Amor, armadura y espíritu II

"Enfrentando la verdad"

Sentí mi corazón detenerse al ver a Kakashi casi enfrente de mí, con esa mirada sombría llena de expectativas, sentí que me juzgaba con ella por un crimen atroz que no había cometido, o quizá sí, callar la verdad y no dar la cara por miedo debería ser considerado un delito contra personas que no lo merecen. Me escrutó hasta el alma y otra vez me sentí desnuda, desnuda ante su confusión y su recelo. Quería salir corriendo pero no podía permitirme eso, así que ya era momento de decir todo, aunque eso significaba alejarlo más de mí, si ese era el designio por mi silencio, tendría que asumir las consecuencias de mi realidad.

Con voz demandante me dijo…

Kakashi: cuando todo esto termine, quiero una explicación.

Me atreví resignada a responder con mi cabeza ya que mi voz se quedó atorada.

La batalla se reanudó y en segundos pudimos acabar con todos, bueno, corrijo, pudieron acabar con todos, ya que mi mente en lo único que pensaba era en cómo contarle a él los hechos y en escuchar cómo mi corazón se agitaba a punto de detenerse.

  Kakashi: ¿Quién demonios son ustedes? ¿Con qué propósito han venido a Konoha?

Koenma se acercó para intervenir pero yo lo detuve con mi brazo.

Lu: no Koenma, soy yo la que hablaré con él. Te ruego Kakashi que regresemos a la aldea, te juro que estando allá te lo contaré todo.

Volteé para ver a mis amigos los cuales tenían los ojos puestos en mí con preocupación.

Lu: no se preocupen, todo estará bien.

Luego miré a Kakashi y le aseguré.

Lu: aquí no se ha cometido un crimen.

Kakashi: eso es lo que yo no sé.

Eso me dolió, no había vestigio de dulzura en su mirada, era tan gélida como el más duro de los jueces. Al final me dijo con voz áspera…

Kakashi: está bien, regresemos.

Le dije a los muchachos.

Lu: no me esperen, me quedaré luego en casa.

Hiei se acercó a mí y me dijo al oído.

Hiei: todo saldrá bien.

Koenma: de todos modos si esto se sale de control hablaremos con Tsunade la Hokage.

  Asentí dejando escapar una lágrima, me sentía desprotegida como en el principio antes de venir aquí y conocerlo a él. Koenma me besó en la frente y me apretó las manos. Luego emprendí en silencio nuestro regreso hacia la Hoja.

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El camino fue más largo, sentía que andaba por un sendero de piedras y vidrios, había una corriente que me alejaba de él, lo sentía tan lejano. Al llegar no vinos a nadie, en la aldea no estaba ni una luz encendida porque era tarde. Kakashi me condujo hacia un lugar alejado de cualquier vecino asomado por las ventanas, una plazoleta iluminada con una luz mediocre.

No quise ser la primera en hablar, pero si no lo hacía terminaría de congelarme su mirar, asi que tragué saliva para comenzar, pero él se me adelantó.

Kakashi: no he querido pensar en nada referente a esta situación para no sacar una conclusión precipitada pero es imposible. Solo requiero saber la verdad, de quiénes son ustedes y por qué están aquí. Empieza a hablar.

Mis manos temblaban y no solo era por el frío. Le pedí rápidamente a Aioros que calentara mi propio espíritu para seguir adelante. Su respuesta fue inmediata, un calor gratificante se apoderó de mi interior y comencé a hablar.