Amor, armadura y espíritu II

«Entrenamiento espiritual»

Al día siguiente, Lu Genkai había amanecido con la convicción de que Shuichi Minamino no había desaparecido, sino que estaba dormido y amarrado en el interior de Yoko.

Seguían pasando los días y ella no había tenido noticias de él, parecía que se hubiese escondido o simplemente se hubiera ido, esto último ponía a la chica nerviosa porque de ser así, ¿Cómo podría ayudarlo? La maestra Genkai le despejó la duda una tarde que fue a visitarla.

Genkai: Kurama ha estado muy extraño estos últimos días, casi no lo he visto, se la pasa en el día encerrado en su habitación y por las noches deambula por toda la casa con paso agitado, como si estuviera inquieto.

Lu: ¿A qué crees que se deba?

Genkai: ni idea mi niña, aunque lo más probable sea que esté así por lo que hablé con él aquella vez, eso sé que lo dejó descontrolado.

Lu, con ojos lleno de ilusión, preguntó.

Lu: ¿Tú crees que Shuichi esté despertando?

Genkai: puede ser. No pierdas la fe.

Le sonrió amablemente y esperanzada, eso cautivó a Lu Genkai.

Lu: me tranquiliza saber que sigue aquí, que no hay intentado irse.

Genkai: ojalá no lo piense hacer.

En ese instante, Koenma interrumpió la tertulia de las dos amigas.

Koenma: no deseaba interrumpir su amena conversación, pero tengo noticias de Tsunade Sama... El torneo comenzará en 15 días. Tuvieron que alargar la fecha por los acontecimientos recientes, es una gran oportunidad que se les ha dado.

Lu: ¡Oh! Sí, entiendo. No hemos entrenado nada en lo absoluto.

Genkai: te propongo algo: déjame ser parte de tu entrenamiento.

A Lu Genkai se le iluminaron los ojos, estaba maravillada por la propuesta de la maestra.

Lu: ¿Estás hablando en serio?

Genkai: jamás te mentiría. Mira lo que haremos: seré tu entrenadora espiritual ya que tu poder radica de la espiritualidad, de la fuerza de tu alma, ésa es tu fuente; manteniendo un espíritu firme, podrás dominar tu cuerpo y mente.

Lu: me parece genial esa idea Genkai. Gracias.

Genkai: comencemos ya.

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En horas de la tarde, Lu y Genkai habían decidido ir a una montaña a empezar su entrenamiento. Necesitaban un lugar tranquilo para mayor concentración y que no hubiera interrupciones.

Antes de marcharse, Yusuke comenzó a reírse de su amiga y bromeaba con ella por su «desgracia» de entrenar con Genkai.

Yusuke: de verdad que no deseo estar en tus zapatos Lu, lo que te espera ¡Jaja! Sabrás lo que es bueno, así como me pasó a mí.

Se seguía riendo.

Genkai: no seas tonto Yusuke, no te compares con ella porque son muy diferentes, Lu es disciplinada y tú, un desastre.

Kuwabara no aguantó la risa por el comentario de Genkai hacia Yusuke.

Kazuma: ¡Mira el aprecio de tu maestra hacia ti! ¡Jaja!

Urameshi se puso serio.

Lu: ¡Adiós Yusuke y Kazu!

Y así, ambas partieron a su destino escogido.

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Maestra y alumnas subieron a una montaña no muy alta, en ese lugar se podía ver gran parte de Konoha. El viento soplaba con ligereza y el ambiente se sentía limpio. Cuando llegaron al punto exacto, Genkai le dijo Lu.