Amor, armadura y espíritu II

"Sed de sangre"

No cabía dudas que los chicos del equipo Lamia tenían un aspecto aterrador, su sed de sangre era palpable, parecía que hubiesen ido al torneo solo para matar.

Estos tipos eran altos, delgados con una anatomía firme y atlética, su piel era lívido, ojos amarillos intensos con pupilas dilatadas, su rostro en general era humano, simplemente estaban muertos.

Por otro lado, los chicos de Ramunatán tenían una esencia terrible, al igual que sus rivales lo que los movía era el deseo de aniquilar. El estadio fue envuelto de una energía pesada y perversa, nadie quería siquiera respirar.

Tenía un atuendo al estilo heavy metal ocultos bajo una máscara oscura que les cubría toda la cabeza, sus ojos tan profundos como la noche, poco visibles maquillados de negro.

La pelea comenzó. Hubo un choque de puños que se escuchó como cuando se escucha música con volumen excesivo, los cuerpos vibraron con ese único golpe, sintieron sus órganos moverse. Con cada ataque las ondas eran mucho más fuertes, resonaban como truenos, mientras la velocidad empleada era descomunal.

Lu estaba estática al presenciar semejante batalla, su piel estaba erizada, casi se pegaba al espaldar del asiento; sintió miedo.

Lu: "son terribles"

Los golpes cada vez eran más agresivos, su enfrentamiento físico era abrumador. Por algunos minutos ninguno había podido golpear al otro pero eso cambió cuando los tres de Lamia perdieron mínimamente el equilibrio, sus adversarios aprovecharon y golpearon el pecho de sus rivales causando una onda agresiva arrastrándolos hacia la pared la cual se rompió a pedazos en milésimas de segundos por la velocidad empleada; los presentes tuvieron que cubrirse los oídos por el ruido, fue como escuchar cientos de camionadas de piedras contra laminas de aluminio. Lu sintió ganas de vomitar, la pelea la estaba afectando.

Mu: ¿Estás bien Lu?

La expresión de su amiga era de tragedia.

Lu: sabes que no. Este combate es digno de una final.

Mu: al menos vamos a enfrentar a uno de ellos, más no a los dos.

Lu: bonito consuelo Mu de Aries.

De pronto se volvió a escuchar otra detonación, esta vez eran los de Ramunatán quienes caían al suelo; éste se rompió haciendo un hoyo de tamaño considerable. Lu saltó del asiento.

Lu: ¡Santo Cristo!

No hubo la oportunidad de taparse los oídos esta vez. Koenma en su puesto se encontraba anonadado por la exposición de poderes de estos dos equipos. La Hokage le preguntó…

Tsunade: ¿Estás bien Koenma?

Koenma: no, ¿Y tú?

Tsunade: yo tampoco.

De vuelta a la batalla, los chicos de Lamia extendieron sus brazos a los lados, en sus muñecas iba apareciendo corriente de aire visible. Luego éstos comenzaron a juntar poco a poco los brazos hacia adelante como si fueran a crear una esfera de energía. Los de Ramunatán se levantaron pero no se pusieron en guardia, pronto se comenzó a sentir como si el aire estuviera acortándose, como si se redujera el oxígeno, todos en el estadio comenzaron a sentir sofocación, pero eso a Lamia no parecía importarle.

Lu: ¿Piensan matar a todos o qué?

Los del equipo siete ninja en sus puestos también podían sentir los efectos de la falta de oxígeno.

Kakashi: resistan chicos, no creo que esto dure mucho.

Naruto: simplemente hasta que muramos, que no falta mucho.