"Un amor que se apaga, una amenaza que se enciende"

6 1 3
                                    

Kakashi PDV

A veces las cosas pasan sin que nos propongamos que pasen, por ejemplo: ¿Quién diría que yo me enamoraría así como lo había hecho, ni mucho menos que llegaría a amarla? Ni siquiera llegué a imaginar las circunstancias en cómo sucedió, aún no lo comprendo.

A pesar de que llevaba las de perder (y lo sabía), fue tan doloroso como profundo, por eso la amaré por mucho, porque ha sido intenso y hermoso. Tampoco pensé decir esa palabra para describir esta relación, ¡Vaya que sí he cambiado!

Después del término de los octavos de final, no quise ni siquiera acercarme a ella, pensé que sería mejor dejarla descansar y reponerse. Recuerdo que una vez pasó así, esa vez al menos la llamé y hablé con ella, en esta ocasión solo me límité a pensar: recordé la primera vez que la vi, cuando le hablé en aquella panadería, la primera oportunidad que tuve de presenciar cuán rota estaba, en nuestro primer beso, en los momentos más importantes, hasta que... hasta que llegué a la parte donde ella me contó sobre él, allí todo se mezcló. Tuve que poner en perspectiva lo que ocurriría cuando él regresara. En algún momento lo vi como un futuro muy lejano, pero en estas circunstancias se acercó más el momento, cuando me vine a dar cuenta ya lo tenía en frente.

Una de las cosas que me llevó abrir de verdad los ojos fue luego de haberle dicho en esa llamada que la amaba, ella solo pudo contestar que me adoraba, eso caló en mis sentimientos. No era la primera vez que pasaba, pero esa noche el vacío en mi corazón se agrandó, reafirmé que ella no me amaba ni podría hacerlo. Sin embargo me contuve, eso me indicaba lo cobarde que era, no deseaba dejarla ir, no todavía, tampoco deseaba ser una carga, ni que lo fuera para nosotros.

Al día siguiente la busqué para ir a desayunar. En esa oportunidad me contó sobre el atentado que había sufrido. Por alguna razón no creí cuando me aseguró que solo ese demonio había dicho tonterías, al verla mirar la mesa evitando mi mirada perdió credibilidad, por eso le mencioné que el final se acercaba, aunque lo que sucedió luego me llevó al cielo cuando al mirarme de nuevo a la cara me dijo casi a punto de llorar que sí se había enamorado de mí, eso bastó para tomarla de las manos y llevármela a casa teniendo aún en mi cabeza que ella no era para mí, la hice mía así fuese por esos momentos. Ese día llevamos nuestros cuerpos al límite y, a pesar del cansacio, nos dimos todo el placer que deseábamos.

Estar dentro de ella es una sensación fuera de este mundo, cada orgasmo era duradero y conectaba nuestras almas, eso lo lograba ella con su esencia. Esa vez lo hicimos como si fuese la última sin saber que sí lo era, ambos lo sabíamos aunque ninguno dijo nada. Después de eso, los días pasaron y esa sensación de inconformidad seguía en mí, el saber que solo tenía su cuerpo mas no su alma, esa que pertenecía a alguien más.

El dolor aumentó en mí cuando sostuve aquella conversación franca con su amigo y ex novio cuando me contó en parte sobre su experiencia. Lo que él me dijo no fue para hacerme mal, sino para que conociera mi realidad. Sé que sí me tocó la peor parte en todo esto, su estado crítico mental y emocional era severo, sé cuánto le costaba estar sobria sin llanto y lo que le costaba respirar debido a esa ausencia, solo lo pudo haber causado un amor tan grande y sólido, su sentido de pérdida era peor que la misma muerte.

No pude evitar pensar en voz alta la frase de "cuánto lo amaba", aunque Aioria hizo énfasis de que hablara en presente, tendría que decir entonces cuánto lo sigue amando. Sin embargo, más me dolió su respuesta al preguntarle si fue fácil para él dejarla ir: "no se te puede escapar algo que nunca te ha pertenecido", ella nunca fue para mí, solo fui una medicina para calmar su dolor, y no lo digo para reprocharle, yo decidí continuar y no me arrepiento, en mí no hay deseos de regresar en el tiempo, al fin y al cabo ella me hizo conocer el amor.

Amor, armadura y espíritu IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora