sentamos en una mesa cerca de nosotras. Estuvimos un rato solo observándonos. Hasta que llegó la camarera a tomar nuestra orden.

- Desean ordenar.
- Yo quiero un bistec, pero que no esté muy cocido, y vino. Tú.
- Solo vino está bien. – dije, a la camarera.
La chica se fue dejándonos solas nuevamente.
- Estás muy hermosa, y veo que te va muy bien. – dijo viendo mi mano izquierda, específicamente mi dedo anular. Donde solo cargaba el anillo de compromiso, aún no encontraba el de bodas.
- Sí, - dije suspirando. – todo va de maravilla. – ella se me quedó viendo.
- Cómo están tus hermanos. – preguntó muy relajada. Antes de contestar la chica volvió con nuestro pedido.
- Gracias. – dije a la chica, luego se retiró. Tome de mi copa, tomando me mi tiempo. – Ellos están muy bien.
- Leí que tu hermano es ingeniero industrial, y Jonah está por graduarse de ingeniero en mecatrónica. – asentí. Suspire antes de responder.
- Sí, ya todos son profesionales. – ella sonrió antes de meterse un pedazo de carne a la boca.
- Están muy guapos. – Sonreí, en eso estaba de acuerdo. – y están solteros, no. – preguntó volviendo a comer.
- Sí. – respondí cortante y volví a beber.
- Tu hermana, también.
- Sí, ella también está soltera.
- Ya veo, y… - debatió si preguntar o no. – tu padre cómo está. Eh visto que es muy famoso en las redes. – esta mujer estaba demasiado informada. La vi con los ojos entrecerrados antes de responder.
- Él está de maravilla, como te has dado cuenta, en los artículos que sacan de todos. – Sonreí, ella suspiró.
- Hija lo que pasó hace…
- Por qué estás aquí. – la interrumpí y volví a hacer la misma pregunta. Ella solo me vio y trago saliva.
- Quería saber cómo estaban.
- Y te comunicaste con los demás o solo conmigo. – pregunte dura, ella solo me observó.
- No, solo contigo. Siempre has sido la más racional, así que quise hablar contigo. Además de que quería hablar de algunas cosas.
- Yo no, realmente no, pero ya que estamos aquí por qué no lo hacemos.
- Pregunta lo que quieras, te responderé.
- De hecho no tengo dudas, porque… no me justificas tu partida.

La mirada en ella se endureció y sus manos hicieron un poco más de presión sobre los cubiertos. Luego sacó una carcajada bajita.

- No importa mi justificación para ti no será válido, siempre fue así. Los argumentos de los demás jamás fueron de tu agrado.

La observe seria con la copa entre mis manos, ella estaba intentando hacerme sentir culpable para no tener que dar una explicación.

》pero hoy te cite aquí porque realmente quería pasar tiempo con mi hija. ¿Acaso no puedo?
No pude evitar reír, atrayendo la mirada de más de algún comensal.

- Te estás escuchando, dime que en tu cabeza sonaba más coherente. – me observó con una mueca en los labios.
- Bueno al menos ahí mi hija sí me escucha y me trata bien.
- Sí, pues ese es el arte del subconsciente. – sonreí como si hubiera dicho la cura al cáncer.
Ella me observó, antes de tomar de su copa.
- Mira yo simplemente quería saber juntarme contigo y saber como te iba.
- Y yo ya te he dicho que me encuentro bien. No sé que más quieres que haga.
- Podías ser un poco más amable con tu madre. No te estoy haciendo nada malo.
- Mira no puedo, no puedo ser amable y tampoco quiero.
- Al menos dame la oportunidad de demostrarte que he venido para recuperarlos.

Insomnios En Tu PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora