Insomnios En Tu Piel

Capítulo 3

Lo curioso es que cuando sentimos que todo va mal, lo que queremos es olvidar lo que nos daña, dejar todo eso en una cajita, amarrarla con cadenas y colocarle un candado, luego enviarla a Hawái pero que en el camino caiga al agua y que alguna ballena se la trague.

Pero claro como no. Yo estaba sentada en el primer McDonald que había encontrado. Atiborrándome con lo que pudiera. Con mi hermano viéndome como si fuera alguna exhibición de algún circo.

-Así que mi padre te comprometió - solo asentí mientras le daba todas las mordidas que podía a mi hamburguesa doble. Nat se quedó pensativo durante unos segundos.
-Y la boda es dentro de cuatro meses. - volví a asentir y seguía en mi lucha por lograr comer mi hamburguesa en el menor tiempo posible, ya llevaba tres con esa y sentía que aun me cabía más.
-Despacio, te vas a atragantar - dijo Nat en ese tono paterno que utilizaba a veces.

Y claro efectivamente comencé a atorarme. Él como si ya sabia que iba a suceder me pasó el agua con la mayor calma posible mientras seguía sumido dentro de sus pensamientos. Cuando pase del peligro de "casi muerta por atragantarse con una hamburguesa", se imaginan que llegue a donde estén todos los muertos y me digan.

-Oye y tú, cómo moriste. - y tenga que decirles:
-Atragantada con una hamburguesa. - que vergüenza.

Me recosté en el hombro de Nat.

Cuando salí del restaurante lo primero que hice fue llamar a mi hermano y decirle que le necesitaba urgente, así que mi hermano tomó el primer autobús que encontró y llegó en tiempo récord hasta mí. Le conté todo lo que había pasado y pasó por las etapas de enojo, frustración y luego la aceptación. Y es que así éramos. Su dolor era el mío y el mío era de él.

Si me necesitaba entonces yo estaría allí sin preguntar, solo iría a apoyarlo. No importando si era para esconder algún cuerpo. Al igual que él conmigo, nosotros éramos incondicionales. Hipee y mi hermano me volteó a ver divertido, dejó de sobarme la cabeza y me comenzó a dar golpecitos en la espalda hasta que me salió el aire que tenia atravesado.

-Qué piensas hacer. - suspire.
-Voy a casarme. - hice un puchero. Nat me miraba confundido. - Solo el lapso de tiempo que necesita de requisito para poder mantenerse en la empresa. - Nat suspiró profundo.
-Acaso papá enloqueció. - preguntó con confusión.

En ese momento algunas escenas me vinieron a la mente. Cuando mencione que estaba enamorada, él se asustó. Claro, así que era por eso. Él ya sabía lo que pasaba, y sabía que si yo estaba con alguien no iba a lograr cumplir su promesa. Más sabía que mi padre no era una persona mala. Ya hablaría con él acerca de eso.

-Al menos el tipo está bueno. - preguntó divertido, tratando de desviar el tema.
-Más bueno que tú. - él me miró mal, pero lo ignore. - Es delgado, por como estaba sentado es mucho más alto que yo. Ojos color miel con destellos celestes, sus ojos son... excéntricos. Blanquito, su cabello es color... rubio opaco.
-De casualidad no sabrás su extracción bancaria, su fecha de nacimiento, su... bien, bien.

Levantó sus manos a modo de rendición cuando se encontró con mi mirada, le mire muy feo y él captó el mensaje.

-Sé a lo que me estoy arriesgando, solo es para que logre la presidencia de su empresa, pero ya qué... - me quede pensando en la razón que le di.
-Entonces de las pijamadas ya no hablamos verdad. - preguntó con un puchero.
-Claro, podemos hacer una fiestota por semana. - dije emocionada, sabía que eso no iba a pasar. Nat comenzó a reír.
-La idea es buena, el problema es llevar a cabo la ecuación. A tu prometido le gustarán las fiestas. - estaba todo bien.
Yo estaba riéndome, cuando lo escuche me quede seria y lo ví sobre mis pestañas.
-Eres un aguafiestas. - rodó los ojos, y con una sonrisa, me despeinó.
-Bueno sabes, ya me llamaron para confirmar que podemos ir a firmar los papeles del terreno. - levante la cabeza muy emocionada. Así de fácil olvide mi tragedia.
-Oh enserio, ya podríamos empezar con la construcción.
-Sí, si quieres puedo encargarme de pedir los materiales. Tú debes de encargarte de la boda - hice una mueca, y así de fácil lo recordé. - y aún así debes de centrarte en el proyecto final de tu maestría...
-Sí, sí, ya entendí yo no me meteré con la construcción.
-Buena chica - me dio unas palmadas en la cabeza, imbécil.

🍃🍃🍃

Llegamos tarde a casa, entramos sin que mi padre se diera cuenta. Y sabía que estaba ahí porque su auto estaba en la entrada.

Lo primero que hice al entrar a mi habitación fue darme un baño largo. Lo necesitaba, al ya estar vestida me senté en el sillón de mi habitación con las piernas pegadas a mi pecho, y rodeándolas con mis brazos puse la cabeza sobre ellas. Decidí dejar de pensar en ello.

Cuando estaba metida en la cama estuve dando vueltas por un largo tiempo. Así que me levante decidida, sabía la solución a mi insomnio y se encontraba a una habitación de la mía.

Sí, ahí estaba yo tocando la puerta del cuarto de mi hermano. Al parecer él tampoco podía dormir porque tenia la luz de la habitación encendida y me abrió muy rápido.

-Yo... - me indicó con la cabeza que pasara.
-Esta bien. Ven vamos a dormir.

Me metí dentro de sus sábanas y lo abrace.
Siempre he admirado a mi hermano, él era mi héroe, de hecho siempre lo ha sido, desde que era una niña siempre me ha cuidado y cada vez que tenia una pesadilla y no podía dormir, él siempre me recibía con los brazos abiertos y me sentía la persona más segura del mundo. Pero ni el presidente con todos sus guardias podía sentir la seguridad que me brindaba mi hermano.

Él me sobaba la cabeza y luego dejó un beso en mi frente y lo último que escuche fue un descansa hermanita.

***

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